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Viernes, 29 de abril de 2011
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MUSICA. La notable murga Agarrate Catalina y su nuevo espectáculo

También hay magia en la gente común

Ganadora de los principales premios en los últimos carnavales, la agrupación dirigida por Yamandú y Tabaré Cardozo presentará en Rosario un trabajo donde
poesía y humor también se ponen al servicio de la crítica política y social.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Con Gente común Agarrate Catalina terminó de firmar su nombre entre los más grandes.

Menos de una década le bastó a la murga Agarrate Catalina para transformarse en uno de los proyectos artísticos más importantes de Uruguay. Sin desconocer las raíces y esencia del género, el proyecto fundado por Yamandú Cardozo apostó a la renovación y conquistó públicos más allá de sus fronteras. Esta noche, a las 21, el grupo estrenará en Sportivo América (Tucumán 2159) el notable Gente común, gran ganador de la última edición de los carnavales montevideanos, donde humor y poesía brillan en paralelo, poniéndose además al servicio de la crítica social y política.

En su nuevo trabajo, La Catalina focalizó en la gente común, y acertó allí en una de las cualidades del presidente Pepe Mujica. El mismo que, fiel a su perfil de tipo común y junto a su inseparable Lucía, se mezcló entre los asistentes al tablado barrial de Defensor Sporting y asimiló las críticas de una murga que (aunque amiga) no se amilanó para pintar su panorama. Una situación algo inusual, según describe Yamandú Cardozo: "Pepe nos vio en el Sporting, sin nadie que lo molestara. El es un tipo común y, quizás, eso lo hace el presidente menos común que hemos tenido. Obviamente es un presidente que apoyamos y sostenemos, más allá de alguna discrepancia. Filosóficamente estoy muy de acuerdo con él en una cantidad de cosas y decisiones que ha tomado. Sigo sintiendo que es el indicado para el momento que está viviendo Uruguay hoy. Igualmente lo mejor de todo esto es la innegociable honestidad artística que tiene la murga"

Y, en ese sentido, remarca: "Hay independencia, autonomía, tanto en el género como en La Catalina, que no es el brazo artístico de ningún movimiento político. Es una murga que canta, hace humor y su caricatura sobre una cantidad de cosas. En este caso, en algunos momentos nos posamos sobre la figura de Pepe, con la lupa corrosiva del humor murguero, entonces se las liga el Viejo. Pero así como las liga se las aguanta, y legitima con su presencia este ejercicio colectivo popular tan interesante, que es la caricatura hecha por gente común, que no tiene voz todo el año. Que el tipo la soporte, disfrute, aplauda y respalde, valida ese ejercicio tan sano de analizar mediante el humor el cachito de realidad que nos toca".

En el libro que escribió junto a Valeria Tanco, y donde repasa la rica historia de La Catalina, Cardozo asegura que "el humor, a diferencia de la poesía, tiene una misión a cumplir que está presente mientras se crea y es verificable cuando se ejecuta; puede consistir, entre otras, en generar risas, malestar, sonrisas, incomodidad". Sin embargo, no sólo de humor se construyen las propuestas de esta murga, donde la poesía se hace presente aún en lugares inesperados. Por caso, en el demoledor cuplé la violencia, donde disparan: "Cargo con un linaje acumulativo de mishiadura, y un alma que supura veneno de otra generación". La poética, en ocasiones, puede estar teñida de crudeza.

En esa línea, Cardozo analiza: "Me parece que una de las bondades del género, que me termina de enamorar, es la posibilidad de sacudirte, pasearte despiadadamente de la carcajada a una cachetada o a un puñal en el alma. La murga, muchas veces y sin avisar, en cuarenta minutos te hace transitar por una cantidad de estados. Defendemos mucho a la parte poética de la murga, con nuestras posibilidades de poetas de barra de bar. A ese nivel lo hacemos con una honestidad absoluta, que nos atraviesa a todos. En el cuplé de la violencia hay un estilo también. Tenía muchas ganas de hablar sobre éso, y una vez que lo decidimos hubo que tomar decisiones de cómo hacerlo. Decidimos hablar desde la violencia, y rodearlo de todos los anzuelos que tiene una murga, desde lo visual, lo coral auditivo, lo lumínico. Entonces la poesía que utilizáramos tenía que ser cruda y violenta. Eso, a mi entender, no le quita belleza, por lo menos en la elección de poder construir. Cómo, desde lo violento, poder construir algo interesante. Aun siendo una poesía despojada, que no está muy ornamentada por figuras, comparaciones y metáforas, que sí son violentas, extremadamente mundanas, terrenales. Fue un lindo desafío".

Letrista histórico, en este espectáculo Yamandú Cardozo volvió a trabajar palmo a palmo con su hermano Tabaré, quien además de la co-escritura compuso la totalidad de las músicas y asume también la dirección escénica. Autor de canciones de una belleza que se conecta con la mejor tradición compositiva del Uruguay, Tabaré deja su marca en cada trabajo junto a La Catalina, según concluye Yamandú: "Tiene una cosa que me gusta mucho, que es la parte más tanguera de la historia de la murga, una cierta búsqueda de un sonido más arrabalero. Está la ventaja de que es letrista y es una de las patas de la murga. Además del inmenso denominador común que tenemos con Tabaré, crecimos con los mismos estímulos. Tabaré está en un momento musical muy importante y en este caso llevó la murga hacia otro lugar, compuso específicamente para el cuadro que tenemos, para incluir las voces de las chiquilinas, que lucen mucho más y no están integradas en el papel de hombrecitos, sino aprovechando su dulzura y sensibilidad para cantar. Además, claro, del plus maravilloso de trabajar con tu hermano, y en este caso también con Martín. Estamos los tres haciendo una cosa que, como murguistas, nos hace vivir y no morir de tristeza. Estamos construyendo un sueño juntos".

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