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Viernes, 2 de enero de 2015
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El 2014 estuvo marcado por una actividad musical intensa

Uno año que sonó muy bien para las producciones locales

Se editaron discos de gran calidad de músicos locales y hubo proyectos musicales inclusivos que se destacaron a lo largo de 2014. El año también estuvo atravesado por el preocupante conflicto que todavía deben sortear los espacios culturales de la ciudad.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Por el borde de "El Regreso del Coelacanto", figura entre los discos más importantes que se editaron a lo largo del año.

En sintonía con lo que viene ocurriendo en los últimos años, el 2014 volvió a estar marcado por una actividad musical intensa, signada fundamentalmente por la calidad de las ediciones discográficas locales, por el crecimiento de los sellos independientes y por la consolidación de encuentros que abarcaron géneros y estéticas diversas. Porque a la siempre nutrida visita de artistas nacionales y extranjeros (ver recuadros), la agenda sumó una oferta rosarina por demás atractiva, en un año que se vio atravesado por el preocupante conflicto que todavía deben sortear los espacios culturales, que afrontarán el año que recién comienza con la expectativa de que el Concejo municipal sancione una normativa que simplifique su labor.

En una sintética recorrida por el calendario, el repaso por el 2014 abre en enero con una nueva versión del ciclo de verano en el Anfiteatro, al que se sumó la segunda edición del Rosario Tango Festival (que hoy mismo iniciará su tercer encuentro). La música (y el baile) se sumaron así a la constancia de la creciente cartelera teatral veraniega, en una saludable alteración a la quietud de la agenda en una ciudad que sigue pretendiéndose turística, pero que no termina de comprender que ese título no puede ostentarse sin una oferta cultural sostenida.

En febrero, la Orquesta Popular de Cámara los Amigos del Chango brindó el primero de sus dos homenajes al gran Farías Gómez; Santa Fe volvió a participar en Cosquín con una delegación de sesenta artistas en escena (quienes accedieron al escenario mayor de la Próspero Molina luego de haber participado en las distintas ediciones del programa provincial Querer Creer Crear) y el Berlín Café celebró su 18 aniversario, lanzando una programación renovada que incluyó ciclos destinados tanto a nuevos valores como a bandas clásicas de la escena del rock y el blues. En ese mismo espacio, con el correr del año El Zorzi diagramó una serie de shows en los que le puso voz a algunas de las mejores canciones surgidas en las últimas dos décadas en el rock rosarino contemporáneo. Una sana mirada a lo mucho, y muy bueno, que aquí se produce.

Entre el 6 y 9 de marzo se llevó a cabo la tercera edición del Oboefest, el encuentro de oboes más importante de Latinoamérica. Una semana más tarde en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa otro insrtumento tuvo su propio festival, con la realización del Primer Encuentro Latinoamericano de arpistas. Si de especificidad se trata, algunos meses más tarde (en noviembre) se realizarían dos propuestas en simultáneo: en el Espacio Cultural Universitario se desarrolló el encuentro de luthiers e intérpretes "Rosario, el charango y su música", y en Plataforma Lavardén tuvo lugar la primera edición del ciclo Charangoscopio.

También en marzo llegaría a la ciudad el festival Indies del Sur, evidenciando la amplitud del movimiento independiente que, en abril, tendría otro encuentro destacado con la realización de la Feria del Disco Independiente que se realizó en Mano a Mano (aunque la actividad independiente y autogestionada merece en este balance un capítulo aparte).

Del 19 al 23 de mayo se llevó adelante la Semana del Sonido en Rosario, y sobre fin de ese mes se concretó un encuentro jazzero en el CCRF, reflotando así la necesidad de que el género recupere algo de lo mucho que se perdió cuando se discontinuó el festival Santiago Grande Castelli. Como contraposición a esa pérdida, en agosto en Santa Fe se realizó la segunda edición de Trombonanza, y la undécima del Encuentro de Músicos Populares en Rosario, que sigue ofreciéndose como un punto de encuentro entre los nombres más trascendentes del folclore argentino y las nuevas generaciones que, como aquéllos, buscan nuevos caminos dentro de la música argentina.

En este camino de encuentros, noviembre resaltó por la concreción del Festival Rosario Repercute, que por tercer año consecutivo se ofrece como la más clara evidencia de que la percusión sigue creciendo en la ciudad. Similar situación a la que evidencia el movimiento de murgas de estilo uruguayo, que en marzo tuvo un encuentro en el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa y en octubre celebró El Tablado Nacional en el Hipódromo municipal, incluyendo además el registro de dos Dvd en vivo por parte de las murgas La Cotorra y Los vecinos re contentos.

Como uno de los puntos ineludibles de diciembre merece destacarse el concierto del viernes 12 en el Monumento a la Bandera, donde el suizo Nicolas Rauss condujo su última función como director titular de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, poniéndole fin a un trabajo de siete años al frente del organismo, período en el que impulsó la apertura a nuevos públicos y autores. De cara a una nueva etapa (ya bajo la conducción de David del Pino Klinge), la Sinfónica debería apostar a profundizar su llegada a los barrios de la ciudad, entendiendo así su rol como organismo del Estado, y rompiendo aún más con el absurdo elitismo que históricamente rodeó a la música clásica.

