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Domingo, 4 de septiembre de 2011
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El film de Corvatta, desarrollado entre Venado Tuerto y Buenos Aires.

El cine como sueño posible

Sueño en el agua es para su realizador, el santafesino Roberto Corvatta: "Una película que pertenece al interior y es allí donde tiene que seguir". Se presenta en el marco del Festival Latinoamericano de Video y del Espacio de Cine El Cairo.

Por Leandro Arteaga
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Sueño en el agua que la sala de Cine El Cairo proyectará el día de hoy en el horario de las 22.

"Estoy muy contento, es una situación deseada desde hace mucho tiempo. Hacer cine en Argentina es un asunto extremadamente complejo, y llegar a exhibir la película en El Cairo hace que sea un momento muy querido, que estoy viviendo con mucha alegría" dice Roberto Corvatta a Rosario/12, en vistas al estreno de Sueño en el agua que la sala de Cine El Cairo proyectará el día de hoy en el horario de las 22.

La película es parte de una coyuntura afortunada, ya que se presenta desde el doble marco que significan el Espacio Santafesino de Cine El Cairo (promovido por el Programa Estímulo a la Producción Audiovisual de la Provincia de Santa Fe) y las actividades en curso del Festival Latinoamericano de Video y Artes Audiovisuales que organiza el Centro Audiovisual Rosario (ver recuadro).

Guionista, productor y director, Corvatta hace de su profesión un ir y venir entre la realidad de Buenos Aires y la del interior, con el cine como medio viajero, como herramienta de expresión y difusión. Su primer largometraje, Tomatito y los angelitos negros (2008), filmada en Chivilcoy y Venado Tuerto ﷓de donde Corvatta es oriundo﷓, fue declarada de interés cultural por el INADI y las provincias de Santa Fe y Buenos Aires.

"El sesenta por ciento del rodaje de Sueño en el agua tuvo lugar en Venado, otra parte en Buenos Aires, en Rosario y en Campana. Tiene un carácter medio itinerante, por cuestiones de locaciones y de producción. Se trata de una película realmente independiente, de más de dos años de trabajo, que ha sido todo un desafío poder realizar. Venado es el lugar desde donde estoy filmando, así como lugar desde el que estoy haciendo una suerte de patriada con mucha gente que me apoya. Espero poder sumar también gente de Rosario para el próximo proyecto que vengo maquinando, y realizar una película entre Rosario y Venado Tuerto, con algunos actores y técnicos de allí y de Buenos Aires."

-Imagino que filmar en ciudades pequeñas, en pueblos, permite una devolución más intensa.

-A diferencia del Festival "Cine con vecinos", en Saladillo, nosotros hacemos películas en las que intervienen actores y técnicos, pero con un presupuesto muy bajo. Ha participado gente de Buenos Aires, que ha tenido su hotel y su comida, gracias al apoyo de la municipalidad de Venado. Pero también hemos trabajado con actores y actrices de Venado Tuerto. Hay dos de ellas que están debutando y que son muy buenas. En el interior uno encuentra intérpretes que son increíbles, que no están contaminados con los castings, con la televisión, con la publicidad, como sí lo están los actores de Buenos Aires. Tengo dos actores, Félix Tornquist y Jorge Prado, a quienes conozco desde hace muchos años, que son tremendos.

-La posibilidad de acceso y difusión que traen aparejadas las nuevas tecnologías es fundamental, pero nada reemplaza a la necesidad de un sostén político.

-Aquí, en Buenos Aires, muchas veces escucho algunas cosas que se dicen del Incaa o desde el Incaa y que me hacen decir: "mirá vos, ahora se acuerdan de lo federal". Pero cuando estamos en el interior del país no se acuerdan nunca, es muy duro. Tampoco quiero hacer de esto una cuestión política, el Incaa siempre ha funcionado de una manera bastante compleja. Lo cierto es que suele ser muy difícil poder conseguir fondos para filmar, pero las nuevas tecnologías permiten disminuir costos, soñar un poco más, juntarnos con veinte locos y decir: "¿por qué no?". Así fue Tomatito y así fue Sueño en el agua.

-¿Cuál es la propuesta, la sinopsis, de Sueño en el agua?

-Se trata de una película muy intimista, sobre cuestiones humanas, a partir del encuentro de dos personas de edades muy distintas, de 65 y 30 años aproximadamente, situación que conlleva cuestiones bastante diferentes. El argumento se refiere, un poco, al encuentro entre dos almas gemelas, a través de situaciones complejas, que van a tener un encuentro "fortuito" que el desarrollo de la película permitirá también entender de otra manera, como si estuviese "signado". Son dos personas que se encuentran en una situación compleja, que se reconocen en la fragilidad y que intentan rehacer un camino de vida y de libertad para ambos. Está contada de una manera, creo yo, bastante original. Se plantean unos primeros minutos con varios interrogantes, que el espectador tendrá que seguir para poder encontrar las relaciones con todo lo que viene por delante.

-¿Cuál es el peso que tienen las palabras "sueño" y "agua"? ¿Por qué su elección?

-Son palabras muy importantes. "Sueño" tendrá que ver, seguramente, con el sueño mismo de poder realizar una película, así como "agua" con la cristalización de todo eso. En tal caso, es algo que remite directamente a mí. En lo que refiere al tema de la película, te diría que son palabras bastante fundamentales. En las funciones que hicimos en Venado Tuerto, me encontré con gente que me decía que todo lo que sucedía en la película le parecía un sueño, una interpretación que nunca había pensado. Pero tal vez se trate de eso, de que los únicos momentos de "no-sueño" para estos personajes sean los que ocurren debajo del agua. Fue como una reinterpretación, y me encantó. Evidentemente, las películas son las que escribís, las que rodás, las que montás, y las que ve el público- concluyó.

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