Ante los segundos iniciales de la escucha, lo primero que salta al oÃdo es la similitud de registro entre la cantante de Los Cocineros con el de Mimà Maura. Pero si bien dentro de la propuesta del grupo cordobés, los boleros, el reggae y cierto rocksteady tienen su presencia, la apuesta del sexteto es un auténtico cocktail estilÃstico, que ya ha cautivado a músicos como Andrés Calamaro o los miembros de Bersuit Vergarabat. Con todo ello, el grupo debutará mañana en Rosario, en un recital que se realizará desde las 21.30 en la sala Lavardén de Sarmiento y Mendoza.
Alfonso Barbieri, miembro fundador del grupo, adelantó a este medio las cualidades de este nuevo concierto. "Vamos a hacer un repaso por todos nuestros discos. Llevamos toda la baterÃa estilÃstica para ver qué onda. La verdad que siempre nos llamó la atención ir a Rosario, nos gustó mucho aquella vez que fuimos a tocar, nos sentimos muy cómodos, asà que estamos más que entusiasmados", manifestó el responsable de interpretar acordeón, guitarras, mini moog, piano y coros, en una banda que comparte junto a Mara Santucho (voz y coros), Sol Pereyra (guitarra, cuatro venezolano, trompeta, coros), Fonsy Denaro (bajo Epiphone "Viola", coros, accesorios), Nicolás Arrieta (baterÃa, percusión y coros) y Andrés Clifford (guitarra eléctrica, trompeta, coros).
-En general la música y lo culinario van de la mano. ¿De esa conjunción nace el grupo?
-Esa es una de las cuantas y distintas versiones del origen del grupo. Nosotros buscábamos un oficio y el de cocineros nos pareció que tenÃa todo un aspecto interesante para el laburo. Nosotros tocamos en vivo con delantales, entonces era encarar la cosa desde otro lado, porque la cocina tiene una estética muy particular. Además nos parecÃa que se relacionaba con el tema de que mezclamos estilos como podemos mezclar condimentos. Y después en los dos primeros discos rescatamos canciones de los años 30 y 40, que nos hacÃan acordar a canciones que se silbaban en las reuniones con algún abuelo, alguna tÃa que silbaba algún tanguito, un bolerito, y los viejos de uno silbando un poco de los Beatles, o los Clash. Todo se relacionaba, además, porque la música, el sexo y la comida son de las cosas importantes de la vida.
-El riesgo de la fusión es que se puede llegar a un hÃbrido donde no se entienda muy bien de qué se trata. ¿Les costó encontrar una fórmula justa para el grupo?
-No. En realidad los dos primeros discos fueron bastante espontáneos, de mandar fruta, probar cosas. En ese momento éramos un trÃo con Mara, Sol y yo. Además nunca la idea fue fusionar, porque fusionar serÃa más una mezcla casi exacta de dos condimentos. Esto era concretamente un bolero que se transformaba en un reggae y después terminaba en un ska. No era un bolero con la baterÃa jazzeada y un punteito con guitarra eléctrica. Asà fuimos logrando un sonido propio.
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