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Martes, 18 de octubre de 2011
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La diversidad de lo moderno. Arte de Rosario en los años 50

Modernos eran los de antes

Algunas pinturas fueron prestadas por el Museo Castagnino, pero en su mayoría las magníficas piezas de esta exposición provienen de colecciones particulares, de las familias de los artistas, y esta es una muy rara oportunidad de verlas.

Por Beatriz Vignoli
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Paisaje de Aldo Magnani.

Pasado mañana, a las 18, en el auditorio de la Fundación Osde en Rosario (Boulevard Oroño 949, tercer piso) tendrá lugar un encuentro con Guillermo Fantoni, el curador de la exposición La diversidad de lo moderno. Arte de Rosario en los años 50. La muestra se inauguró el 5 de este mes y puede verse hasta el 11 de diciembre en el Espacio de Arte de la Fundación Osde (Oroño 973, pisos 4, 5 y 6). Reúne obras de 26 maestros rosarinos, hombres y mujeres, en su mayoría fallecidos pero que, salvo excepciones, vivieron (o continúan viviendo) largas y productivas vidas. Se exponen principalmente pinturas al óleo; se incluyen grabados, dibujos y cromos al yeso.

Guillermo Augusto Fantoni es licenciado en Historia, miembro de la carrera de Investigador Científico del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario y profesor titular de Arte Argentino en la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. Dirige el Centro de Investigaciones del Arte Argentino y Latinoamericano en la misma casa de estudios y tiene a su cargo la edición de la revista Separata. En 2007 curó la muestra Instantáneas sobre el arte de la ciudad de Santa Fe. Una antología desde el siglo XIX hasta el presente, en el Espacio de Arte de la Fundación Osde en Rosario. Si en aquella oportunidad investigó el "modernismo sereno" de la capital de la provincia, en esta nueva muestra se centra en el arte de Rosario, realizando un riguroso corte sincrónico que permite apreciar la riqueza de un período.

Gracias a su extensa e intensa labor como investigador, reunió una antología de obras de la década de 1950, dentro de la diversidad de estilos conocidos como "arte moderno".

Cuestionando el relato lineal del modernismo como depuración de la forma que se impuso en la segunda posguerra desde los centros hegemónicos norteamericanos y europeos, Fantoni reconstruye en sus investigaciones el campo social del arte local de la época. Cabe conjeturar un diálogo entre los creadores del período al comparar sus obras, que el montaje permite apreciar en conjuntos. En su texto de catálogo Fantoni se refiere al Grupo Litoral, que supo "combinar de un modo inédito regionalismo, universalidad y autoridad de lo nuevo" y al Grupo Síntesis, más rigurosamente realista. "También, en este panorama de portentos creadores en su mayoría masculinos, se conformó la Asociación de Grabadores que contó con la presencia de mujeres".

En el cuarto piso, una cuidada selección de bellísimas pinturas de Arturo Ventresca, Leónidas Gambartes, Juan Grela, Oscar Herrero Miranda, Froilán Ludueña, Alberto Pedrotti, Manuel Gutiérrez Almada y Pedro Giacaglia, integrantes del Grupo Litoral a los que se suman Jorge Vila Ortiz y Susana Zinny, expresan "la emergencia de un arte abstracto en sus variantes constructivistas y líricas, concretas e informalistas" y también "la recuperación de motivos y estructuras de las antiguas civilizaciones de América o de la cuenca Mediterránea".

Es magistral lo que hacen todos con el color, esas paletas tonales que extraen lo mejor de cada tinte con una libertad creativa no exenta de respeto por el medio pictórico. O, como declararon en su manifiesto los propios integrantes del Grupo Litoral: "No propiciamos escuelas ni somos catequistas de ningún 'Ismo'". (Arnoldo Gualino cita este manifiesto y cuenta que el grupo de amigos artistas comenzó a reunirse discretamente en 1949 en el bar Villamil, de Salta y Ricchieri).

En el quinto piso, Hugo Ottmann, Francisco García Carrera, Carlos Uriarte y Ricardo Warecki y Santiago Minturn Zerva (todos del grupo Litoral) despliegan junto a Juan Tortá, Rubén de la Colina, Jacinto Castillo y Julio Vanzo "el tratamiento abstractizante de ciertos géneros como la figura, el paisaje o la naturaleza muerta" (apunta Fantoni). Los arrabales de Rosario son los paisajes predilectos.

En el sexto piso, Rosa Aragone despliega "universos personales e intimistas a través de las técnicas del grabado"; suman al intimismo en pintura las figuras y retratos de Clelia Barroso y Alfredo Cartegni. Un paisaje fabril al óleo de Aldo Magnani (que exuda la lectura de El Capital de Marx en cada detalle) y unos contundentes estudios para una composición con obreros y máquinas por Ricardo Sívori expresan "el abordaje de temas sociales y existenciales en clave sintética". Luis Ouvrard va del paisaje de Funes al sincretismo religioso americano. Domingo Garrone combina la mirada afectiva sobre su familia con el estudio de tipos sociales en una paleta de grises de color en un óleo, De mi barrio (1951, colección Miguel Ballesteros).

Algunas pinturas fueron prestadas por el Museo Castagnino (como la reconocible Team de fútbol, de Julio Vanzo, reproducido en la medianera de Roca y Pellegrini) pero en su mayoría las magníficas piezas de esta exposición provienen de colecciones particulares, en general de la familia de los artistas, y esta es una muy rara oportunidad de verlas. La muestra está abierta de lunes a viernes de 12 a 20 y los sábados, domingos y feriados de 17 a 20, con entrada libre y gratuita. Hay una guía permanente en los horarios de visita y se pueden concertar visitas guiadas llamando al 0810-555-6733.

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