Con la edición de Orgasmatrón, la editorial rosarina Rabdomantes define su lÃnea de álbumes completos, dedicados a rescatar algunas de las mejores historietas. El primero de los tÃtulos fue Cándido, el western metafÃsico que Javier J. Rovella realizara para Catzole, el legendario fanzine porteño de los noventa. Con Orgasmatrón otra de aquellas historietas aparece el momento de (re)descubrir la obra que fuera punta de lanza para el dibujante, pintor y animador, Julio Azamor.
Entre aquellas páginas y las del álbum que recupera Rabdomantes hay un tiempo considerable. "Catzole sale en el '94, y en el '98 aparece el primer capÃtulo de Orgasmatrón", explica Azamor a Rosario/12. Y agrega: "La Catzole empieza para mà como un entretenimiento, un divertimento que me permitÃa despuntar el vicio de la historieta, pero terminó siendo parte de un aprendizaje, tan significativo para mà como para Javi y Salva (Javier Rovella y Salvador Sanz). Orgasmatrón me permitió aprender y evolucionar artÃsticamente".
Egresado de la Escuela Superior de Bellas Artes "Prilidiano Pueyrredón", los años hicieron de Julio Azamor un artista consumado, seleccionado por algunos de los salones más importantes del paÃs, como el "Salón Nacional de Artes Visuales" y el "Salón Municipal Manuel Belgrano". Su trayectoria le ha vuelto animador profesional, con participación en largometrajes y publicidades. Entre las pelÃculas destacan Patoruzito (2004), Teo, cazador intergaláctico (2004), MartÃn Fierro, la pelÃcula (2007), y el segmento animado de Imaginadores (2008), con el Señor López, Juan Salvo y Sónoman, como protagonistas.
"Nunca pensé que iba a hacer dibujos animados, si bien siempre me gustaron nunca estudié animación, caà allà medio de casualidad. En ese momento daba clases, se ganaba muy poco, y Javier Rovella, que estaba laburando en un estudio, me recomendó. Con el tiempo fui aprendiendo, empecé a tener bastante trabajo y hoy tengo mi estudio", explica.
- Por lo general, ustedes son unos obsesivos terribles.
- ¡Soy un obsesivo maniático absoluto!
- ¿Qué te aportó la historieta?
- Me ha servido mucho en cuanto a la narrativa. Son dos lenguajes diferentes, pero tienen puntos en común. No soy un animador al que le dan una toma para que se dedique sólo a eso, sino que gracias a esa formación extra también dirijo comerciales. Por suerte me fue bien, me encanta. Mi cabeza está en seguir haciendo cortos pero también historietas, ya tenemos un proyecto con Javi Rovella.
- ¿Y la formación plástica?
- Por conocer y haber estudiado distintas técnicas, el dibujo que me dio la escuela de Bellas Artes me sumó para todo el resto. Es algo que me ayuda a la hora de desarrollar un proyecto, es fundamental porque te hace más versátil. Me gusta mucho pintar y dibujar. Afortunadamente, en los cortos que vengo haciendo siempre se elige algo plástico, artÃstico, lo que hace más lindo al trabajo, ya que es como hacer algo propio.
- ¿Qué modificaste del Orgasmatrón "original"?
- Cuando lo comencé a ver encontré cosas que no me gustaban, tanto a nivel plástico como de guión. Por eso, me tomé varios meses para desarrollarlo. La esencia es la misma, el 70% del material es el mismo, pero retoqué muchas cosas. Al capÃtulo 1 lo dibujé muchÃsimo porque era el más flojo, pero la historia es básicamente la misma, se mantiene la frescura de su época original.
- ¿Qué referencias artÃsticas tenÃas en los noventa?
- En ese momento yo hacÃa Bellas Artes y estaba y estoy bastante influenciado por algunos artistas que no eran especÃficamente de la historieta. Pero también por algunos historietistas como (Richard) Corben, que siempre me gustó mucho. También (Frank) Frazetta, y el cine de terror y fantástico. Todo se juntó con los gustos de Salvador Sanz, con quien tenÃamos más o menos una idea de lo que querÃamos hacer y asà arrancamos con la historia.
- ¿Cómo era el criterio de trabajo?
- Básicamente, fue Salva quien desarrolló la idea general del proyecto, luego lo sumamos al diseñador gráfico de la revista, Guillermo Falciani, para que escribiera el guión. Pero todo era un poco desordenado, porque no tenÃamos a un editor que nos marcara o guiara, nosotros hacÃamos todo. En la Catzole hubo mucho de prueba y error, lo mismo pasó con Orgasmatrón: empezamos de una forma desprolija, y la terminamos más ordenada.
Al lector queda ahora la oportunidad de descubrir a la sensual Nadia y ese secreto de nombre Orgasmatrón, que ella traga y le provoca miembros nuevos, que asoman de todos sus orificios. Acción, vértigo, en un preciso despliegue de páginas, casi listas para ser filmadas. Más un robot y el espacio exterior. Una lección de narrativa, asà como una historieta que admite ser vista como el sÃntoma temprano en el devenir artÃstico de su autor.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.