Desde aquellas Camillas de los años 90, el pintor Daniel GarcÃa (Rosario, 1958) se interesa por las superficies con huellas reales del paso del tiempo y por las imágenes de cuerpos humanos, generalmente femeninos, en condiciones insólitas o adversas: enfermedad, crimen, exhibición, canon anacrónico de belleza, o todo eso junto. En las tres pinturas grandes que expone desde el viernes en Mal de Archivo (Moreno 477), ambas vertientes se superponen: el cuadro herido extiende como un velo sus marcas sobre unos cuerpos (antes dañados y sustituidos por Ãconos polÃticos en las Camillas), ahora potentes y capaces de todo.
En un rincón cuelgan enmarcados cinco dibujos pequeños, que reiteran en pictogramas abstractos (semejantes a cruces esvásticas, forma que GarcÃa ha trabajado crÃticamente) las proezas acrobáticas de las pinturas grandes, más cercanas al naturalismo. La pose forzada y artificial de la modelo, que contribuÃa al aura cadavérica de serie negra en Corpus (serie que expuso en el ECU de Rosario en 2012), se extrema ahora hasta lograr la torsión elegante de la pirueta lúdica.
Los marcos de los cuadros pequeños constituyen piezas interesantes de por sÃ: un par encontrados, tres más comprados de segunda mano, expanden al objeto real esa ilusión de superficie agrietada y envejecida que Daniel GarcÃa suele crear en sus pinturas. El recurso evoca las varillas que sobresalÃan del lienzo, aludiendo al mango de las angarillas con que se transportan los heridos de guerra, en aquellas Camillas que Daniel GarcÃa volvió a exponer en 2012, y que simbolizaban las utopÃas: el martillo de la hoz soviética, etcétera.
Hoy el tono es alegre. El tÃtulo de la muestra es Acróbatas. Atento siempre a las condiciones de época, el artista se centra en la sobreexigencia ejercida con gracia y levedad aparentes. Su ya clásico procedimiento es la "cita y reactualización de estilos e imágenes del pasado" a la que alude en el catálogo de su retrospectiva de 2009.
Esta vez navegó su archivo virtual y mental por una imagen de contorsionistas hallada y perdida en Internet, unas modelos de los años 50 en poses acrobáticas, la serie de los Acróbatas de Picasso y el Desnudo azul de Matisse. "Me parece que los ritmos y las libertades de deformación de los cuerpos de los dos grandes murales de las Danzas de Matisse tienen algo que ver", comentó a Rosario/12. Posmodernista en el mejor sentido (el de reconocer honestamente que nadie crea nada de la nada), Daniel GarcÃa lleva una bitácora de artista con la crónica de sus procedimientos en su blog, daniel-garcia.blogspot.com.
Allà cuenta este recorrido por diversos disparadores, entre ellos un querido libro de su biblioteca: Freaks, Geeks & Strange Girls, que reproduce "los grandes carteles, pintados sobre tela, de las ferias de curiosidades y monstruos: los freak shows de Estados Unidos". Son esos carteles de barracones de feria los que tanto fascinaron a los surrealistas; GarcÃa simula en HD su desvaÃda pintura descascarada. Y lo circense reaparece en estas Acróbatas, estas "chicas extrañas" que se adaptan como pueden al rectángulo de la tela.
Ilustrador de la editorial local Beatriz Viterbo y artista de la galerÃa Mar Dulce, Daniel GarcÃa formó su gusto estético, que conjuga lo ácrata y lo nostálgico, en las tapas de discos de rock por artistas como Gigier. Bandas independientes rosarinas, ténganlo muy en cuenta.
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