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Domingo, 27 de noviembre de 2011
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"Las hijas del Rey Lear", otro clásico según la mirada de Ricardo Arias

Director y actores que se animaron

Muchos especialistas sostienen que el Rey Lear es una obra irrealizable, imposible de escenificar, pero "allí está el gran reto", sostiene el director Ricardo Arias. Para ese reto cuenta con la ayuda de un elenco a la altura de la apuesta.

Por Julio Cejas
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El gran David Edery en la piel del viejo rey que divide su fortuna con sus hijas.

El director Ricardo Arias acaba de estrenar "Las Hijas del Rey Lear", la que seguramente, se constituirá en una de sus propuestas más logradas a lo largo de su extensa trayectoria y un inteligente aporte al teatro rosarino de estos últimos años. Por muchas razones, esta particular versión del "Rey Lear" de William Shakespeare que recaló durante dos viernes en la Sala La Nave (San Lorenzo 1383) se perfila como uno de los trabajos a destacar para la próxima temporada.

Arias que en 1994 realiza su primer acercamiento a la dramaturgia shakesperiana con "Macbeth", al frente del grupo "La Cicuta", retoma el camino con una notable versión de "La tragedia de Ricardo III", estrenada en el año 2008 con su grupo "Punto 0 teatro" para seguir abrevando en la cantera inagotable que el dramaturgo inglés le propone a partir de esta adaptación de "El Rey Lear".

"Todo surge cuando Elena Guillén, Vilma Echeverría, Claudia Schujman y Silvia Ferrari me llaman y me proponen trabajar sobre algunos textos de Shakespeare, yo mucho antes de encarar 'Ricardo III', ya andaba con la idea rondando de abordar 'El Rey Lear', con ellas habíamos comenzado a ensayar en el 2009"﷓comentó Arias a Rosario/12.

Con el aporte de cuatro actrices que en sus diferentes registros han demostrado a lo largo de varias producciones, una capacidad para la experimentación y el riesgo teatral, faltaba nada menos que el protagónico masculino para el complejo y magnífico Lear.

Es en esta elección donde el director de "Mujeres oscuras", acierta a convocar a uno de los experimentados actores y directores pertenecientes al histórico teatro independiente local, y de esta forma enlaza dos generaciones, dos estilos de actuación, produciendo una mixtura estética que el espectador agradece.

"En determinado momento se hizo imprescindible la presencia de Lear, un actor mayor, el primero en el que pensé fue en David Edery, más allá de lo que él representa para el teatro rosarino, creo que sucede como en mis otras obras que he puesto en escena: el criterio es que el actor se imponga, no podía ser otro" -dice Arias.

Edery que reapareció en la escena local con su impecable trabajo como director de "Sacco y Vanzetti", es el último en incorporarse por estas razones de trabajo y también de salud, hasta que este año se completa el staff y comienzan los ensayos.

"Shakespeare, nos interpela, nos pone a prueba, nos confronta con nuestras capacidades, nuestra soberbia y nuestras creencias, muchos especialistas sostienen que el Rey Lear es una obra irrealizable, imposible de escenificar y allí está el gran reto"﷓ dice el director fundamentando esta nueva experimentación.

-En otro de tus postulados decís "versionamos por que no podemos hacer otra cosa".

-Es así, todo Shakespeare es un desafío, los ensayos fueron sobre todo en una primera instancia como construir una estructura con los sucesos de la obra y el recorte de las relaciones, estaban las tres hijas y otra mujer que se impuso como una especie de acompañante y amante obligada por las circunstancias. Después tuvimos que quitar todo lo que está por fuera de esas relaciones, realmente fue un rompedero de cabeza- agrega Arias.

Uno de los hallazgos de "Las hijas de Lear" es precisamente esta condensación del texto clásico en una historia que puede transcurrir en cualquier momento, sin anclajes de tiempo y espacio, logrando la identificación del espectador con sucesos que conoce de cerca y por lo tanto lo provocan y perturban directamente.

-¿Cómo se resuelve el tema de la actuación con un elenco de semejante trayectoria y riqueza actoral?

-Sabía que de entrada contaba con un piso alto: Un muy buen elenco pero con recorridos disímiles, a las que más conocía eran a Vilma y a Elena, que son dos actrices con una formación muy distinta, cuando uno se encuentra con gente que conoce pero que no ha trabajado nunca, aparece todo un tiempo de construir un lenguaje y un criterio común de entendimiento, sobre todo en lo que hace a qué se considera actuar y que visión del teatro se intenta materializar en la puesta -dice el actor de "El hablante".

Arias siempre privilegió el tema de la actuación, ya que a lo largo de su carrera como actor aprendió las formas y los aportes que se realizan desde ese lugar hacia la dramaturgia y al armado total de cualquier puesta en escena, en la que según sus palabras, sigue intentando "valorizar la actuación frente a los artificios técnicos espectaculares".

Más allá de esto, la importancia que tienen en la obra, algunos objetos escénicos, como una vieja cama rodante y el sillón del Rey, se constituyen en ejes de las acciones dramáticas y conforman una poética que narra por sí misma.

"El sillón y la cama estuvieron presentes siempre ,pero la cama comenzamos a utilizarla ya montada la estructura y bastante avanzados los ensayos, la justificación de esa elección se da ni bien empieza la obra: Lear se la pasa de la cama al sillón, los vestuarios no son de época y los actores tuvieron mucha incidencia en su elección, junto con Paula García Jurado que intervino sobre todo en los criterios estéticos".

La historia original escrita por Shakespeare narra la historia de un viejo rey que reúne a sus hijas para repartir sus bienes, en proporción al declarado amor de cada una de ellas, acto que desatará imprevistas consecuencias, es retomado en la escritura de Arias a partir de la compleja relación entre estas hijas y su padre que aparece acompañado por una amante.

Esta especie de ama de llaves interpretada con la altura dramática que puede darle Vilma Echeverría a su personaje, deviene por momentos en narradora de la historia para introducirnos en esa casa donde una familia se destroza como tantas con el pretexto de discutir los alcances de una herencia.

La majestuosidad de un Padre-Rey, interpretado con la fibra actoral de un desgarrado David Edery, trastabilla tratando de sostener una autoridad que sus hijas convierten en máscara patética: Allí están extraídas de la escritura original; Goneril, Regan y Cordelia, bajo la piel de las dúctiles y exquisitas Silvia Ferrari, Elena Guillén y Claudia Schujman.

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