Este viernes la editorial TropofonÃa presenta en el espacio Madma (Balcarce 837, planta alta) la primera novela de un misterioso autor que firma con el seudónimo de Petula. Poco se sabe de él excepto que es joven, vivió en varios paÃses latinoamericanos, compone y toca canciones en su guitarra, usa grandes anteojos de marco grueso y se parece (no sólo fÃsicamente) a César Aira. Su novela, chispeante de humor satÃrico y sobreinformación lúdica, se titula Darwin y es un apasionante experimento en metaficción, rizoma, puesta en abismo y otros recursos posmodernos más raros todavÃa, como el poioumenon (un tipo especÃfico de metaficción donde el relato se refiere a su propio proceso de creación; ver más en Wikipedia).
Darwin es una novela nerd. El tÃtulo se refiere a un posible paso del biólogo Charles Darwin por Rosario, dato que es dicho como al pasar como una más de las mil referencias, apócrifas o no, de un artefacto textual tan nómade como sus marginales y bizarros personajes. A lo largo de sus apretadas 124 páginas, el monstruo Darwin rueda y crece como una bola de nieve, alimentándose de sà mismo y también de todo lo que encuentra en Internet (o en la biblioteca). El narrador protagonista y autor no teme explicitar y citar su bibliografÃa, que abarca desde Camino de vacas (obra reunida del poeta neoobjetivista argentino contemporáneo José Villa), hasta el filósofo danés Sören Kierkegaard o toda una serie de relatos dentro del relato, como un juego de cajas chinas o mamushkas. Cada dos por tres manda a buscar en Google un nombre; lo que en otros tiempos era considerado petulancia o pedanterÃa, en la era de la información es placer.
Una voz firme y decidida abre las primeras páginas del libro, que transcurren en una prosa poética autorreferente, divagante y psicodélica ("En el bosque. Tan lejos de Australia. Hablar y teclear para interrumpir el filo de la naturaleza. Para no invitar al colmillo. Darwin inventó la palabra invertebrado".) pero luego de una carátula le pasa la posta a una primera persona sospechosa, casi idéntica al autor devenido en personaje y en estudioso crÃtico de sà mismo ("El texto Darwin forma parte de un proceso en curso titulado Las variaciones Darwin: una serie de remezclas en base a un primer tema, canguro sementerio, redactado la madrugada del 30 de septiembre de 2000 bajo los efectos del vino blanco en caja..."). Tras un interludio intimista y erudito, el autor personaje sale a la calle y se encuentra con Carnap, un cuidacoches con quien conversa sobre filosofÃa, mezclando caóticamente temas como "el auge y la declinación de los vaqueros nevados" o "ese tipo de apellido que me sonaba a marca de shampoo: Hegel". Luego van al Madre Cabrini y ven una pelÃcula. Lo que sigue es imposible de resumir.
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