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Martes, 28 de febrero de 2006
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RIO REP, UNA MUESTRA COMO UN TORRENTE IMPARABLE

Parodia, tradición y aventura

La selección de la obra de Miguel Repiso que se expone en el Parque España despliega una paleta de tonos afectivos con una gama que va del humor negrísimo a la ternura entrañable.

Por Por Beatriz Vignoli
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Las ilustraciones para el Quijote muestran la aventura de una obra basada en la línea.

Hasta el 2 de abril inunda las galerías del Centro Cultural Parque de España Río Rep (El dibujante sin orillas), la generosa muestra de Miguel Repiso (Buenos Aires, 1961) que permite echar un vistazo a una cocina (ese pegote algo desprolijo que se denomina "los originales" en la jerga de la gráfica periodística) de especial riqueza creativa: la del dibujante conocido como Rep, y a su historia pictórica y gráfica.

Exacerbando una tradición ya seguida por otros artistas del lápiz, Rep dispone de un repertorio de recursos y de estrategias para saltar de la tira cómica a los ámbitos de la pintura consagrada. Fiel a su estilo, se trenza con los maestros del pincel en un duelo signado por la parodia. Sus mecanismos de humor le permiten imaginar un espectador "contagiado" de los lunares a que el pintor pop Roy Lichtenstein redujo el modernismo de Picasso; en una vertiente más descarnada, las enanas del cuadro "Las meninas" de Velázquez se convierten en miembros de la tribu de "mutiladitos suplicantes" con que había representado la crisis argentina de comienzos de este siglo.

En esta selección, la paleta de tonos afectivos de Rep recorre toda una gama que va del humor negrísimo a la ternura más entrañable, en ocasiones revolviendo uno y otra en un solo cuadrito: "Tres deseos no; con uno me basta" le dice una madre de Plaza de Mayo al genio de la lámpara de Aladino. "¿Justo a mí me tocó cumplir años un 24 de marzo-" exclama Gaspar el Revolú en un flashback de sí mismo 30 años atrás, al mejor estilo Homer Simpson. Esa misma mezcla de sentimientos acomete a los lectores ante Auxilio, sola en la playa hasta que sus juguetes de la infancia van a hacerle compañía, o ante Lukas que reconoce un libro de autoayuda entre los muchos de una biblioteca porque el libro pide, justamente, auxilio a voces. La capacidad de reencantamiento del mundo, base del arte poética de Miguel Rep, radica precisamente en esta capacidad de dotar de alma a las cosas. Es difícil, dada la cantidad y variedad de obra incluida, determinar cuál es el protagonista de este recorrido: si los personajes de sus tiras, Auxilio, Lukas, Gaspar el Revolú y el Niño azul, cada cual con su propia historia de vida, tramada en la Historia con mayúscula; o el mural que le dedica a esta última. Inconcluso, verdadera obra en curso, el mural abarca toda una sala de papel cubierto con amplios trazos dejando vastos espacios, y va todavía un paso más allá del imaginario que crea y alimenta día a día.

Rep viene haciendo gala desde hace varias muestras de esta tendencia suya a llenar paredes con dibujos detallistas que van tejiendo ciudades o algún otro tipo de cosmos, como un niño grande que no pudiera entender la mediación precaria y frágil del papel y conservara atávicamente sus hábitos rupestres. Pero si Rep Landia, su muestra del año pasado en la Agencia Española de Cooperación, marcaba el muro con una fina filigrana, su Río Rep se impone sobre el espacio como un torrente imparable.

Otro rasgo recurrente del autor que se pone de manifiesto en esta muestra es su capacidad de admirar y homenajear a los artistas que formaron su tradición. La Historia grande y la historia chica, el homenaje y la parodia se funden así en un mismo gesto memorioso, donde la poesía es un escalpelo para la segunda autopsia de la realidad: "¡Se llevan a Oesterheld!" exclama una voz de globito de historieta junto a un rostro boquiabierto en una mueca de horror que evoca a los personajes de El Eternauta, cerrando el círculo, abriendo preguntas desde la inocencia: ¿quiénes eran, entonces, los invasores foráneos? ¿No nos habrán contado la Historia al revés?

Por todo lo dicho, y por el valor que le otorga a la palabra, el arte gráfica de Rep está a la altura de ciertos valerosos emprendimientos literarios. Y si dibujar, como quería Klee, es llevar el lápiz a dar un paseo, hay también algo de aventura en una obra que esté basada tan sólidamente en la línea. Sus ilustraciones para el Quijote de la Mancha demuestran las posibilidades de este cruce entre parodia, tradición y aventura.

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