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Jueves, 14 de noviembre de 2013
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MUSICA. Entrevista con Liliana Herrero, que mañana presenta Maldigo en Rosario

"Un disco de un alto voltaje emocional"

La prestigiosa cantante entrerriana le dio forma a un material notable, que puede ubicarse entre los mejores de su extensa y rica trayectoria. La obra fue coproducida artísticamente por Herrero junto a Lisandro Aristimuño.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Liliana Herrero llegará a Rosario junto a la banda con la que registró el disco

¿Cómo elegir apenas uno entre tantos? ¿Cómo sostener a Maldigo como el más valioso en una discografía tan valiosa? ¿Cómo elegir apenas uno entre los trece temas que conforman el enorme e intenso último material de Liliana Herrero? ¿Cómo encontrar un único adjetivo que califique a una obra profunda, visceral, cargada de capas textuales y sonoras? El mejor modo, quizás, sea dejar todo librado a las subjetividades, al disfrute en torno a la más reciente creación de la cantante, que mañana a las 22 la recorrerá íntegramente (junto a su notable banda) en Plataforma Lavardén.

"Bagualín" de Fernando Barrientos, "La garra del corazón" de Fernando Cabrera, "Run Run se fue pa'l Norte" de Violeta Parra, "Oye niño" de Miguel Abuelo, "Garzas viajeras" de Aníbal Sampayo, "El mar" de Dorival Caymmi, "La diablera" de Antonio Nella Castro e Hilda Herrera, "El salitral" de Raúl Carnota, "Marte" de Tomás Aristimuño, "Casamiento de negros" de Violeta Parra, "Trabajo quiero trabajo" de Atahualpa, "Pastor de nubes" de Manuel Castilla y "Milonga para la muerte" de Juan Falú y Hamlet Lima Quintana son las obras incluidas en este disco coproducido por Herrero y Lisandro Aristimuño. Un disco que está atravesado por arreglos que remiten tanto al rock como a sonoridades contemporáneas y experimentales. Aunque no son ésos los términos que mejor describen a la obra, según la mirada más calificada para hablar de ella: la de la propia Herrero, que en diálogo con Rosario/12 corrige amablemente, y ríe: "No sé si estoy de acuerdo con todos los conceptos...".

Luego de celebrar el trabajo colectivo llevado adelante en Maldigo, y de destacar la labor junto a Aristimuño --"La presencia de Lisandro fue muy importante para mí. Para él fue también una experiencia muy hermosa, y vino a trabajar de un modo muy mío, que tiene que ver con trabajar en equipo con toda la banda. Lisandro lo que hizo fue muy generoso, muy lindo para mí, trabajando de un modo que no acostumbra tener en relación a su música"--, la cantante entrerriana profundizó en algunos conceptos, desnudando además parte de la concepción misma del material.

"Siento que es un disco crudo --aseguró--. No quise corregir cosas. Nos pusimos muy de acuerdo en grabarlo en estudio pero en vivo. De hecho lo grabamos en cinco días, y esa intensidad de grabación se nota en el disco. Y a la hora de editar casi no corregí. Hay algunas incorrecciones musicales que dejé. Hay un llanto en 'Milonga para la muerte', también dejé caídas de afinación, una garganta rota. Y no sé si hay oscuridad. Sí hay una desmesura, un abismarse. Estoy evidentemente retirada de un canto más convencional. Me retiro de esta calificación de cantar bien o cantar mal, me pongo afuera de éso. Intento ponerme afuera de éso".

- Eso no es nuevo en tu discografía, en tu búsqueda artística.

- Absolutamente, sí... Tal vez siempre lo hice y nunca me dí cuenta, tenés razón. Sí sé que este es un disco de un alto voltaje emocional, e incluso es muy difícil sostenerlo en vivo. Por la sonoridad que tiene, por la forma en que está cantado, por la forma en que está tocado. Los otros días Fito me decía que a él le recordaba a Ciudad de pobres corazones. Tal vez no lo había pensado a éso hasta que él me lo dijo por teléfono.

- Probablemente un término que se amolde mejor al disco no tenga que ver con la oscuridad, sino con lo visceral. Ciudad de pobres corazones es un disco visceral.

- Sí, es como un grito. Pero ya te digo, no lo había pensado, hasta que hablé con Fito y me quedé pensando. Cada idea es importante para pensar lo que uno ha hecho y lo que uno puede llegar a hacer. Me gustó que Fito dijera éso, porque me hace pensar en ese sentido.

- El repertorio del disco, y esto es también característico en discos anteriores, es la amplitud de autores. Si mirás a Maldigo en retrospectiva, ¿encontrás un hilo conductor en esos temas?

- Sí, hay como un relato. Lo pensé como si fuera un guión, cosa que sería incapaz de hacer. Pero intenté algo parecido a un guión. Me gustó empezar con la expresión 'Por eso afónica', que es del poema de Leónidas Lamborghini 'Eva perón en la hoguera' y después seguir con los temas, empezando directamente con el tema de la niñez, desamparada, abismada y a la intemperie de 'Bagualín'. Hay un hilván en los temas, pasamos por el trabajo con el tema de Atahualpa, el desamor en Violeta, el desarraigo, el no lugar en el tema de Tomás Aristimuño. Y terminar con la 'Milonga para la muerte', un tema caro a todos nosotros. Había que tomar una decisión y la tomé, porque quería decir éso que dice Hamlet Lima Quintana, que es esperanzador, porque él le dice a la muerte 'pase señora', pero al mismo tiempo dice 'dejo un coral de cantores'. Musicalmente hablando, después de semejante despliegue de texturas y de distintos instrumentos en los otros temas, la milonga cierra conmigo sola con la guitarra. Auditivamente quería que el disco terminara así, con la guitarra y la voz. Ahí sí hay oscuridad, pero al mismo tiempo en esa oscuridad sonora el tema pasa al modo Mayor. Esto es muy técnico, pero de algún modo en la música eso señalaría un optimismo. Juan Falú lo compone así, pasa a Mayor cuando dice 'dejo un coral de cantores que lucharán por su lado'.

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