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Domingo, 24 de noviembre de 2013
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Reluce en escena la primera producción de la Comedia Municipal de Teatro Norberto Campos

Relojero, o la vieja familia en jaque

Con una ajustada dirección de Raúl Saggini, que dosificó los tiempos en base a su mirada estratégica, un sólido equipo actoral que da cuenta de un trabajo con matices; la obra de Discépolo revive en la puesta rosarina.

Por Julio Cejas
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En el elenco descolla la buena mixtura de varias generaciones que aportan sus conocimientos.

Choque de generaciones, los clásicos enfrentamientos entre padres e hijos, el estallido de las viejas morales frente a los nuevos paradigmas, los engranajes enmohecidos de los viejos relojes ya no dan la hora justa. La familia en el ojo de la tormenta. La familia: esa frágil barca en medio de las tormentas sociales. Algo de todo esto se filtra en la escritura de "Relojero", última documentación dramática del universo discepoliano; en los umbrales ya de una nueva sociedad, al rumor de nuevos protagonistas de la historia; el grotesco deviene en comedia dramática, reservándose algunos guiños en el personaje de Bautista, una de las pocas máscaras que se niegan a desaparecer entre tanto personaje "moderno".

Daniel, su hermano, ha construido con Irene un modelo de familia que ha servido de ejemplo a Bautista para construir la suya; cuando ese modelo se resquebraja, cuando los hijos que son los nuevos engranajes de la maquinaria giran en sentido contrario de las agujas llegan los reproches y los cimientos se desmoronan.

"Nosotros respetamos a nuestros mayores mintiéndoles y ustedes sincerándose", dice Daniel a uno de sus hijos, en una de las tantas condensaciones dramáticas que tiene el texto discepoliano, cuando la familia ingresa en la hora precisa de su "barranca abajo".

Uno de los primeros riesgos que se corren al intentar poner en escena una de las obras más complejas del "padre del grotesco argentino" es su conocida extensión, que requiere una inteligente adaptación para potenciar una poética que abreva en riquísimas reflexiones, muchas de las cuales siguen teniendo una vigencia exasperante.

Raúl Saggini demostró su solvencia como director, al enmarcar la obra en cuatro escenas con un entreacto, dosificando los tiempos y haciendo la síntesis que necesitaba para su estrategia estética. Para ello, se apoyó en aspectos técnicos de invalorable riqueza.

La escenografía de Rodrigo Frías crea el acotado mundo de Relojero donde el taller de Daniel se inserta como una habitación más, compartiendo un espacio escénico potente con el resto de la casa, morada de una familia que late al ritmo que marcan los compases sonoros de los relojes en reparación.

La iluminación a cargo de Gabriel Romanelli es una aliada para focalizar los momentos cálidos en los se produce el encuentro familiar, y acentuar los sombríos, donde el clima interior es tan devastador como el de la calle.

Los obstinatos de la melodía creada por Martín Delgado parecieran sobrevolar la escena, presagiando un desenlace estremecedor y acompañando los latidos de esos corazones fatigados, exaltados, a punto de quebrarse y quedarse sin cuerda.

La dirección confió en un especialista como Ramiro Sorrequieta, diseñador de un vestuario que preparó a los actores para consolidar la construcción de sus personajes, partiendo de semejanzas con los años en que se desarrolla la historia.

Y el gran homenaje de esta Comedia a las actrices y a los actores rosarinos de todas las épocas es el sólido equipo actoral que da cuenta de un trabajo con diferentes matices y donde vuelve a descollar la buena mixtura de varias generaciones que aportan la riqueza de sus conocimientos.

Un convincente y medido Norberto Gallina en su rol de Daniel, frente al sorprendente Christian Valci, un Bautista que atrapa por su carisma y la potencia expresiva, alcanzando uno de los mejores trabajos de su rica trayectoria.

Equilibrado despliegue de un grupo familiar que conforman Susana Kreig como Irene; Diego Ramos (Andrés), David Gastelú (Lito) y Victoria Faerman Pereyra (Nené).

"Relojero", la primera apuesta de la flamante e inédita Comedia Municipal de Teatro Norberto Campos, se inserta en un proyecto que contó con el aporte militante de la delegación local de la Asociación Argentina de Actores y el Movimiento Vea Teatro Rosarino. Podrá verse hoy, a las 20, y el viernes 29, a las 21, en el Teatro La Comedia (Mitre y cortada Ricardone)

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