La brutalidad renovada

"Me llama la atención que la gente piense que este espectáculo va a ser más chico que el del Luna Park, ¡en realidad es más grande!". Realizada sin rasgos de demagogia, la aclaración de Diqui James ayuda a comprender dos hechos que, desde el martes, colisionarán en Metropolitano: por un lado, la naturalidad con la que el público local (gentileza de compañías varias mediante) asume que los espectáculos jamás llegarán a la ciudad con el mismo despliegue que en Capital Federal. Por otra parte, con su frase el director de Fuerzabruta deja en claro que, desde su formación en 2005, el grupo se ha lanzado a un camino de constante superación.

Luego de su impactante performance durante la celebración por el Bicentenario --donde actuaron frente a más de un millón de personas--, Fuerzabruta retomó algunas escenas de obras anteriores y, junto a nuevos segmentos, le dio forma a Wayra Tour, espectáculo con el que, a mediados de 2011, realizó una docena de funciones en el Luna Park. Previo a esa serie de shows, en una entrevista con Página/12, Diqui James hacía públicas sus dudas acerca de cuál sería el resultado, preguntándose si el público iba "a enloquecer o a rajar en silencio". A más de seis meses de aquella duda, puesto a evaluar los resultados el director ríe: "¡Los porcentajes dieron bien! Lo más positivo fue entender que podíamos hacer un gran show, de dimensiones más grandes de lo que estamos acostumbrados a hacer en lugares cerrados. Tenía miedo de cómo funcionarían las dimensiones frente a nuestro lenguaje, pero fue positivo. Es espectacular trabajar en un lugar grande, pudimos volar y soñar escenas en esa dimensión".

En su nuevo trabajo, la compañía sostiene aquellas características que la hicieron única en la escena nacional y que le valieron numerosos reconocimientos en Europa y Estados Unidos. Características vinculadas con el cruce de disciplinas, la combinación de músicos en vivo y electrónica, la explotación del espacio, el uso del cuerpo y de los elementos. Precisamente, esta vez, y apelando a una palabra de origen quechua para su bautismo, el espectáculo rinde tributo al aire, y cobrará aquí nuevas dimensiones. "En Rosario vamos a hacer unas escenas nuevas en relación a la utilización del público sentado y del espacio aéreo. El show es más grande, más complejo, más dinámico --anticipa James--. Con los shows del Luna dimos un paso muy importante. Nos dimos cuenta de muchas cosas haciéndolos. Fueron doce funciones y ahora tuvimos muchos meses para ajustar, para hacer escenas nuevas. Estamos muy excitados por éso".

En una búsqueda constante por la renovación de su propuesta, Fuerzabruta aparece como un colectivo en permanente movimiento en pos de su propia superación. Algo que James distingue como factor común en el más de medio centenar de personas que conforman a la compañía, entre actores, músicos, técnicos e ingenieros. "En Rosario vamos a probar un túnel de viento por sobre el público sentado. Nunca lo hicimos, pero estoy seguro que si después de la primera función se nos ocurre algo, lo vamos a cambiar. Y lo vamos a hacer con la misma alegría que si sale bárbaro. Todo el equipo tiene ese hambre de cambio, de probar, de estar en movimiento. Algo que, cuando armás una estructura tan grande, es muy difícil de lograr", ejemplifica el director, que reconoce como un punto de inflexión a la performance que realizaron para el Bicentenario: "Creo que esa experiencia nos hizo crecer mucho, combinamos muchas disciplinas, trabajamos con policías, bomberos, extras, camioneros, ingenieros, efectos. Eso nos enriqueció en todas las áreas, entonces creo que esta etapa del Wayra Tour la estamos encarando con una madurez muy fuerte, pero además manteniendo la locura. Lo más difícil es lograr ese equilibrio, poder pisar firme y a la vez seguir soñando".

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