Hoy a las 19, en el Espacio Cultural Universitario (ECU, San MartÃn 750) se presenta el libro de poemas La casa en llamas, de Rubén Echagüe, publicado este año por Imprenta La Familia. Hablarán el rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) DarÃo Maiorana, Graciela Aletta de Sylvas y el autor. CrÃtico de arte, artista plástico, actual coordinador de Actividades Culturales en la Biblioteca Argentina, ex docente universitario y ex director (entre 1984 y 1990) del Museo Castagnino, Rubén Echagüe habÃa escrito siempre, hasta ahora, sobre la obra de otros. Libros sobre Augusto Schiavoni, Rodolfo Elizalde o Rubén de la Colina llevan el sello de su estilo. Se le debe un tomo reunido de su producción crÃtica, dispersa todavÃa en cientos de recortes de prensa y catálogos de exposiciones de artistas de Rosario. En esos textos, como en estos poemas, despliega Echagüe una erudición increÃble, una singular gracia y un sentido lúdico del uso del vocablo, exquisito o kitsch. Se ha ganado de este modo sus lectores, que lo instaban a publicar el libro propio.
Salvo unas breves y elocuentes lÃneas de Rafael Sendra allá por 2001, una breve recorrida por la Red revela lo poco que se ha escrito sobre este escritor omnipresente. "Creo que en esencia soy dibujante, y uno de los primeros artistas de mi generación que se dedicó a la confección de objetos", declara por ahà Echagüe, dibujos de cuya pluma forman parte de un libro titulado, precisamente, Dibujos (2012) y de otro en coautorÃa con Gary Vila Ortiz (Brebajes y exorcismos, 2013).
De algún modo, sus objetos y sus assemblages son escritura. Y viceversa. La colección del Museo Castagnino+Macro incluye su Farmacopea de la Reina Mariana (1993), donde se hace patente una poética: al hallazgo de una palabra rara o signo antiguo le sigue la búsqueda de su nuevo entorno. El conjunto resultante es una imagen que mezcla suavemente un tono melancólico y un humor grotesco. Echagüe es un arqueólogo del verbo con una "sensibilidad collage" contemporánea.
El inventario que hace Sendra de sus temas en plástica ("el amor, el poder, el tiempo... la vida y la muerte, los ideales... la infancia y las frustraciones, la belleza y la caducidad inexorable... las pérdidas, lo irrecuperable, la perfección y el éxtasis") es aplicable también a su poesÃa. En este nuevo libro también combina Echagüe dos de sus deportes filológicos, que consisten uno en citar, ecuménicamente, textos de sabidurÃa religiosa oriental, y el otro en retomar motivos clásicos de la tradición occidental, principalmente aquellos que tienen que ver con la propia vejez y finitud.
AsÃ, el epÃgrafe de Buda ("Morar en los tres reinos es morar en una casa en llamas. Tener un cuerpo es sufrir"), de donde surge el tÃtulo, encastra a la perfección con la reescritura satÃrica siglo XXI que hace Echagüe del vanitas, el carpe diem ("atrapa el dÃa"), el memento mori ("recuerda que has de morir") y el colmo del lugar común barroco, el poema "A la rosa": "No le sienta mal/ esta mezcla de prostitución/ y cementerio,/ de labio embadurnado/ con rouge barato y de/ cadáver desintegrándose/ podrido, en su ataúd./ La liga de su pierna/ erizada de espinas/ (como la de un travesti/ no afeitado)/ es su orla de luto,/ su tarjeta de pésame,/ su descaro y su fe./ Por qué el perfume/ que exhala, parece el de un sudario/ salpicado de esperma?".
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