Cuando en septiembre de 2012 Mariano Brizuela vislumbró al cierre como único destino para el Centro Cultural Mano a Mano (que comandó desde su gestación junto a Franco Colautti), el acercamiento al Movimiento Giros cambió las perspectivas. Tras algunas reuniones, en pleno acampe para evitar el desalojo del Tambo La Resistencia los miembros de Giros confirmaron su desembarco en el macrocentro rosarino. Luego de casi una década de trabajo por los barrios de una ciudad dividida en media docena de distritos, y en el año en que se constituirán como partido activo en las elecciones legislativas, Giros es ahora parte esencial de Distrito Sie7e (www.distrito7.com.ar), el renovado espacio de Ovidio Lagos 790 que hoy, a las 19, tendrá su inauguración formal con la participación de Miguel Franchi, Luciamo JazmÃn y Territorio Cumbia.
Con un visible cambio estético, la renovación apuntará a completarse con la recuperación de las gradas de la planta alta del enorme salón, allà donde en 1912 inauguró el cine El Plata, que entre 1936 y 1970 llevó el nombre de Cine Gardel y que, desde septiembre de 2007, funcionó como Mano a Mano. El ciclo de sucesivas aperturas y cierres parecÃa haber alcanzado también a este último proyecto, que esquivó ese destino y que continuará activo con el mismo espÃritu pero con aires renovados, según relataron Brizuela y Manuel Salinas, integrante de Giros, a Rosario/12.
- Dentro del Movimiento Giros el componente cultural ya tenÃa una presencia importante antes de este proyecto.
- Manuel Salinas: SÃ, siempre fue importante. Incluso en la militancia barrial, cuando empezamos a trabajar en Nuevo Alberdi fue básicamente con talleres culturales para chicos. Cuando Mariano nos contó la situación de Mano a Mano, lo que verdaderamente nos interesó fue el desafÃo de poder generar un espacio fÃsico desde el Movimiento Giros. Que, más allá de los barrios, pudiera mostrarle a la ciudadanÃa de Rosario a qué llamamos Ciudad Futura. Ese es el horizonte en el que inscribimos cada una de las prácticas que hacemos como movimiento. Ese horizonte casi siempre se fue corporizando en espacios concretos, sobre todo en la periferia: asà se formó el Tambo La Resistencia, la escuela secundaria que fundamos en Nuevo Alberdi, los espacios productivos en Empalme Graneros y barrios periféricos de la ciudad. Para nosotros, sobre todo en este año donde nos vamos a presentar a las elecciones legislativas, era un desafÃo poder generar una plataforma desde lo cultural, pero mediante materializaciones. No nos gusta decir cómo hacer las cosas, sino hacerlas.
- Mano a Mano se caracterizó por generar ciclos artÃsticos con una identidad marcada, al margen del mainstream y con un fuerte componente de calidad artÃstica. ¿Se intentará sostener esa caracterÃstica?
- Mariano Brizuela: SÃ, de hecho tenemos muchos desafÃos. Hay que mantenerse con la búsqueda artÃstica que tratamos de defender desde el lugar, y que es una manera de mostrarnos ante el resto, de definir qué es lo que queremos. Eso es lo más difÃcil de lograr, porque la vorágine económica hace que uno termine tirándose para el lado que más reditúa. Ahora con la llegada de Giros al espacio el desafÃo es doble, porque queremos decir muchas cosas. Hay un terreno ganado, acá se ganó un espacio y el desafÃo más grande es potenciarlo, proyectarlo y sostenerlo, que no es fácil.
- Si bien es obvia la relación entre cultura y polÃtica, no es frecuente que un espacio polÃtico como Giros forme parte, explÃcitamente, de un espacio cultural como éste. Es una decisión arriesgada.
- M.S.: SÃ, es arriesgado, pero también tenemos una lógica de construcción que tiene que ver con un concepto de territorio muy fuerte, que no ceñimos a un pedazo de tierra en un barrio periférico. Para nosotros el territorio es una manera conceptual de entender la forma de construcción polÃtica. Incluso está el envión de Mano a Mano, una lógica de construir lazos con los artistas, o la dinámica misma que ocurrÃa en el espacio cultural, para nosotros se habÃa avanzado mucho. Si esto se cerraba, era un territorio que se perdÃa, porque acá quedaban dos opciones: se convertÃa en un edificio o una cochera. Para nosotros pensar la ciudad tiene que ver incluso con una responsabilidad de no darse el lujo de perder espacios fÃsicos. Hay una lógica y una ética de cómo pensamos la ciudad, que tiene mucho más que ver con cómo pensamos la cultura y las proyecciones polÃticas. Nos parecÃa importante incluso porque con el terreno ganado que tiene la sala, se podÃa potenciar el proyecto. En mi caso, incluso, imaginaba que este espacio podrÃa estar abierto todas las tardes para que alguien venga a tomarse un café y sentarse a hablar de polÃtica, a discutir cosas, mientras se está ensayando una obra de teatro en el escenario. Nos parecÃa que a la ciudad le faltaba un espacio como éste.
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