"Vale aclarar que Tanke PAPI es, si bien denominación de una serie de dibujos, también una sigla. Es la denominación que AnÃbal Brizuela da de una de las figuras recurrentes que incluyen sus dibujos. Si bien es el dibujito de un tanque, cuando le pregunté a qué se referÃa pensando que debÃa tener alguna alusión familiar, una obviedad de mi parte , me dijo: "Es tanque con P.A.P.I., pibe: Proyectil Antitanque Para InfanterÃa. ¡P.A.P.I.!"".
Y Tanke PAPI es también el tÃtulo del nuevo trabajo audiovisual del realizador santafesino Rubén Plataneo (Muertes indebidas, Dante en la casa grande), que se estrena mañana en Buenos Aires, asà como en la ciudad de Rosario el jueves próximo en la sala Arteón (Sarmiento 778), a las 19 y 21. "AnÃbal Brizuela es un artista, ahora reconocido como tal, que hace más de cincuenta años que vive en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros" apunta Plataneo a Rosario/12.
¿Y cómo tomaste contacto con él?
En primer lugar, la Colonia hace varios años que comenzó un proceso de transformación interna, dejó de ser el tipo de manicomio clásico, como lo eran las instituciones neuropsiquiátricas. En ese proceso de transformación que trata de externar a pacientes, de reubicarlos socialmente, con otro tipo de atención interna , también incluye la creación y desarrollo de un área cultural, con talleres donde los pacientes puedan desarrollar otro tipo de actividades, fundamentalmente artÃsticas. Hay un taller de plástica coordinado por Fabiana Imola, con pacientes que van allà a pintar, y al que AnÃbal, que ya tiene setenta y siete años, jamás iba, aún cuando le acercaba sus dibujos a Fabiana. Hizo esto durante años, y no paró jamás de dibujar. Los profesionales y trabajadores de la colonia saben de él porque siempre regalaba sus dibujos a la gente que pasaba por la colonia, hechos en cajas de remedios abiertas, en planillas de laboratorio, con las biromes que les daba la gente de la administración o algún médico o psiquiatra. Hace unos años se hizo una muestra del área cultural de la colonia, yo fui y me encontré con unos paneles, con unos dibujos, increÃbles. Quise saber quién era el muchacho, el pibe que habÃa hecho esos dibujos, con un estilo brutalmente dadaÃsta, con un tinte un poco esotérico. Me pareció una obra maravillosa. Y me entero de que era un señor grande que se llamaba AnÃbal Brizuela, y que tenÃa su historia aunque nadie sabÃa de dónde habÃa llegado. Se decÃa de él que habÃa venido del corralito de la cárcel de Coronda, una especie de agujero negro de lo más espantoso respecto de la historia de la reclusión en la provincia, ya que dentro de la cárcel de presos comunes habÃa un cÃrculo interior donde habÃa personas afectadas neurológicamente o enfermos recogidos en la calle, recluidos allà durante años, sin que se supieran sus identidades. Aparentemente AnÃbal tenÃa una historia asÃ. Cuando intenté acercarme a él, descubrà a una persona increÃble. Y cuando me mostró sus dibujos decidà empezar a filmar.
¿El reconocimiento a su obra llega en este momento?
En el medio de ello surgió, justamente, la primera invitación a AnÃbal como artista a "arteBA", la principal exposición de arte plástica del paÃs, y desde allà a otras exposiciones, en galerÃas top de Buenos Aires, como "Belleza y Felicidad", "DelInfinito". También expuso aquÃ, en el Pasaje Pan, en el museo Macro. Cada vez que podÃa lo acompañaba en ese derrotero, en el salir del pabellón de la colonia, de su oscuridad de signos, de su soledad, de su trabajo de producción permanente. AnÃbal es un hombre de muy buen trato, muy amable, con un humor que me resulta congénito, porque a cada cosa que ve o se le menciona, él le da una interpretación muy cómica, tiene un reflejo sobre el absurdo que es realmente brillante.
¿Qué consideraciones te provocan sus dibujos?
AnÃbal lee constantemente material de ciencia ficción asà como las Selecciones del Reader"s Digest, que son su fuente de consulta permanente, aún cuando ya no se impriman los libritos, pero continúa en Internet. En cualquiera de las muestras de AnÃbal puede verse la cantidad de signos que hay sobre todos los aparatos de conspiraciones del planeta. Hay elementos en sus dibujos que tienen que ver con alertar a la humanidad sobre una serie de males que nos pueden ocurrir, desde los ataques represivos, la contaminación, la intoxicación por distintas vÃas, las radiaciones atómicas o de cualquier tipo de armas, el espionaje y contraespionaje constante, todas las fuerzas de represión, la simbologÃa de esos grupos desde el FBI a la CIA . Todos los asesinatos de vinculación internacional están reflejados en sus dibujos. También la simbologÃa más antigua, la egipcia, hasta lo más ultramoderno del armamento misilÃstico. Todo ello lo pude vincular siempre con su gran preocupación por el bienestar de las personas, porque lo que le interesa a AnÃbal es cuidar a la gente, y en este sentido es un personaje de una profunda ternura. Ese era el tipo de cosas que iba descubriendo a medida que viajaba con él, mientras lo veÃa dibujar, caminar, ayudar, buscando libros, algo que hace continuamente. Sus dibujos no los expone enmarcados, sino todos juntos, cubriendo las paredes, como un aluvión de signos que te caen sobre la cabeza. Lo que le interesa es que la gente pueda descifrar esos signos, esas alertas. Él establece ese tipo de vÃnculo. Utiliza sólo biromes de color, aún cuando se le han regalado lápices y pinturas, pero él los dona para chicos pobres; es decir, en su dibujo no hay trazo atrás, rasgo que a mà me importaba mucho también. Por otro lado, ha escrito cosas muy delirantes y muy lindas, como recordarnos que "estamos todos conectados al pulmón electrónico y cuando ya no nos quieran más nos desconectan y a otra cosa".
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