El concurrido camino de la independencia

Pensar en el 2014 como un año celebratorio para la labor discográfica autogestiva sería una cómoda simplificación. Producto del trabajo sostenido durante los últimos años, el mercado musical de la ciudad ofrece hoy un amplio abanico de propuestas, que va desde la luminaria experiencia de Planeta X (que superó ya sus cien ediciones) hasta el joven sello Júbilo Discos (que ya en su primer año de vida impulsó el Subfest). La lista incluye a proyectos como Blue Room de Carlos Altolaguirre y el premiado BlueArt, al activo Polvo Bureau (que en febrero celebró sus tres años y en octubre organizó una nueva edición de su festival Otro Río), Discos del Saladillo, Audio Buró, Sad Punk, Fluorescente Discos y Soy Mutante. Este último, sobre la culminación de 2014, fue responsable de la publicación (en coedición con la Editorial Municipal y el programa de fomento provincial Espacio Santafesino) del elogiado Mañana, donde algunas de las bandas más representativas de la escena independiente rosarina reversionaron, en clave de homenaje, a Los Gatos. Un puente entre presente y pasado que resultó en uno de los discos más importantes del año (en una lista extensa donde distinguen también Fander de Jorge Fandermole, Por el borde de El Regreso del Coelacanto, Puentes invisibles de Julián Venegas y Lucas Heredia, Barcos de Carlo Seminara, La Paz ciencia de Juani Favre y el debut de Vacaciones en globo).

Posibles de descubrirse y descargarse desde la web (vía bandcamp o soundcloud, o bien desde la radio del indispensable sitio Rosarioindie.com), todas esas producciones evidencian la madurez de los músicos y productores de la ciudad. Y es, también, el fruto del trabajo llevado a cabo desde hace algunos años por El Qubil Músicos independientes de Rosario.

Al siempre complejo desafío de la permanencia, los sellos autogestivos deberán además buscar mecanismos que les permitan lograr sustentabilidad aún por fuera del apoyo del Estado (esencialmente desde las coproducciones de EmR y del citado Espacio Santafesino). Porque, aunque saludable, el respaldo oficial no puede, ni debe, ser el motor principal de la actividad discográfica rosarina.

Los históricos y lo que viene

En una saludable combinación de experiencia y juventud, la agenda musical del 2014 encontró a un activo Coki Debernardi. Desde distintas formaciones (sacando provecho de la ductilidad de sus Killer Burritos o bien con acompañantes invitados), el músico cañadense tuvo un año intenso en materia de actuaciones, que fue acelerando las expectativas por su nuevo disco, Chico Dinamita Amor.

Y si de expectativas se trata, otros dos proyectos deberían ver la luz en este año: por un lado, Bonzo Morelli comenzó en 2014 la grabación del Dvd que (con dirección de Gustavo Postiglione) recorrerá su destacada carrera como guitarrista; por el otro, Myriam Cubelos hizo lo propio con el registro de su nuevo disco en vivo.

Otro nombre histórico que tuvo presencia en la cartelera fue el de Litto Nebbia, en un año que incluyó en marzo el estreno de "Viento dile a la lluvia" (proyecto audiovisual de la Escuela Musimedios) hasta su participación del homenaje a los Beatles con motivo del segundo aniversario de Beatlesmemo, en diciembre, sin dejar pasar por alto la edición del ya citado Mañana.

En el casillero de las promesas, el año que pasó incluyó la puesta en marcha de una nueva edición de Rosario Suena, el concurso de bandas Sub 21 que quedó en manos de Shot Gun, y que permitió apreciar el enorme talento de una nueva camada de rockeros en Rosario. En esta misma lista no pueden dejar de celebrarse el proyecto Los Pibes de La Cerámica (realizado por un grupo de chicos que se acercaron a la electrónica dentro del inclusivo taller coordinado por Charlie Egg) y la edición del primer disco de la Escuela Orquesta de Barrio Ludueña.

Escenarios en alerta

Con motivo de una serie de clausuras y sanciones a distintos espacios y bares que promovían la actividad cultural en la ciudad, en la edición de Rosario/12 del 27 de julio pasado se intentaba profundizar en los conflictos que suscita la intrincada Ordenanza de Espectáculos Públicos 7.218. Sancionada en 2001, la norma pretende poner un marco regulatorio a las actividades que pueden y deben desarrollarse según el rubro en que cada comercio se encuentre registrado. Ante la denuncia de productores y artistas, y luego de una serie de reuniones entre el Ejecutivo y las partes involucradas, en octubre se firmó el decreto 2474, que no llegó a satisfacer a los reclamos, poniendo un parche hasta que desde el Concejo se promueva una nueva normativa.

La inquietud del ambiente artístico derivó en algunas propuestas saludables, como el movimiento Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur) o el Colectivo Avispero, que en noviembre se visibilizó con su Festival No Autorizado, pero cuyo gran mérito radica en haberse propuesto como un espacio de discusión abierto y plural. Ese mismo espíritu es el que debería impregnarse en la confección de una normativa superadora.

Sin embargo, en un 2015 que estará marcado por las disputas electorales, difícilmente los ediles dediquen el tiempo necesario para proponer una ordenanza que contemple realmente la mirada de artistas y productores. Una normativa que lejos de seguir multiplicando rubros sepa simplificarse para concentrar su atención en delinear aspectos vinculados a estándares adecuados de seguridad, pero que no resulte restrictiva de las actividades que puedan o no desarrollarse en cada recinto. Un proyecto que respete a la tranquilidad de los vecinos, pero que se adecue a la realidad de una ciudad cuyo ritmo y costumbres lejos están de las de la década del 70, fecha en que se sancionó la actual normativa de ruidos molestos (y que debería, también, ser revisitada).

Por su parte, y sin ceder en su reclamo, los espacios culturales deberán reveer también su propia oferta, garantizando buenas condiciones técnicas y edilicias. Aunque justo, el reclamo también debe contemplar, en algunos casos, un ejercicio de autocrítica. El mismo que, cada día, deberíamos afrontar periodistas, músicos, legisladores y funcionarios.

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