La familia Puccio vuelve a ser noticia a través de El clan, la pelÃcula de Pablo Trapero con estreno previsto para el 13 de agosto. Hubo avant premiere en la ciudad, y Rosario/12 pudo dialogar con el director y sus dos principales protagonistas: Guillermo Francella y Peter Lanzani, apenas horas después de conocer la inclusión del film para el Festival de Venecia.
Desde una puesta en escena que articula los hechos criminales del clan Puccio como bisagra entre los estertores de la última dictadura y los primeros años de la democracia, Pablo Trapero trabaja cada secuestro como una obra de relojerÃa, donde el plano secuencia (toma sin cortes) sobresale: "Cada plano secuencia tuvo una planificación puntual, donde se necesitaba poder contar muchÃsimas cosas en poco tiempo. Fueron escenas muy difÃciles de escribir y de rodar, todo debÃa estar sincronizado, entre miles de pequeños detalles".
Elección estética que es también parte de una decisión que ha llevado al director a asumir riesgos diferentes: "Lo atractivo e importante estuvo en ser una pelÃcula de época, basada en un caso real, y en ser mi primera pelÃcula sobre un villano, donde la fascinación que provoque esté a la par del miedo y la distancia. Porque es muy difÃcil identificarse con ArquÃmedes Puccio. Sin embargo, el desafÃo estuvo en encontrar maneras a partir de las cuales el público quiera seguir viendo."
-Hitchcock mediante, eso es algo que a los espectadores nos gusta.
-Justamente, cuando decidà retomar el proyecto (que se remonta a la época de Leonera) venÃa de hacer Elefante blanco, en donde hay tipos que uno querÃa abrazar, ayudar, donde sentÃs angustia por lo que viven; pero acá es lo opuesto, te genera rechazo. Por supuesto, incluir a Guillermo, por quien el público tiene un cariño y simpatÃa enormes, fue también un desafÃo, porque se trató de jugar con su imagen para convertirlo en otra cosa.
La composición estatuaria, estoica, de Francella como ArquÃmedes Puccio habla de una tarea concentrada en extremo. "Fue muy duro todo el proceso pero me encantó, porque pude explorar otras cosas interpretativas, donde no tuve que apelar a ningún recurso propio, lo que hace que no me reconozca en el mirar, el decir, lo postural, lo corporal, el caminar. Como no hay testimonios de video de aquella época, Trapero me sugerÃa, me decÃa, y empezamos a construir un Frankenstein. ArquÃmedes era alguien muy retorcido, muy inteligente, en lugares insólitos o momentos álgidos utilizaba términos y frases como 'cuento con un amplio domino de la escena'", explica el actor.
Y agrega: "También trabajamos un poco a ciegas, él me decÃa intentá no pestañear, intentá demorarte en las respuestas, mirá antes de sentenciar; yo también aportaba algunas cosas. Era una familia siniestra, eran chacales, todos cómplices."
-Durante el rodaje, ¿podÃas salirte del papel?
-Terminaba abatido. Con Trapero nos preguntábamos, ¿qué tenemos que ver con esto? Pero hay que dirigir, hay que actuar, hay que salir adelante. HabÃa noches donde terminábamos con dolor en la nuca y cansancio, donde no podÃamos creer que nos habÃamos metido en ese mundo, porque es un universo muy especial. No paré un minuto, en ese sentido.
La tarea de Francella es en función del vaivén con Peter Lanzani como Alejandro Puccio, quien es capaz de evidenciar los matices y dudas que en ningún momento ofrece su padre. Una tarea notable por parte del joven actor, quien entiende a Alejandro como alguien "que nunca pudo hacerle frente a su padre. Tomó decisiones que por un lado no querÃa, pero por el otro sÃ, porque era ambicioso. Todo eso que le pasaba por dentro era como una tormenta, y comenzó a volverlo hermético. Era algo que tenÃa que verse mediante los ojos y la actitud fÃsica."
Sobre la explosión violenta entre ambos, que el espectador sabrá reconocer, dice Lanzani: "Habremos estado casi todo un dÃa con esa escena, en donde también hay que cuidar la voz y las energÃas, pero tenÃa que ser explosiva. La laburamos y charlamos y coreografiamos, y me gustó cuando la vi, creo que tiene la carga que necesita."
La reciprocidad entre padre e hijo, resorte dramático de El clan, es también analizada por Trapero: "ArquÃmedes no dudaba, fue implacable, siguió negando los crÃmenes hasta el dÃa de su muerte. Alejandro fue lo contrario, nunca pudo procesar lo que pasó, tuvo cinco intentos de suicidio. Era alguien culposo pero a la vez ambicioso, porque sabÃa muy bien qué era lo que hacÃa. Con él es posible identificarse más porque también es una vÃctima de ArquÃmedes. El trabajo con los dos fue muy distinto porque son personajes que provocan cosas distintas, y ésa era la idea. Alejandro por momentos te apena, te da bronca, lo ves vÃctima pero es victimario, lo ves inocente pero completamente culpable."
¿Cómo era ArquÃmedes? "Un infierno, asà era ArquÃmedes", completa Francella.
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