"La pantera iba pintando de rosa todo lo que se le anteponÃa en su camino (...). Las pintaba del mismo color que el de su cuerpo, pintaba objetos, personas y paredes. QuerÃa construir una vida rosa, que todo lo animado y lo inanimado devenga en rosa. QuerÃa que el mundo fuera rosa, querÃa que el devenir fuera rosa. QuerÃa devenir en mundo". El pasaje citado (casi un anverso de la canción "Paint it black", de los Stones) es un comentario a otro (la crÃtica a la mÃmesis del influyente libro Mil mesetas, de Gilles Deleuze y Félix Guattari) y pertenece al nuevo libro de Fabricio Simeoni. Recién publicado en una exquisita edición artesanal de ejemplares numerados, por el sello local El Ombú bonsai (122 páginas), Libro de FilosofÃa incluye una selección del autor de las conversaciones que mantuvo con Luis Novaresio en su micro semanal por LT2 y se presenta mañana, a las 20, en el bar Mano a Mano (Ovidio Lagos 790). Como en otras presentaciones de sus libros, se promete un despliegue festivo de música y sorpresas.
Decir que este Libro de FilosofÃa de Fabricio Simeoni (Rosario, 1974) no es un libro de filosofÃa serÃa lógico, pero también una cobardÃa. ¿Es precisamente eso o es otra cosa? ¿PoesÃa en prosa o ensayo? Oral, escrito hablando, en la deriva de la charla radial, bajo esa presión casi de circo romano, o de ring, del "hablar al aire" (acaso en más de un sentido de la palabra; esa incertidumbre también aprieta), Libro de FilosofÃa desafÃa cualquier categorización fácil. Puede ser descrito con otro pasaje de los autores citados: "Nosotros hemos escrito este libro como un rizoma. Lo hemos compuesto de mesetas. Si le hemos dado una forma circular, sólo era broma".
Es preciso arriesgarse a explicar que este no ser, esta levedad ontológica constituye una virtud ética de esta obra inclasificable. Sin pretender dar respuestas (aunque se las pidan), el bardo de Fisherton se ha agenciado aquà de los modos de enunciación del ensayo filosófico o de la cátedra magistral, se ha situado quizás con cierta saludable ironÃa en el lugar del sabio socrático que responde a preguntas con más preguntas, y los enunciados que asà produce no caen en el territorio de ningún género. Si algo es Libro de FilosofÃa es esto: una escritura en vivo, impulsada por el placer del texto, y cuyo tema es la experiencia misma de existir. Una existencia que para Simeoni (drásticamente limitado en su movilidad por una condición crónica) cobra matices particulares a los que él desdramatiza sin cesar: como la Pantera Rosa del dibujo animado de Blake Edwards en la alegorÃa de 1980 por Deleuze y Guattari, él también (y él más que nadie) "no imita nada, no reproduce nada, pinta el mundo de su color, rosa sobre rosa, ese es su devenir mundo para devenir imperceptible...".
Su libro, que no es fácil de leer, comienza con la obligada indagación sobre la finitud y continúa como un drama en capÃtulos cuyos protagonistas son el ojo, el cuerpo y el mundo. ¿Somos vistos cuando somos mirados? ¿Por qué los filósofos de la época del barroco dicen cosas como "ser es ser percibido" (Berkeley) o "vivimos en el mejor de los mundos posibles" (Lebniz)? Reducido a consignas bajo la tiranÃa de los tiempos radiales, el discurso filosófico se vuelve algo asà como un standard de jazz a partir del cual Simeoni, virtuoso de la palabra, improvisa. También enseña, comparte sus lecturas: se pasea por el vitalismo de Nietzche y de Bergson; construye un modo de "ser absolutamente moderno", como exigÃa Rimbaud.
Como toda improvisación, lo suyo tiene momentos brillantes y compases de espera. Las obsesiones que la poesÃa de Simeoni viene desarrollando a partir de Sub (2005) se despliegan en prosa en un balbuceo musical que por momentos alcanza una intensa belleza. No cabe esperar ningún rigor sino sólo su parodia poética. Y si hay en estas páginas alguna verdad, es la de la poesÃa lÃrica: la honda verdad existencial, subjetiva y provisoria de las peripecias de un yo en camino a la disolución a través de los afectos.
Esa belleza de lo que es interrogado hasta volverse extraño es constante en los textos que literalmente fueron escritos para este libro, y que están reunidos en una segunda parte titulada Cesura. Se los reconoce por la libertad de su método de escritura automática, semejante al de los surrealistas pero más anclado en algo asà como instantáneas del pensamiento y detalles de lo percibido, y que le ha valido a Simeoni distinciones como la recibida por su libro de poesÃa escrito en colaboración con Fernando MarquÃnez: Cavidades del recreo, del 2007, que obtuvo ese año el premio municipal de poesÃa Felipe Aldana. Además de los libros mencionados Simeoni también publicó Rey piojo (2001), Calambre de los descensos (2003), Agua virgen (2004), Jardines flotantes (2005), La mujer de las cortadas (2008), Episodios del fuego (2009) y El prontuario de la luciérnaga (2009), junto con una galardonada obra periodÃstica, antologÃas y obras en colaboración.
"¿Quién es la más linda? La que no tiene cara, la de los gestos invisibles. La que es inmune a la mirada, la que se guarda en silencio la premisa facial para otra vida". ("El tiempo del shampoo"). "Tengo un cine para daltónicos en los tobillos agujereados", escribe Simeoni al comienzo del último capÃtulo de su Libro de FilosofÃa, "La traición óptica del mouse". Allà admite, más cerca del final, cerrando el cÃrculo entre palabra y experiencia: "Yo también fumé en ese cine".
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