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Sábado, 14 de mayo de 2011
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MUSICA.Navío Noche presenta su reciente primer disco Ni dios ni distancia

Atracciones de un circo desgarrado

La segunda velada de Noches de Cabaret, en The Wall (Buenos Aires 712) promete tanto música como un espacio alternativo. Despechos amorosos y aires etílicos son las propuestas del grupo de Gustavo Galuppo, Gabriel Cejas y Pablo Scotti.

Por Leandro Arteaga
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Galuppo, Cejas y Scotti proponen doce canciones grabadas con una sola toma por instrumento.

"Cuando arrancamos, hace unos meses, no había una idea exacta de la dirección a tomar. Sí, claro, estaban los referentes de siempre, desde Nick Cave y todo el dark de los ochenta, hasta la línea post Tom Waits que incorpora, en un rock algo deforme, sonoridades ajenas, músicas e instrumentos tradicionales (polkas, valses, rancheras); también bandas como The Tiger Lillies, Slim Cessna, Black Heart Procession, y los argentinos Pequeña Orquesta Reincidentes y Angela Tullida. Con esa base partimos, y nos fuimos acercando a un sonido más cercano a ese género que se suele llamar Dark Cabaret, género cultivado por bandas como The Dressden Dolls; pero realmente no fue tan buscado, se dio un poco naturalmente", comenta Gustavo Galuppo a Rosario/12 respecto de los orígenes y rastros que desprenden los sonidos de Navío Noche en su reciente primer disco: Ni dios ni distancia.

Allí Galuppo se encarga de las voces y del bajo, mientras que Gabriel Cejas hace lo propio en acordeón y piano, junto con Pablo Scotti en batería electrónica. A la manera de un circo desgarrado, donde los instrumentos dialogan como gargantas ásperas, casi reñidos, pero reunidos desde una melancolía tan noir como encantadora. Un primer y gran aspecto es que el disco puede descargarse gratuitamente (en http://malditasuertediscos.blogspot.com), y el otro y todavía mejor es que Navío Noche se presenta esta noche en el ciclo Noches de Cabaret, en The Wall (Buenos Aires 712), a partir de las 22, y con la compañía extra y adecuada de Malyevados (presentando su segundo CD) y las improvisaciones experimentales de Autito y de Crotovisión.

"La idea es que Noche de Cabaret sea una forma particular de poner un marco a una noche que vire hacia ese otro lado que suponen la música de cabaret, el country, el folk alternativo, esa otra música que no suele escucharse, y en un espacio donde tenga cabida, donde se pueda disfrutar", comenta Gabriel Cejas, y agrega: "Desde esta perspectiva es que se suman Autito, un grupo de músicos y de performance, que hacen improvisaciones, y Crotovisión. Malyevados aportará, a la noche, su onda tanguera oscura".

En cuanto al sonido que desprende Ni dios ni distancia insistirá este cronista en la imagen del circo y la noche, con personajes que salen a un escenario de público fantasma, a realizar pantomimas imprevistas, entre malabarismos y bordes de desequilibrio.

"Luego de la experiencia de Vera Baxter, que fue un grupo fuerte, bien arreglado, con un tiempo de desarrollo, Gustavo desarrolló por su lado un inmenso trabajo en video, y llevó adelante una especie de catarsis musical que provocó que hiciera casi un disco entero él solo. Después surgió la idea de formar Navío Noche", señala Gabriel.

"Teníamos ganas de hacer algo más crudo. Lo de Vera Baxter fue una gran experiencia y un proyecto maravilloso que duró diez años, pero esa estética era como irrepetible en ciertos sentidos sin Carolina Piva (voz y acordeón de Vera), allí había un cuidado y una delicadeza que ya no alcanzaríamos. Había que ir en otro sentido, y la vuelta a algo más rockero, más crudo, casi más punk y adolescente, fue lo que más nos motivó. El Navío Noche salió casi como un alarido, supongo que también tiene mucho de catártico", agrega Gustavo.

La escucha del disco se asemeja a un diálogo a veces discordante entre los instrumentos. La voz juega un rol importante. ¿Cómo provocan esta búsqueda sonora?

Galuppo: Se llegó muy espontáneamente, no fue tan pautado. Era lo que había. Eramos tres: batería, bajo, y piano/acordeón; y sin cantante. Sobre eso empezamos a construir lo que podíamos. Sumamos todo lo que parecía una limitación, como la voz y la escasez de instrumentos para una banda de rock al menos , y sobre eso buscamos un sonido, un estilo. Y le dimos también un lugar importante a las letras y a la interpretación, sobre la base de cierta desprolijidad, de cierto sonido áspero y cierta atmósfera algo etílica, digamos. Ahí, en seguida, surgió esa atmósfera cabaretera, con canciones muy inspiradas en las letras de, por ejemplo, José Alfredo Jiménez, aunque con cierto tono irónico: siempre el tema contradictorio del despecho amoroso, y del alcohol como refugio del desencuentro. Pero supongo que no hay que tomarlo tan en serio, hay algo medio paródico en todo eso.

¿Hay varias tomas de grabación? ¿O se trabaja desde la espontaneidad?

Galuppo: Eso fue un buen punto. Dada la urgencia del proyecto, por cómo surgió y cómo se desarrolló, decidimos empezar a grabar en forma casera inmediatamente. Lo tomamos casi como un 'work in progress' permanente, como el reflejo de un proceso. Y es que también, por las características de la producción y distribución de música, hoy se puede redefinir la idea del 'disco'. Ya no vamos a acceder a editar un CD con un sello, lo vamos a grabar y a distribuir en Internet de forma gratuita. Entonces la cosa cambia, creo que ya no es necesario pensar un disco como una obra terminada si se va a editar de esta manera, al menos , entonces optamos por ir haciendo los discos según vayamos cerrando conjuntos de temas. Así, una vez definidas las canciones, venimos a casa y las grabamos, una toma de cada instrumento y ya, como quede; una mezcla rápida y sin masterización. Tenemos pensados tres discos para este año. Es un poco como ir desnudando el proceso de búsqueda y consolidación del grupo. Algo mucho más espontáneo y libre que el trabajo prolongado sobre el perfeccionamiento de cada canción. Lo que mejore o evolucione, se reflejará en el disco siguiente. Hoy el Navío son estas doce canciones con ese sonido y esa desprolijidad, no hay más que eso. Me parece algo súper honesto y casi desvergonzado, así como un poco liberador también.

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