Que la Temple de acero original (1969, Henry Hathaway) sea un "clásico" o gran film es, por lo menos, discutible. Se trata, en todo caso, de una pelÃcula dedicada a John Wayne; su "Rooster" Cogburn es sÃntesis de la trayectoria del actor y de su estereotipo machista, delineado en este film -que no casualmente le valiera el Oscar de manera festiva y graciosa, aún allà donde el "Marshall" se descubrÃa desde sus costados más indigestos: el alcohol, el gatillo fácil, el desprecio por la ley. (Lejos de lo propuesto por Don Siegel en El tirador, de 1976, el último y, aquà sÃ, muy melancólico film del actor).
Y si esto se apunta es porque la construcción que del personaje lleva adelante Jeff Bridges es completamente otra. Aquà sà se subrayará lo poco digerible de su persona, de su accionar mercenario, de su habla aguardentosa asà como del desprecio hacia los indios. La True Grit de los hermanos Coen -aún cuando la fuente primera sea la novela de Charles Portis es reverso del film original, con un Rooster/Bridges cuyo parche está situado en el ojo opuesto al de Wayne. Marca literal asà como simbólica.
Desde su inicio, el film de los Coen propone un prólogo admirable, con la nieve blanca y negra como contraste semántico, como sÃntesis de la imagen clásica del duelo desde el que se propone y cierra todo western, cuyo rango mÃtico aparece desde la voz en off que narra, que da cuenta de lo sucedido allá y hace tiempo, entre el manto nÃveo del cuento de hadas.
Acuciado por la pequeña Mattie (Hailee Steinfeld) para dar con el paradero del asesino de su padre, será que Cogburn deba internarse en tierra india. Más la compañÃa del Texas Ranger LaBoeuf (Matt Damon), una suerte de imbécil que dice ser protagonista de tantas o más epopeyas que las vividas por el propio Rooster, y que también persigue al mismo individuo (Josh Brolin). Entre ambos, a través de diálogos imperdibles, se desoculta ese "otro Far West", el de la codicia y las matanzas. El desdén de Rooster por los indÃgenas se patentará en una escena clave, asà como también será de interés para el espectador situar los momentos contados donde el film permite cabida al indio, para dar cuenta de que, aún cuando se trate de ingresar en territorio "no civilizado", la presencia indÃgena en Temple de acero será la de la ausencia, la de la voz silenciada.
Rooster se verá obligado a saldar cuentas consigo mismo, con sus habladurÃas, con su decir justiciero. Situación que viste al film de los Coen de rasgos trágicos, con personajes vÃctimas de sà mismos, en un entorno que conoce su ocaso mientras amanece la gran ciudad. En este sentido, el epÃlogo del film pareciera citar Un disparo en la noche (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962), de John Ford: el cuento llega a su fin para adquirir status mitológico, con una tumba cierta y un espectáculo de circo donde devolver vida a los indios y anestesiar la verdad histórica.
Rooster, Tom Doniphon (Wayne, en el film de Ford) o Shane (Alan Ladd): bisagras de un mundo que muere y otro que nace. SÃntesis necesaria para la resolución a la que el juego entre leyenda y verdad obliga.
Temple de acero. 9 (nueve) puntos.
(True Grit)
EE.UU., 2010
Dirección: Joel y Ethan Coen.
Guión: Joel y Ethan Coen, a partir de la novela de Charles Portis.
FotografÃa: Roger Deakins.
Música: Carter Burwell.
Montaje: Joel y Ethan Coen.
Intépretes: Jeff Bridges, Hailee Steinfeld, Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper, Dakin Matthews, Jarlath Conroy.
Duración: 110 minutos.
Salas: Monumental, Sunstar, Showcase, Village.
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