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Lunes, 24 de abril de 2006
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DEMASIADOS EFECTOS Y UNA NARRATIVA PREVISIBLE

Pobre inframundo de monstruos

Por Leandro Arteaga
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Inframundo: Evolución(Underworld: Evolution) EEUU, 2006

Dirección: Len Wiseman.

Guión:Danny McBride, Len Wiseman.

Fotografía: Simon Duggan.

Música: Marco Beltrami.

Montaje: Nicolas De Toth.

Intérpretes: Kate Beckinsale, Scott Speedman, Tony Curran, Shane Brolly, Derek Jacobi, Bill Nighy.

Duración: 106 minutos.

Salas: Monumental, Showcase, Village.

Puntos:4 (cuatro).

Si bien la posibilidad de reencontrar la sensualidad fría de Kate Beckinsale enfundada en cuero negro sería motivo suficiente para una secuela, "Inframundo: Evolución" es, lamentablemente, más endeble que su predecesora (Inframundo, 2003, Len Wiseman). Desde el hilo argumental del film previo, el conflicto entre los clanes de vampiros y de licántropos ofrece una vuelta de tuerca, dada a través de Selene (K. Beckinsale) y de Michael (S. Speedman): único "híbrido" que sintetiza en sí las dos "maldiciones". Ambos personajes deberán frenar las ansias de poder del resucitado Marcus (T. Curran), señor vampiro y asesino, para posibilitar un nuevo y literal "amanecer" y, de paso, sentar la premisa para una nueva historia y secuela.

Señalar que films como éste se vinculan con la estética comercial del video-game, que tantas otras películas de género cultivan, no es novedoso, pero tampoco peyorativo. Lo que ocurre es que la previsibilidad narrativa y la falta de complejidad en los personajes hablan de, justamente, la primacía solitaria de los efectos visuales y digitales. En este sentido, la caracterización del vampiro Marcus es magnífica pero, dado el carácter del film, absolutamente vacía. Y si bien Selene y su compañero se permiten expresar sentimientos en algún tramo del film, ello no oficia más que desde el atractivo estético que supone ver cómo la irresistible Kate Beckinsale deja bajar el cierre de su traje ceñido. Por lo demás, Inframundo se dirige al espectador tal como lo hace un video-juego con su jugador: explicaciones introductorias aburridas, enfrentamientos monstruosos de peligrosidad ascendente, disparos ininterrumpidos, fragmentación visual, acumulación sonora, más héroes de aspecto "cool" siempre atentos a los dictados de la moda.

Aunque dentro de propuestas similares, pueden pensarse, para mejor, otros films mucho más interesantes tales como la primera entrega de Resident Evil (la segunda es espantosa), la curiosa Guardianes de la noche, o la trilogía del cazador de vampiros Blade, en donde destaca, admirablemente, la segunda parte dirigida por Guillermo del Toro (Kronos, Hellboy).

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