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Miércoles, 2 de junio de 2010
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El sábado se presentará el libro El management envilece al mundo

Tres poetas sumamente contemporáneas

El título de Editorial Clase Turista reúne a Irina Garbatzky, Leonor Silvestri y Laura Lobov, a quienes definen como "tres escritoras con un tornado en el lugar del corazón". La presentación será en el espacio de arte Ivan Rosado.

Por Beatriz Vignoli
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Irina Garbatzky es la rosarina del trío de autoras de El management envilece al mundo.

Este sábado 5, a las a las 20 horas, en el espacio de arte Iván Rosado (Salta 1859, planta alta, Rosario), Editorial Clase Turista presentará El management envilece al mundo, un libro que reúne poemas de Irina Garbatzky, Leonor Silvestri y Laura Lobov. Pertenece a una serie de antologías de poetas argentinos contemporáneos que se inició con uno de título en inglés: Horny Housewife Kidnapped. Sería algo así como "Ama de casa calentona raptada" y es una antología de los poetas Lorena Iglesias, Iván Moiseef y Esteban Castromán, quienes dirigen el sello, con sede en Buenos Aires. Sí, esos raros libros nuevos que pueden verse y conseguirse en Iván Rosado, forrados en repasadores, y que tientan al tacto.

Clase Turista desembarcó en Rosario con el Festival Buendía en 2006, donde causó sensación con una antología de poetas iraquíes cuya tapa simulaba un sobre bomba. Cultores de una estética retro kitsch chic de cine catástrofe, los editores definen a su sello como "Los libros más extraordinarios del planeta Tierra" en titulares que imitan los de La guerra de las galaxias sobre fondo de escenas violentísimas tomadas de documentales argentinos en un clip, dirigido por Juan Manuel Díaz, que prepararon especialmente para presentar la editorial en Madrid, Barcelona y Amberes a fines del año pasado (http://www.youtube.com/watch?v=fBfQkEgXo3Y).

"La idea era mostrar qué significa para nosotros trabajar desde la crisis y presentar cuáles son nuestras influencias a la hora de hacer libros; cositas que van desde el punk al terrorismo, pasando por Britney". Ejemplo: sobre una Plaza de Mayo en llamas de 2001, se ve a un Killer Cat animado que lanza rayos mortíferos desde sus ojitos. "Estamos inmersos en un mundo diseñado por las técnicas de mercadeo y encandilados por los paraísos artificiales montados por las publicidades. La poesía tiene la capacidad para desactivar los automatismos sobre los cuales se construye esa alienación cotidiana", explican los editores. El libro objeto y la lectura como teletransportación son reivindicados por los editores en su sitio web (www.edclaseturista.com.ar). Los libros son de "poesía narrativa" y están dirigidos a un lector cuya cosmovisión esté regida por la noción de "flash", o por "una manera contemporánea de relacionarse con el mundo".

Fieles a su estilo desquiciado cool, los editores presentan a Irina Garbatzky, Leonor Silvestri y Laura Lobov como "tres escritoras con un tornado en el lugar del corazón". La rosarina del trío, Irina Garbatzky, nació en 1980 y es egresada de la Escuela de Letras por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Excelente poeta y lúcida crítica literaria, ex blogger de lachicaironica.blogspot.com (ahora publica su poesía en www.unaseca.wordpress.com) tiene en carpeta, por la colección "La vigilia y el viaje" de la Editorial Fundación Ross, una crónica de viaje titulada Medio metro cuadrado de coexistencia. Y, sí, tanto la prosa como la poesía de Irina son "flasheras" por cuanto dibujan el mundo con pinceladas de ingenio y seco lirismo que transmiten una sensación de inmediatez. Ésta no es tal, sino su capacidad de asir la realidad como con un finísimo guante: hay menos de un milímetro entre el mundo y la palabra porque ese mundo llega enrarecido por la palabra. Como estos "Cangrejos: Ahora en lugar de capas rojas sólo hay aves. Apéndices de aves./ Es una playa que se adentra en el mar varios metros./ Allí me indispuse, me contaminó el mar con su espíritu blanco./ Y era blanco porque el pueblo era blanco como las aves. El mar en el desierto, todo mezclado, era tan blanco como las aves, a lo mejor gris. Cremita./ ¡Un cangrejo! Grité alzando las manos. ¡Miren!/ El se tornó azul./ Nunca vi uno igual. Nunca vi uno./ Está muerto./ El cementerio no era un cementerio de aves./ Sus miembritos rosados estaban dispersos por la playa./ Los traía el mar y los dejaba al costado como huesitos de pollo./ Yo no me quería meter en ese mar lleno de cangrejos y llegamos a otra playa en donde los nenes jugaban con tablas de surf. El sol seguía sin verse, entonces entré./ Dicen que la diosa de los mares es una madraza./ Dicen que su panza todo lo mueve, todo lo arrastra, todo lo oculta./ Soy como esa madre marina esta tarde de nieve,/ esta tarde de nieve, abro los brazos y salto con las olas./ Abro las piernas al mar y no abro los ojos./ Abro mi panza, me acomodo la arena/ me tiro de cabeza y me quedo así, saltando./ Lejos papá y mamá transformados en amigos se abrazan, se dicen cosas eróticas./ No hay nada erótico en el mar".

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