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Viernes, 24 de septiembre de 2010
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MUSICA. Ciro Fogliatta presenta su nuevo disco en el Club Imperial

De regreso al rock nacional

Acordate de olvidarme tiene 12 canciones en castellano. El fundador de Los Gatos Salvajes subrayó su carácter ecléctico.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Ciro Fogliatta afirma que es muy difícil obtener difusión.

Pilar de lo que terminaría denominándose como rock nacional, el tecladista y compositor Ciro Fogliatta no duda en considerar a su nuevo disco, Acordate de olvidarme, como su regreso, justamente, al rock nacional. En una docena de canciones, el fundador de Los Gatos Salvajes combina temas propios con algunas obras ajenas, dándole forma a un disco diverso en estilos, y que esta noche a las 21.30 presentará en el Club Imperial de San Martín y el río.

En diálogo con este medio, Fogliatta se explayó en torno a las cualidades de una placa que contó con la producción de Alfredo Toth, y que marca su regreso a las bateas luego de la edición de Mis parrot, hace ya siete años. "En el disco, además de mis temas, hay un tema de Dicky Campilongo, un amigo mío que me pasó un blues que convertí en canción, además de un tema de Nito Mestre que le gustaba a Alfredo Toth --apuntó Fogliatta--. Después el tema que abre el disco, `Balada para una bala`, es una poesía que Dalmiro Saenz me dio para que yo musicalizara alguna vez. Es un grupo nuevo y esta es mi vuelta a lo que ahora se llama rock nacional. Son doce canciones en castellano y el estilo, sí, es muy ecléctico. Dentro de la temática hay diferentes ritmos, estilos de sonido. Pero no es algo que haya estado planeado, sino que me salió así".

-En relación a esa vuelta que menciona, ¿cómo ve hoy a eso tan amplio que es el rock nacional?

-No sé, creo que hay una especie de impass, de ver qué pasa. Hay grupos nuevos que están saliendo, se está escuchando otra vez música de los 60, de los 70, y se están revalorizando algunas cosas. Eso siempre pasa en la música. Hay cosas que a veces quedan olvidadas, después vuelven a ser consideradas. Eso pasa desde la época de la música clásica: los románticos alemanes en el mil ochocientos y pico recuperaron a Bach, que hacía cien años que no se escuchaba. Es así. Creo que lo que tiene de bueno el rock argentino es la base, hay una continuidad que lo hace sólido, que hace que ya pueda ser considerado como un subgénero dentro del rock internacional. Ahora, hablando más particularmente, hay grupos nuevos, otros que siguen, otros que son referentes. Por ejemplo, ahora voy a tocar como invitado de Divididos, un grupo muy sólido, que tiene una carrera muy larga, hace muy bien las cosas, tiene temas que te atrapan. Vamos siempre por el lado de éso, porque las canciones son las que mandan y hacen que le puedas gustar o no al público. Desgraciadamente, ahora es muy difícil difundirlo, a mí me cuesta muchísimo. Es imposible pasarlo en las radios. Ni siquiera si tuviera dinero. Después hay muchas FM chiquitas que me ayudan.

-En un marco donde los grandes medios ponen la mirada en otra cosa, ¿que usted haya vuelto al rock nacional es su manera de plantar cierta resistencia a lo que se impone?

- Bueno, desde que empecé estuve resistiendo. Ahora ya no me dejo el pelo largo porque no significa nada, pero siempre fui un poco así. La filosofía actual, sobre todo la de Buenos Aires, no me interesa mucho. Es una ciudad muy interesante para hacer cosas pero lo que subyace no es nada interesante, es el touch and go famoso de estas épocas. Eso no me interesa. De cualquier manera me reciclo y me adapto a lo que es.

-¿Piensa en moverse hacia otro lugar? Sobre todo considerando que hoy no es indispensable estar en Buenos Aires...

-Mirá, no sé. Porque creo que en Argentina sigue siendo igual que siempre: si no estás en Buenos Aires es complicado. Hay algunos casos, sí. Rosario tiene algunos cantautores muy importantes que viven ahí. Y si te va muy bien, como una megaestrella, podés vivir hasta en la China. Cuando yo tocaba en la banda de Calamaro podría haber vivido en cualquier sitio, porque era un trabajo muy importante que me permitía vivir en cualquier lugar y, cuando había trabajo, viajaba. Pero creo que si querés algo, si querés trascender o, por lo menos, mantener una carrera, sigue siendo importante estar en Buenos Aires.

-¿Se imagina tocando Acordate de olvidarme en alguno de los festivales de rock que se hacen en el país?

- Sí. Me imagino tocándolo, pero quizás los festivales son muy rockeros. Tampoco es factible, en Argentina, salir a tocar antes de un grupo cuando sus fans están esperándolo, porque te matan. En ese sentido no hay respeto, es una lástima. Con los movimientos de los 90, con el rock barrial y todo éso, se crearon tribus muy importantes, de miles de personas. Y esa gente lo único que quiere es ver a sus grupos. En Rosario toqué antes de La Mancha de Rolando. Como era un festival yo toqué a las cinco de la tarde y ellos tocaban a las diez de la noche, pero ya había algunos de sus seguidores que me hacían señas para que me fuera (risas).

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