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Miércoles, 19 de abril de 2006
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"EMILIA BERTOLE, OBRA POETICA Y PICTORICA", EDITADO POR EMR

La historia de "mi querida rubia"

Como parte de un demorado rescate de su figura, la Editorial Municipal de Rosario organizó un recorrido por su vida y su obra que incluye una completa muestra en el Museo de la Ciudad y la edición de un libro que reúne una biografía comentada, su poesía completa y un apartado dedicado a su pintura.

Por Fernanda González Cortiñas
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Emilia Bertolé en un autorretrato de 1939. "Era una personalidad extraña", dijo Nora Avaro.

"Pesada cabellera/ de reflejos metálicos/ enmarca el rostro fino;/ y los ojos sonámbulos/ son de ese verde turbio/ casi negro/ de los pantanos".

Este "Retrato" de Emilia Bertolé, que figura en Espejo en sombra --su único libro publicado en vida--, bien podría aparecer como una suerte de epígrafe, de nota al pie de algunos de sus autorretratos, esos en los que suele reflejarse lánguida, orgullosa dueña de una belleza exótica, inasible, moderna. Pintora, poeta, musa, elegante miembro de una bohemia frecuentada por personajes como Horacio Quiroga y Alfonsina Storni, Emilia Bertolé nació en El Trébol, el 21 de junio de 1896. De la mano, primero de su madre, que asume el rol de institutriz de la menor de sus hijas, después del maestro italiano Mateo Casella, Bertolé se convertiría en una precoz pintora que junto a otros como Alfredo Guido, César Caggiano, Manuel Musto, Gustave Cochet y Erminio Blotta, lograron cristalizar la herencia del academicismo europeo.

Como parte de un demorado rescate de su figura, la municipalidad ha organizado un recorrido por su vida y su obra que incluye una completa muestra en el Museo de la Ciudad y la edición de un libro que reúne una biografía comentada, su poesía completa y un apartado dedicado a su pintura. Como corolario de semejante movida, hoy a las 19, en la sede del museo (Bv. Oroño 2300) la autora de la investigación, Nora Avaro, y la curadora de la exposición, María Eugenia Spinelli, conversarán con el público sobre el perfil de este apasionante personaje.

"Desde la Editorial Municipal se me encomendó la tarea de hacer una investigación biográfica sobre Emilia Bertolé --rememora Avaro--. El punto de partida era un cajón lleno de papeles, que después de un recorrido imposible de precisar, estaba en poder del Museo de la Ciudad. Allí había gran cantidad de documentación, muchas cartas, pero también pagarés, facturas y anotaciones varias. Había material suficiente para inventarse una vida. Aunque nunca tanto como para inventarse una historia como ésta. Así que tuve que ir al Museo de El Trébol, adonde su sobrina, Cora Cané, donó la mayor parte de su herencia, incluso retratos. Había también una cantidad muy importante de fotografías, en donde Emilia posaba, como solo ella sabía hacerlo. Por eso la decisión editorial fue que el libro recuperara todo ese material inédito, todas esas fotos, esos manuscritos".

Entre las curiosidades que aparecen en este compendio narrativo, aparece, por ejemplo, una bellísima carta de Horacio Quiroga, en la que el autor de Cuentos de la selva se dirige a ella como "Mi querida rubia", y en la que con brillantes circunloquios, capea las declaraciones directas y decide enfrentarla según su particular estilo. "Solo Alfonsina --por Storni-- sospechó y sospecha que yo bailaba sobre pedazos de vidrio. Es que no es para menos; estaba tan tocado en el amor propio como Ud. misma". Y más adelante: "Y si la espontaneidad y el mirar bien de frente no son mitos en la huraña rubia, sino un asunto de sombrío pudor de alma antes quienes no la comprenderían, el áspero salvaje se compromete desde este momento buscar y hallar en el fondo de su alma los dos o tres relámpagos de sensibilidad que la misma altiva rubia se dignó hallar, con gran sorpresa de su parte".

"Casi me muero cuando encontré esa carta. Es una carta muy hermosa que se reproduce íntegramente en el libro porque es una carta inédita, que no figura en la correspondencia de Quiroga --apunta la investigadora--. Por todo eso creo que éste es un libro raro; un libro de arte en el que figuran sus pinturas, sus poesías, pero también sus cartas, los avisos publicitarios para los que posó, las entrevistas que se le hicieron y hasta sus colaboraciones para revistas femeninas. Pero finalmente, el libro no hace sino reflejar una personalidad extraña, enigmática, de múltiples facetas".

-¿Por qué cree que después de una vida tan rutilante, su recuerdo cayó en el olvido?

--Fundamentalmente porque quienes hacen la historia de las artes son los que quiebran un modelo, la vanguardia. Y pese a la impresión que pueda causar una primera mirada, Emilia Bertolé fue un baluarte de tradición.

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