Luego de que se confirmara su permanencia en el cargo tras una primer gestión que se prolongó durante dos años y medio, el secretario de Cultura municipal Horacio RÃos tiene en claro cuáles son los objetivos para su próximo mandato. De hecho, sus deseos van en sintonÃa con los de la intendenta Mónica Fein, según reconoció en su entrevista con Rosario/12, en la que adelantó algunas de las claves de un perÃodo que, además, incluirá reordenamientos en la estructura, que serán anunciados a mediados de enero.
Entre los hechos destacados durante su primer perÃodo, RÃos reconoció la puesta en valor del Anfiteatro Humberto de Nito y el Planetario, que vuelven asà a incluirse "dentro del circuito de visitas y participación de los rosarinos". Tal como fuera anunciado en su momento, el Anfiteatro se convertirá, a mediados de 2012, en sede de la radio municipal, y alojará a diversos elencos artÃsticos que desarrollarán allà sus ensayos. La intención es, además, techar sólo el escenario. Ya en relación a los cambios planeados para la gestión que comienza, explicó que se buscará profundizar el carácter de apertura hacia los distritos: "Empezamos a resolver el hecho de ir, de a poco, modificando la relación con los centros de distrito y la actividad cultural. En esta etapa le pusimos el último empujón, que es darle un valor muy importante a los directores culturales de los distritos. TenÃamos un área de Descentralización que en su momento articulaba actividades. Creemos que ese proceso ya está, entonces ahora generamos una relación mucho más directa entre la SecretarÃa y los distritos. Ahora Descentralización se convierte en un área de organización de eventos especiales, como los carnavales, y el resto queda en potestad de los barrios, con un panorama distinto de la aplicación del concepto cultural en el barrio, con un concepto de participación muy territorial".
- Uno de los méritos de su gestión fue abrir el diálogo, algo que fue bien recibido por los distintos actores culturales. A partir de esta nueva gestión ese gesto también va a generar una mayor demanda. ¿Qué capacidad de respuesta tienen para esas demandas?
- Hay una realidad que tiene que ver con que no todas las demandas son iguales, pero el concepto de atender a la gente sà es igual. Estamos absolutamente superados, hay gente que hasta está impaciente porque demoramos dos semanas en contestarles, pero creo que no podemos perder ése diálogo, estamos preparados y es el camino. Tenemos que sostener la apertura y la discusión, y tenemos que ir solucionando la mayor cantidad de demandas posibles, que van desde grupos independientes que necesitan muy poco para llevar adelante su proyecto, hasta instituciones que creen que sus proyectos pueden transversalizar al Estado. Además tenemos que apuntar a una cosa que empezamos hace algunos años y ahora tiene que estar completamente sólido, que es la relación con otras secretarÃas.
A esa interacción con otras áreas municipales, se suma el vÃnculo con el Ministerio de Innovación y Cultura provincial, que se intensificará en actividades conjuntas. "Y tratamos de ampliar el diálogo con otros sectores que habitualmente no son actores en esta parte, como los privados", agregó RÃos.
- Esa convivencia puede ser delicada cuando el privado, que aporta una inyección económica, ve que es el Estado el que marca los lÃmites. Además, el sector privado en Rosario no está habituado a aportar en lo cultural...
- No, eso es una realidad. Igual el privado tiene la posibilidad de no prestarse. Nos ha pasado con el Museo de la Memoria, donde algunos privados nos explicaron que les parecÃa que no tenÃa que ver con su responsabilidad social. Hay que aceptar éso, pero a la vez hay proyectos que son emblemáticos en relación a lo que uno cree que hay que hacer. Por ejemplo, El Obrador empezó como una ocupación y ahora lo lanzamos como centro cultural, en un lugar muy emblemático como Espinillo y Maradona, en un barrio muy emblemático de la ciudad, rodeado por pueblos originarios, por una cantidad de gente que encontró una vÃa de participación social, cultural, con oficios. Ese me parece que es el ensamble que se tiene que dar con algunos sectores del ámbito privado y empresarial, que tienen que conocer estos proyectos. A nosotros nos preocupa ésto, como también el tema de la inserción: tenemos una cantidad grande de escuelas (seis en total) que tienen un lÃmite de cupos, pero que tienen que ir mejorando esa prestación para tratar de incorporar a los egresados no sólo a una participación cultural sino también laboral. También hay que poner éso sobre la mesa, y valorarlo. Creo que la mayorÃa de la gente no sabe cuáles son nuestras escuelas ni cuántos alumnos tenemos.
- Hay una decisión de gestión en entender a lo cultural como posibilidad de inserción social, y no sólo como entretenimiento.
- SÃ, hay varias formas de generar participación. Una es yendo como espectador y otra involucrándote en la producción cultural. Creemos que el espectáculo tiene que existir, pero también que no todo el mundo accede a esa participación. Evaluamos que a muchos lugares no llegamos, y estamos preocupados por cómo generar espectadores, cómo educamos a un público que pretende un consumo determinado y nosotros tratamos de darles otra cosa, como artistas locales. Es el oficio de enseñarle al espectador la producción de su región. Yo no creo que nuestra actividad reincorpore a aquellos que están fuera del sistema de consumo, pero sà le devuelve parte de lo que es su calidad de vida, lo hace sentir partÃcipe de lo que está pasando. Y si nosotros podemos ir a los barrios, mejor. Vamos inventando excusas para ir lo más cerca que podamos del público. Si no nos preocupásemos por éso, estarÃamos equivocados.
- Si bien hay una continuidad en su gestión, cada intendente tiene sus propios objetivos. ¿Cuál es la lÃnea planteada por Mónica Fein?
- En primer lugar, quiere una ciudad cultural. Y creo que el concepto tiene que ver con considerar a la ciudad en todo su territorio. Hay allà una fuerte impronta de lo barrial. Pero no desde el preconcepto: no nos referimos al tiempo en que hacer gestión era mandar un tallerista a que se las arregle en el barrio. Eso no sirve. Un taller da participación, sÃ, pero lo superador serÃa que éso tenga profundidad, que tenga que ver con los oficios, con una participación cultural más profunda y cercana a la gente. Y que sea todo lo abarcativo e inclusivo que tenga que ser.
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