Ibsen según Daniel Veronese

Establecido como uno de los directores más creativos, inquietos y talentosos del teatro argentino, Daniel Veronese es además prolífico. Fundador de El Periférico de Objetos, capaz de adaptar a nuevos autores junto a clásicos de todos los tiempos, de moverse con buenos resultados en el circuito comercial o en la escena off, Veronese se lanzó a la adaptación de dos piezas del noruego Henrik Ibsen. Lejos de amedrentarse por la extensión de esas propuestas, Veronese las amoldó a un tiempo apropiado para el espectador argentino, y en menos de dos horas pudo generar dos elogiadas versiones de Casa de muñecas y Hedda Gabler, trabajos que este fin de semana llegarán al Teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).

Rebautizada como "El desarrollo de la civilización venidera", la primera subirá a escena hoy a las 21 y mañana a las 18, con las actuaciones de Carlos Portaluppi (Helmer), María Figueras (Nora), Ana Garibaldi (doctor Rank), Mara Bestelli (Cristina) y Luciano Suardi (Krogstad). Hedda Gabler, en tanto, se presentará esta noche a las 23 y mañana, a las 20. Bajo el título de "Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo", es protagonizada por Claudio Da Passano (Jorge Tesman), Silvina Sabater (Hedda Gabler), Elvira Onetto (Señora Elvsted), Aldo Barbero (asesor Brack) y Marcelo Subioto (Ejlert Lovborg).

Escrita en 1879, Casa de muñecas fue el primer gran éxito de Ibsen, quien sin embargo recibió importantes críticas como consecuencia de su visión sobre la vida en matrimonio. La obra tuvo distintas adaptaciones cinematográficas, entre ellas la realizada a principios de los 70 por Rainer Fassbinder. Estrenada doce años más tarde, Hedda Gabbler vuelve a poner a la mujer en un lugar central.

Con sus adaptaciones, Veronese recogió críticas favorables en Buenos Aires, Madrid y Oslo. Y fue el propio director quien, por abril de 2009, escribía: "La pregunta `¿volverá Nora?` que a finales del 1800 eclipsó las mentes excitando burgueses palcos de plateas, pesamos todos, y creo que nadie va a estar en desacuerdo, debería ser reemplazada hoy por otra porque seguramente en algo debe haber servido todo este teatro, toda esta cultura y sabiduría bienpensante para reconocer la dignidad de las mujeres. Así es que varios años después se escucha en resonancia a una sociedad de algunos hombres que deliberan ante la desgracia ajena. Pero la materia inconclusa sobre la profunda dignidad de los derechos humanos es la que nos sigue haciendo revolcar en la butaca".

En esa misma línea, Veronese destacó: "Es maravilloso leer Casa de Muñecas y todavía pensar, `pero aquí una madre -una mujer está abandonando a sus hijos`. En nuestras cabezas sigue obviamente refrito un pensamiento diferenciado sobre posibilidades, riegos y suertes fatales a padecer según el sexo que portemos".

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