Alien ha instaurado una mitologÃa de sostén propio. Con mayores o menores aciertos, lo que sigue y seguirá como lugar inamovible es el horror despierto por el engendro sin ojos pergeñado por H. R. Giger para el film de 1979. PelÃculas e historietas posteriores, asà como un merchandising de compañÃa, han provocado un lugar cultual alrededor del monstruo biomecánico y su pelÃcula, cortesÃa de Ridley Scott, Dan O'Bannon, Moebius, Walter Hill, entre otros.
La vuelta de Scott sobre su obra maestra (tan maestra como su Blade Runner, asà como ambas tan cualitativamente lejanas de su cine posterior) no puede ser vista de manera superflua. Sea o no sea precuela, no importa. Lo cierto es que su clima, tipografÃa, grupo humano, puesta en escena, operan de modo simétrico al film aquél, con un crescendo agobiante de cara a la develación final -o primera, tal la búsqueda divina de sus protagonistas-. Es decir, Prometeo es pretendidamente otro film Alien. Y se suma a una estela de gritos vacÃos que muestra aún su vigencia.
Aquà la excusa estará en el viaje en el tiempo. Criogenizarse para llegar lejos en el espacio, al lugar último que dibujos y pinturas de civilizaciones antiguas indican. Rastrear una historia humana que es lÃnea de tiempo, con el fin, quizás, de vencer su carácter unÃvoco. Alcanzar esa meta última para la respuesta a la pregunta primera. Un nido de recuerdos maquinales y antropomórficos da la bienvenida al contingente humano. Situación obligada, en este sentido, para la redecoración cinematográfica desde el prisma de pesadilla soñado por Giger.
Entre la nave y este nido de cavernas habrá idas y vueltas, entradas y salidas que amenazan de manera progresiva. Nada más que decir sobre el argumento, pero sà sobre las caracterizaciones, acompañadas de la gelidez de Charlize Theron, la simpatÃa Peter O'Toole del androide de Michael Fassbender (cada vez más gran actor, tan cercano aquà al ánima Blade Runner), o las contradicciones entre fe y razón encarnadas por Noomi Rapace, arqueóloga del grupo.
Los lugares comunes al mundo alien aparecerán otra vez, o por primera vez, dado el espÃritu de precuela; es decir, la relación mujer/monstruo, madre/hijo, deseo/horror. Más un aire lovecraftiano que se respira y plasma de manera clara, tan afÃn al espÃritu que guÃa a esta búsqueda de principios olvidados, colores imposibles y tentáculos sin océanos.
No es ninguna obra maestra. También tiene sus tonterÃas habituales: argucias que justifican lo que sucederá, o hacer correr a los personajes para que la nave no se les caiga encima. Tal como se lee. Pero tiene la dignidad suficiente como para saber situarse dentro de un mismo esquema sÃgnico, respecto del cual la artesanÃa Giger ocupa su lugar central, inconmovible. Lugar nodal que hubo de provocarse, en última instancia, desde una pelÃcula ya de culto. Hacia ella, todavÃa, habrá de volverse la vista. Tantas veces como sea necesario. Con una angustia que sigue impecable.
Prometeo. 8 (ocho) puntos.
(Prometheus)
EE.UU., 2012
Dirección: Ridley Scott.
Guión: Jon Spaihts, Damon Lindelof.
FotografÃa: Dariusz Wolski.
Música: Marc Streitenfeld.
Montaje: Pietro Scalia.
Intérpretes: Noomi Rapace, Charlize Theron, Michael Fassbender, Guy Pearce, Idris Elba, Sean Harris.
Duración 124 minutos.
Salas: Monumental, Showcase, Sunstar, Village.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.