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Miércoles, 27 de abril de 2011
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MUSICA. El saxofonista Emilio Maciel vuelve a tocar en Rosario

El lenguaje de un viejo conocido

Instalado en Europa, el músico rosarino volverá a presentarse junto al Rosario Jazz Cuarteto, una de las propuestas más interesantes del género durante los
90. El show, gratuito, sumará además a algunos invitados especiales.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Emilio Maciel se radicó en Europa en el año 2001

Durante ocho años, Emilio Maciel fue uno de los miembros estables del Rosario Jazz Cuarteto, una de las propuestas más sólidas de la escena local, que se disolvió tras la partida del saxofonista a Italia. Radicado en ese país desde 2001, Maciel formó parte de diversos proyectos, incluso por fuera del jazz. Esta noche, y a una década de la última aparición del cuarteto, Eulogia (Jujuy 2868) recibirá a Maciel, Julio Fioretti (contrabajo), Javier Allende (batería) y Leonel Lúquez (piano), en un show gratuito que dará comienzo a las 21 y sumará algunos invitados especiales.

"Viene de nostalgia endovenosa la cosa", ríe Maciel al recibir el llamado que interrumpe la recorrida por su escuela primaria, en tour compartido junto a sus hijos. Es que, en los últimos diez años, las visitas del saxofonista fueron escasas, y el regreso a los escenarios del Rosario Jazz Cuarteto encaja también en ese tren nostálgico. "Pero es como comerse un asadito, porque más que nada son amigos. Con Javier toco desde que tenía 13 años, y ahora tengo 41", sintetiza el saxofonista.

Aunque difícilmente el clima en escena esté vinculado a esa sensación de nostalgia. De hecho, una de las características del proyecto fundado en 1993 tenía que ver con su acercamiento al jazz moderno desde una concepción potente y personal. "Cuando arrancamos, el Rosario Jazz Cuarteto fue uno de los pocos grupos que quiso hacer cosas más difíciles --recuerda--. No desde la cuestión técnica, sino comprometiéndose más, explorando en el estilo y tratando de hacer las cosas seriamente. Nosotros ensayábamos seis horas semanales, nos conocíamos de memoria. Individualmente cada uno aportaba lo suyo, pero como grupo fue importante. Algo que en Europa no pasa: allá no hay grupos, son todas personas singulares. Acá ninguno es la estrella, es un grupo".

Para esta única función, el cuarteto ha convocado además a invitados como el saxofonista Rubén "Chivo" González, Sandra Corizzo y el guitarrista Cuqui Polichiso, lista que entusiasma al saxofonista, que asegura: "En Italia he tocado con muchísima gente, pero jamás he disfrutado como tocando con mis amigos. Podés jugar a la pelota con el mejor equipo del mundo, pero cuando volvés al equipo de siempre disfrutás".

Al llegar a Europa, Maciel se encontró con un gran nivel musical que, exagera, estuvo a punto de desalentarlo. Sin embargo, y ya inserto en el circuito, terminó descubriendo algunos valores propios que aquí pasaban desapercibidos: "Allá empezaron a decirme que en mi toque había algo latino. Yo nunca lo busqué, nunca hice nada latino, pero reconocían algo en mi toque que tenía que ver con este lugar, algo propio en mi manera de tocar y expresarme".

Si de descubrimientos se trata, la distancia le permitió aproximarse a géneros que no solían cautivarlo: "Estando a 12 mil kilómetros de casa he descubierto el tango y el folclore. Acá no sabía absolutamente. Me tuve que juntar con cordobeses y mendocinos para descubrir al folclore. Allá toco folclore, y también tengo un trío de tango tradicional. Ahora toco saxo, bombo y bandoneón, que heredé de mi suegro. Esto quiere decir que la música son lenguajes, no importan los instrumentos, no importa dónde y con quién tocás. Lo importante es hablar y decir lo que uno tiene adentro. Lo importante es que con los músicos nos juntemos y dialoguemos en ese momento".

La filosofía de Maciel se hace extensiva también al público, ése que esta noche le pondrá marco a su regreso a los escenarios jazzeros: "Una cosa que aprendí con los años es que no importa un carajo si tocaste bien o mal. Lo importante es dialogar con los músicos. Y el público es importantísimo, pero no tiene que estar para aplaudirte. Para mí tiene que observar cómo vos te divertís. Cuando el público está, das todo para que se divierta, mientras te divertís tocando".

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