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Domingo, 12 de junio de 2011
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Chucho Valdez habló con Rosario/12 antes de su presentación aquí

"En la música no hay punto final"

El pianista cubano, laureado internacionalmente, se presenta en Buenos Aires, Córdoba y Rosario. "Lo más importante es el lenguaje de la música, algo que hay que tomar muy en serio" señala. Hará un concierto único en el Parque España.

Por Leandro Arteaga
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Valdéz viene con The Afrocuban Messengers a presentar Chucho's Steps Mejor Album de Jazz Latino 2011.

El diálogo es cordial, de esos que pueden durar mucho, capaces de esconder el transcurrir normal del tiempo. Más aún cuando la escucha da cuenta de calidez, de ganas de contar y de decir lo importante que es la música, que es elección de vida, que hay que respetarla para siempre. Chucho Valdés (La Habana, 1941) es todo eso y más, todavía más que los -apenas- siete Premios Grammy que ha obtenido, o que la consideración temprana (en 1970) que ya se hiciera de él, como uno de los cinco mejores pianistas de Jazz del mundo, junto a los nombres de Bill Evans, Oscar Peterson, Herbie Hancock y Chick Corea.

De manera tal que la oportunidad es única, es extraordinaria, y será cierta el domingo próximo, 19 de junio a las 21.30, en el Teatro "Príncipe de Asturias" del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río), donde Chucho Valdés se presentará junto a los siete músicos que componen su The Afrocuban Messengers, cuyo reciente Chucho's Steps fuera Grammy al Mejor Album de Jazz Latino 2011.

"La música es un lenguaje, un lenguaje de los sonidos, y este lenguaje tiene las mismas reglas que el lenguaje escrito", relata el músico a Rosario/12. "O sea, para tocar una obra, tú tienes que conocer y manejar los acentos, las dinámicas, las pausas. Si hay deficiencias, eso es algo que se puede escuchar, que se oye. Si la música es el lenguaje de los sonidos, para mí lo más importante en la música es eso, el sonido", agrega Valdéz.

A partir de allí, entonces, es posible pensar y hacer la música que usted hace, con tanta fusión, riqueza, novedad.

Fuera de lo que le estoy hablando, que ya es materia dominada por el grupo, nosotros hemos llegado a hacer una serie de combinaciones que tienen que ver también con la propia mezcla de la música afrocubana, que es muy rítmica. Lo que nosotros hemos hecho ahora, en estos tiempos, es como una obstrucción rítmica dentro de la música afrocubana, donde hay tambores, batá, junto con la mezcla del jazz. Hay, justamente, una raíz común entre ambos géneros: el jazz es música afroamericana, y nosotros hacemos música afrocubana; donde coincidimos precisamente es en la madre Africa, es en la parte rítmica de ambos donde más unidad sucede, a través de sus raíces.

Usted parece tener una relación muy fuerte entre el respeto por la música y el entorno familiar.

Mi padre fue mi primer maestro, mi primer profesor, y de él aprendí mucho, tanto en la teoría como en la práctica. En cuanto a la teoría gracias a las clases en casa aun cuando yo estudiaba en el Conservatorio de música los clásicos , y en cuanto a la práctica, bueno, aprendí sobre ese "otro" mundo, el mundo del trabajo profesional, el de la calle. Aprendí mucho viéndolo trabajar en "Tropicana" [NdR: cabaret muy famoso en Cuba, donde Bebo Valdés, padre de Chucho, fuera director], en todas las grabaciones, viendo cómo funcionaban, cómo aplicaba esa teoría que uno aprende en la escuela en la práctica.

Muchos piensan al jazz como una escuela en sí misma, tanto respecto de sus raíces como de sus posibilidades, como un laboratorio musical constante.

¡Cómo no! Pienso, además, que es algo que no tiene fin, donde el capítulo final no existe. El que piense que llegó al final, está perdido, porque siempre hay cosas para aprender, que experimentar; el final no existe, lo que existe es la búsqueda.

Entre los caminos musicales el que usted lleva adelante, por medio de la fusión de ritmos, es claramente un sendero inagotable.

Yo pienso eso mismo, y creo que uno de los ejemplos más claros es el último disco que hicimos, donde los compases simples, de seis por ocho, cuatro por cuatro, se han modificado totalmente hacia compases asimétricos. O sea, meter la rítmica afrocubana en cinco por ocho, siete por cuatro, once, etc., cambia totalmente el panorama de la rítmica. En Chucho's Steps hay varios temas que tienen eso, uno es el tema que se llama "Yansa", que tiene varios compases, también ocurre lo mismo en "New Orleans (A Tribute to the Marsalis Family)" y en "Chucho's Steps".

La noche será prologada además por la presencia de Marcelo Dellameda, guitarrista chaqueño de 19 años quien, apadrinado por Luis Salinas y Chango Spasiuk, presentará los temas de su primer disco, Calle 11, donde también las búsquedas musicales aparecen desde las referencias al chamamé, el bolero, la bossa nova, y el tango. Anticipadas (quedan pocas) en venta en Túnel 1 del Parque de España, de martes a domingo de 10 a 13 y de 15 a 20.

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