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Miércoles, 8 de febrero de 2012
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Aguarriba, poesías de Miguel Culaciati

Escribir como quien atrapa el agua

Si hay un momento para leer libros de poesía, es el verano; y la tapa misma de Aguarriba, del poeta rosarino Miguel Culaciati, parece invitar, con foto de los reflejos del sol en el agua de una pileta y su forma apaisada, a zambullirse en este remanso. La lírica de estos poemas de Culaciati es luminosa y serena. Son breviarios de versos en palabras "poéticas" y claras; clasificados según su procedencia o el universo en el que se sitúan, son poemas escritos en el descanso.

Culaciati pertenece con María Paula Alzugaray (autora del prólogo del libro), Mariana Vacs, Edgardo Zotto o Alejandra Méndez (por nombrar sólo un puñado de autores) a una vertiente de la poesía local que se apoya en una cierta idea de paisaje pero donde lo importante es lo que se dice desde el alma: se expresa en estos versos una voluntad de lirismo vinculada a la emoción de la naturaleza que, si bien hunde sus raíces en un romanticismo tardío, se formula en un lenguaje despojado, a la manera de los metafísicos italianos como Ungaretti, y honrando la tradición local de Beatriz Vallejos o Felipe Aldana.

"Seremos nacidos en este silencio/ sombras de agua/ palabras cavándose// charcos solitarios/ sostenidos/ en la sutura del aire", escribe Miguel Culaciati en el primer poema del libro. Y eso es todo el poema, pero, ¿para qué decir más? En la primera parte del libro, subtitulada "Fractales", el poema es un apunte rápido que trata de captar una emoción en el flujo de la intensidad, como quien atrapa nubes, o agua escurridiza, antes de que se escape.

"El sol es ahora/ la mano que se nos tiende/ para cruzar/ el ancho del día", escribe el poeta. El aliento se extiende y el paisaje cobra protagonismo en la siguiente sección, Inventario Paraná. "Con el agua nueva nace todo eso/ que se llama sin nombrarse", concluye el primer poema. Por supuesto no puede faltar entre los ríos de Culaciati el Gualeguay, guiño y homenaje al poeta entrerriano Juan L. Ortiz.

La sección "Luceros" reúne sobrios poemas de amor ("ella llega de la tierra donde nada marchita/ es una palabra nueva que resplandece"). En "Norteños" Culaciati viaja, en "Collages" reescribe experimentos modernos de Edgar Bayley y en "Náufragos" reconoce a los pares: Patricio Raffo, Alicia Salinas y Alzugaray. "Soñamos juntos los cuatro", declara, y también: "somos cuatro náufragos/ de un barco con alas/ en un mar seco". Junto a ellos y a otros más, Culaciati participó en 2010 de la antología local independiente Fin zona urbana. Una intuición fulgurante, expresada con la menor cantidad de palabras posible, reluce en las epifanías más logradas de estos versos. A veces las redes salen vacías, pero muchas otras hay en ellas un pez de oro.

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