El tema son los cuerpos humanos, más precisamente el zoón politikón, el "animal polÃtico", oprimido por el poder o sujeto de liberación: cuerpos observados, enfermos o curados, hambreados, perseguidos, desaparecidos, asesinados; cónyuges cuerpos en yunta, cuerpos migrantes, amados, restituidos, incinerados, cuerpos multiplicados en la reproductibilidad técnica de la foto impresa.
Lo particular en la obra de la artista plástica Noemà Escandell (Cañada de Gómez, 1942) es el modo en que ella los representa: sutil, oblicuo, teatral, casi abstracto y a la vez más real que la representación mimética convencional. En sus pinturas, trabaja la figura humana con atributos que la dignifican. En sus instalaciones conceptualistas, Escandell habla de los cuerpos humanos a través de objetos que no se les parecen a simple vista, pero que al pararse frente a frente el espectador y la obra (en la situación real y concreta de la recepción) algo de su forma, sobre todos en sus vacÃos, hace que esta presencia muda remita al semejante. La obra conceptual de Escandell actualiza una estética de la presencia; algunas son de cuerpo presente y en otras clama un hábeas corpus que insiste.
Ya una estructura geométrica minimalista suya del año 66, tras el tÃtulo aséptico y racionalista de Vectores y diámetros, sugerÃa, en su concisa simetrÃa, ojos o senos. Algo de esto habrán intuido desde el más absoluto salvajismo los integrantes de la patota de Feced que en 1977, en un operativo de secuestro y desaparición forzada de personas, invadieron la casa de familia donde se hallaba colgada la obra y la destruyeron a hachazos. De esa violencia del terrorismo de Estado habla ella en una obra, donde reescribe la Pietá de Miguel Angel.
Reconstruida a partir de bocetos cuidadosamente guardados por su autora en su taller, su obra del 66 se expone desde el viernes pasado hasta el 22 de abril en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino (Oroño y Pellegrini) como parte de Noemà Escandell. Antológica, la excelente muestra que ocupa toda la planta alta, y que con curadurÃa de Roberto Echen pone en diálogo, a través de un recorrido inteligente, un corpus de obra multimedia de sorprendente coherencia, austera belleza e inquebrantable compromiso polÃtico.
Un verano, a comienzos del 2000, pudo verse en el Museo aquella materialización de las dos alegorÃas de la mirada del poder (el panóptico y la mirada oblicua) que es la escultura interactiva titulada Del cristal con que se mira. La obra es de 1992 y forma parte de una extensa serie de instalaciones por Noemà Escandell, titulada Curriculum Vitae de los hombres y mujeres de la multitud. La primera parte de la serie se expuso en el casal de Cataluña de Buenos Aires, con curadurÃa de Joan Prim, en 1993. En la sala de al lado estaba Cochon sur canapé, de Nicola Costantino. Ambas artistas se hacÃan cargo de una sociedad abruptamente transformada en consumista: Nicola invitaba a devorar animales, mientras Noemà Escandell trabajaba comprando y ensamblando pequeñas mercancÃas importadas.
Hoy en el Castagnino, una de aquellas piezas de Escandell, De la palabra y el poder, comparte sala con su pintura El orador, realizada durante la presidencia de Raúl AlfonsÃn. Las radios taiwanesas que junto a un redoblante enmudecido hacen castañetear unas bocas plásticas al unÃsono parecen ahogar la voz del abogado de la democracia.
Una instalación de pared con dibujos de su nieta SofÃa y una estructura primaria lúdica interactiva color bermellón, de los años sesenta y reconstruida en la actualidad, dialogan con la pieza impecable y logradÃsima que abre la muestra: La puerta secreta al paraÃso perdido (1992). Allà una historia clÃnica, cinco rectángulos opacos, media vasija de polen (sÃmbolo de regeneración) y un espejo ponen en escena una dialéctica entre el espectador y los seis años de agonÃa de un enfermo de sida, haciendo ineludibles la identificación ética y la ofrenda. "Que otra mano se tienda", pide la ambientación con pieza gráfica interactiva que expuso Escandell cuando representó a la Argentina en la sección histórica de la Bienal de Porto Alegre en 1997. El montaje central fue concebido tres décadas antes, cuando la foto de Freddy Alborta del Che Guevara recientemente asesinado le recordó a la artista a La lección de anatomÃa, de Rembrandt.
Otra reconstrucción, la de su Pincelada (instalación de fines de los años sesenta) se enfrenta a la pared pintada de negro en un pasillo, alusión explÃcita a su perÃodo de abstención durante la dictadura. La pincelada naranja parece avanzar atraÃda por la estructura bermellón de ese perÃodo, pero frente al paredón negro se desdibuja en el silencio blanco del muro. El gesto curatorial de oscurecer el muro le hace eco al pasillo negro que en la retrospectiva de Juan Pablo Renzi en el Centro Cultural Parque de España (en 1998 curada por Eleonora Traficante, Aurelio GarcÃa y Silvina Buffone) significaba lo mismo: la abstención ética. Renzi falleció en 1992, el mismo año en que Escandell realiza su pintura II Credits to continue.
Al igual que Juan Pablo Renzi y que tantos otros artistas e intelectuales de Rosario (cuyos nombres y cuyos textos principales están todos consignados en los textos que acompañan la muestra), Noemà Escandell integró el Grupo de Arte de Vanguardia, con el que realizó varias experiencias de las cuales la más recordada es Tucumán Arde. En la muestra hay fotos de esta y otras acciones. Pero por una de esas paradojas y desapariciones, la imagen de Escandell entrevistando a obreros de la zafra tucumana no pudo formar parte de la misma.
Hasta el 15, el museo abre los lunes y de miércoles a viernes, de 15 a 21, sábados y domingos de 14 a 20. A partir del 16 de este mes, el horario es de 14 a 20 (los lunes, miércoles, jueves y viernes) y de 13 a 19 los fines de semana.
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