"De chico descubrà algo diferente cuando por primera vez hice una secuencia", comenta a Rosario/12 Alejandro Aragón, como sÃntesis justa de una pasión de vida: dibujar historietas.
Con una trayectoria profesional en ascenso, en la que ha sobresalido como lápiz oficial de 28 Days Later (continuación en cómic de la laureada pelÃcula conocida como Exterminio, de 2002), Aragón tiene su génesis en el oficio desde una decisión que, aún cuando suene curiosa, resulta vital: "Era fanático de las revistas El Tony, Nippur Magnum y otras, donde figuraba la publicidad de un curso de historietas en Buenos Aires con Horacio Lalia, con salida laboral. Medio que tiré la onda a mi familia para ver si me bancaban, pero estaba dura la cosa... Asà que comienzo PsicologÃa, y recuerdo que fue como si a mi vocación artÃstica la hubiese reprimido. En el cuarto año de la carrera, cuando arranco con orientación vocacional y todo eso, es como si se me despertara otra vez el tema y empiezo a dibujar, si bien ya de "grande", con veintidós años. Pero me daba cuenta de que semana a semana el progreso era enorme. Comencé en un taller con Esteban Tolj, quien me dice que si bien tengo que mejorar algunas cuestiones tengo condiciones. Asà que me la paso todo el quinto año dibujando por mi cuenta, a la vez que voy procesando lo que me pasa y me decido: "me recibo y me dedico de lleno a la historieta". Asà lo hice: tres dÃas después de recibirme arranqué a full, ocho, nueve horas por dÃa, como si fuese un trabajo, de lunes a lunes. ¡TenÃa que recuperar el tiempo que habÃa perdido!
-¿Y dónde se da el primer vÃnculo laboral?
-Yo tuve la suerte de poder trabajar como asistente de Leo Fernández [NdR: dibujante rosarino con amplia trayectoria en editoriales como Marvel] durante dos años. Fue la etapa que más disfruté y aproveché en mi corta carrera. Ése fue el punto bisagra, porque si bien ya venÃa haciendo algunas cosas en el medio independiente de Estados Unidos, cuando empecé con él fue la primera vez que tuve contacto con el trabajo profesional, algo que no se aprende en ningún lado. En un taller te enseñan anatomÃa, el manejo de luces y sombras, podés estudiar por tu cuenta, mirar pelÃculas, pero después hay toda una conducta que está en el dÃa a dÃa, en respetar la fecha de entrega, en laburar feriados y domingos, en ajustarte a lo que quiere cada editorial. De Leo aprendà tanto con sus indicaciones como también silenciosamente, mientras incorporaba todo lo necesario para ser un profesional de primera lÃnea como él, o como lo son Marcelo Frusin y Eduardo Risso.
-Esos inicios independientes, ¿en qué consistieron?
-En trabajos con editoriales pequeñas o para páginas web. Un guionista que venÃa progresando a la par mÃa y que yo conocÃa, Joshua Williamson, entra a trabajar en (la editorial) Image y me propone presentar un proyecto. Hicimos una muestra que Image aceptó en el 2008, y Leo me da la posibilidad de hacer este trabajo para luego reincorporarme con él.
-Te referÃs a Overlook; ahora bien, me resulta interesante cómo vos y Williamson, que es norteamericano, despegaron en sus tareas sin haberse conocido personalmente.
-Con Joshua nos conocimos por Internet en 2006. Ahora él escribe la serie regular Voodoo, un personaje del grupo Wildcats. Es un guionista que va muy rápido. Con él habÃa firmado un contrato con Oni Press para una novela gráfica que tuve que dejar en stand by, a partir del ofrecimiento de la serie 28 dÃas después. La diferencia económica era muy amplia.
-¿Cómo te llega 28 dÃas?
-Antes de 28 dÃas habÃa hecho un trabajito para Moonstone, con un escritor de Vertigo, Gary Phillips. Y en abril de 2010 me llega la propuesta de Boom Studios de hacer el número 13 de la serie, porque al artista que la venÃa dibujando --Declan Shalvey- le ofrecen un fillin en Marvel. Como tengo unos 29 dÃas, aproximadamente, para hacerlo, no puedo continuar con Leo, con quien en ese momento estábamos haciendo Deadpool (Marvel). En este sentido, Leo es un tipo súper generoso, siempre me dejó claro que él se iba a poner contento con mi bienestar. Asà que me la jugué. Cuando entrego a Boom el trabajo, se muestran muy satisfechos. Entre paréntesis, cuando te ofrecen un margen de tiempo como éste, muchos artistas no llegan, y eso es algo que los editores también usan como un filtro. Por eso, más allá de cómo haya quedado el número 13, sabÃa que las deadlines son importantÃsimas, y en la editorial lo valoraron. Cuando Shalvey no vuelve a la serie por otras posibilidades de trabajo, Boom me ofrece el número 14, pero con una fecha de entrega todavÃa más complicada, me daban 24 dÃas para hacer 22 páginas, lápiz y tinta. Cuando lo estoy terminando, me ofrecen el arco argumental con los números 15 y 16. ¡Estaba recontento! Mientras inicio el 15 me ofrecen la serie regular. Era el sueño hecho realidad... Además esa pelÃcula a mà me gustó mucho, soy fanático del director, Danny Boyle, el mismo de Trainspotting.
-¿Qué cosas te permitió el dibujar 28 dÃas después?
-Es una serie que me sirvió para darme cuenta de que para dibujar una historieta no sólo hay que concentrarse en el dibujo, sino en lograr una credibilidad, una atmósfera. Con 28 dÃas me fui soltando, de a poco hice un dibujo más "desprolijo", con una lÃnea más gruesa y sucia, porque me daba cuenta de que eso lo representaba mejor. Como se trataba de un tÃtulo importante, me dio una pequeña chapa. A partir de allà tuve muchas más propuestas, asà como contactos con guionistas y dibujantes profesionales.
-En este momento, ¿qué estás haciendo?
-Estoy con un proyecto de autor con el escritor B. Clay Moore, asà como en contacto con las editoriales Marvel, DC, Dark Horse, que han aceptado seguir mi trabajo. Ahora estoy dibujando una miniserie de cuatro capÃtulos basada en el juego de rol Deadlands, que es de cowboys pero con un ambiente sobrenatural. Algunos unitarios de Deadlands fueron ya publicados por Image con firmas como las de Steve Ellis, Brooke Turner, Ron Marz, Bart Sears...
-Entonces, y si podés decirlo en palabras, ¿por qué la historieta?
-Porque con ella puedo decir cosas que de otro modo no podrÃa, porque me da la posibilidad de sentirme libre. Yo veo al arte como un camino hacia uno mismo, hacia donde uno era al momento de nacer. La sociedad luego nos encauza hacia lugares que no son necesariamente los mejores. Con la historieta, aún cuando pueda ser de manera inconsciente, sé lo que estoy haciendo: realizarme como sujeto y determinar mi propio camino.
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