
Durante algunos años, Hassan Dyck cursó los estudios de cello en una de las instituciones más prestigiosas de BerlÃn. Y si bien algo de ese perfil clásico sobrevive en su música, el compositor alemán comenzó a transitar un camino mucho más amplio desde que, siendo joven, emprendió un viaje a la India que se extendió por seis meses. AllÃ, no sólo se encontró con el milenario universo musical de oriente, sino que además despertó una búsqueda espiritual que canalizó en el sufismo. Hoy, Sheikh Hassan Dyck recorre el mundo con sus relatos sufÃes, y con una música en la que la tradición musical de oriente se mixtura con géneros nacidos en occidente en el último siglo. Esta noche, a las 21, el cellista alemán llegará junto a su grupo a la sala del cine teatro Arteón (Sarmiento 778), en la que será su primer actuación en Rosario.
Calificado en Europa como "el mago de la música", Dyck descubrió un nuevo rumbo para su arte en el citado viaje a India, sobre el que recuerda: "Fue un acercamiento completamente diferente a la música, fue un acercamiento a una forma muy espiritual de la música. Y entender a la música como un medio para el desarrollo espiritual. Cuando volvà a BerlÃn suspendà mis estudios de música clásica, empecé a trabajar en un teatro como compositor, y después me encontré con un amigo que tenÃa un maestro sufi. A través de él, me aproximé a ese maestro y me inicié en el orden sufi, allá por el año 75. Porque después de mi viaje a India siempre estuve buscando una satisfacción espiritual. Pensé que a través de la música podÃa alcanzarla, y cuando llegué a este maestro và que la música era un medio, pero no el final de la búsqueda. El sufismo es un modo de purificación del ego, liberarse de esas caracterÃsticas y lograr un carácter refinado. Sienta las bases para alcanzar la espiritualidad, y la música era un apoyo para éso".
A partir de su vÃnculo con India, Sheikh Hassan Dyck se convirtió en discÃpulo de Ustad Vilayat Khan, uno de los creadores más influyentes de la música hindú del Siglo XX. Además, formó parte de la Orquesta Sinfónica de Delhi, y recorrió distintos paÃses de oriente en los que cultivó su labor como compositor y cellista. Radicado actualmente en Colonia, dirige el Osmanische Herberge Das Sufi Zentrum, donde desarrolla seminarios, cursos y talleres de difusión de la música y la expresión artÃstica sufi. Desde 2000, además, lleva adelante el Sufi Soul Festival, encuentro de carácter anual que cada mes de agosto recibe a artistas de todo el mundo. En relación a sus presentaciones, la música es parte sustancial pero no exclusiva: Dyck suele recitar poesÃa oriental, mezclando sus piezas musicales con recitaciones de poemas de Rumi, entre otros conocidos poetas de oriente, y cuentos sufÃes.
- Mencionaba al ego y, en la música, son muchos los que ponen al ego por sobre el arte.
- SÃ, es cierto. El ego puede ser muy engañoso, y le gusta tomar control. Es muy difÃcil estar en la música, o en otras artes, y no dejar que el ego tome el control. Incluso en lo espiritual, el ego siempre está presente. Esa es la razón por la cual es muy importante contar con un maestro para el camino, para darse cuenta que no te estás engañando a vos mismo. Tiene que ver con saber en qué situación estás, en qué estado estás realmente, más allá de las ilusiones que uno mismo se crea.
- En su música hay una combinación de música hindú con géneros occidentales.
- SÃ, hay una mixtura. Un periodista suizo escribió algo correcto: es una mezcla entre jazz minimal, blues y elementos orientales. Es una mixtura en la que hay canciones, improvisaciones. No hacemos música sufi tradicional, sino que usamos algunos elementos. El aspecto sufi de nuestra música tiene que ver con que en nuestras actuaciones tenemos conexión con nuestro maestro sufi. Y sobre el final del concierto hacemos un canto mantra, explicamos de qué se trata, y la gente lo recibe de muy buena manera.
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