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Sábado, 15 de agosto de 2015
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MUSICA. Los Brujos llegan a Rosario para presentar Pong! su nuevo disco

La resurrección del monstruo

A diecinueve años de su última actuación en la ciudad, y a poco del lanzamiento de su cuarto trabajo de estudio, el grupo demostrará la vigencia de un proyecto único dentro de la renovadora escena del rock argentino de los 90.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Los Brujos en pleno, con el look característico de esta nueva etapa.

A principios de los 90, el periodismo entendió que el rótulo de "rock sónico" funcionaba para aunar a un grupo de bandas que empezaba a sacudir la escena musical argentina. Cada cual a su modo, Todos tus muertos, Illya Kuryaki, Peligrosos gorriones, Los siete delfines, Babasónicos, Los visitantes (con Palo Pandolfo a la cabeza), Massacre y Los Brujos abrieron el panorama estético sin mayores vínculos sonoros entre sí, pero trazando lazos de afinidad en un desparpajo que, en mayor o menor medida, significó una renovación para el rock argentino. Entre reconversiones, transformaciones y reformulaciones, casi todas lograron atravesar unos 90 que terminarían embarrándose con la banalidad del rock chabón. Todas excepto una: en 1998, Los Brujos anunciaron una disolución sorpresiva, que dejó tres discos --Fin de semana salvaje (1991), San Cipriano (1993) y Guerra de nervios (1995)--, canciones imborrables y un vacío imposible de ser ocupado.

Un vacío que despertó ruegos del público (con blogs declamatorios incluidos) y propuestas varias de empresarios interesados en un lucrativo regreso, pero que fundamentalmente generó que un halo mítico fuera recubriendo la historia de un grupo incendiario, performático, demoledor. Y, cuando ya pocos lo imaginaban, el monstruo despertó.

El reencuentro con unas grabaciones realizadas en 1998 fue, en esencia, el disparador del regreso. La decisión de editar aquellas viejas canciones --que contaban con el pulso de Gabo Manelli, bajista fundador de Los Brujos que luego trascendería como miembro de Babasónicos, donde tocó hasta su muerte en 2008-- fue transformándose en el motor del retorno, que en junio de 2014 se concretó con la reaparición en escena de Gabriel Guerrisi (guitarra), Fabio Pastrello (guitarra), Quique Illid (batería) y los cantantes Ricky Rúa y Alejandro Alaci, el quinteto que esta noche, a las 22, regresará finalmente a Rosario para presentar en el Teatro Vorterix (Salta 3519) las canciones del flamante Pong!, donde conviven registros originales de 1998 junto a nuevas composiciones.

"En un principio no teníamos la idea de volver a tocar, sólo era editar el disco, como para darle un cierre a la obra de Los Brujos --repasa Gabriel Guerrisi--. Más que nada porque lo que teníamos estaba bueno, resistía el paso del tiempo y el grupo se merecía tal vez una reedición de todos los discos. Pero empezamos a trabajar e inmediatamente aparecieron canciones nuevas y, más tarde, la idea de tocar en vivo".

La última visita de Los brujos a Rosario (según está asentado en la bitácora de esa suerte de sitio-museo que es www.losbrujos.com) fue el viernes 9 de agosto de 1996, cuando presentaron Guerra de nervios en Montoya, sumando como invitados a los Massacre. Diecinueve años después, el grupo volverá a la ciudad con viejos hits, estrenos madurados en cinta y novedades de reciente cosecha, como "Histeria total", a la que Guerrisi compuso una noche para, acto seguido, telefonear a Alejandro Alaci intuyendo que encajaba con el Adn del viejo grupo. "Esta canción es de Los Brujos, lo volviste a hacer", le aseguró el cantante a Guerrisi, que hoy recuerda: "Ahí nos dimos cuenta que estábamos volviendo a trabajar otra vez".

- ¿Recuperar las grabaciones de 1998 funcionó como guía para los nuevos temas? Porque, de hecho, Pong! funciona con una unidad estética muy fuerte, que se conecta además con los tres discos anteriores.

- Sí, y trabajamos mucho para éso también. Yo pensé que se iba a notar muy fuerte cuáles eran las canciones del 98, y no se nota tanto. Aunque lo nuevo bajó ahora. Si profundizás en el disco, algo que no hice todavía pero que estoy pensando ahora, podría encontrar algo, vería que lo del 98 era un poco más catártico. Y en cuanto a las letras, no van tan al interior, tienen algo que decir respecto a la actualidad, algo para decirle a las personas de hoy. Es un poco crítico también con ciertos sistemas, con el rock mismo. Lo del 98 creo que tenía que ver con estar entendiendo que Los Brujos se dormían, como cuando una persona muere y el cuerpo decide quemar las naves, tirar para adelante toda la energía que le queda. Eso tenía que ver con aquello. Y lo de ahora, sí, es más contemplativo. ¡Hay quince años de ir juntando cositas para decir!

Lógicamente, la reaparición del grupo dejó en evidencia que "lo del 98" no significó el testamento de un proyecto que guardaba en reserva energías para este regreso contundente. De hecho, la vigencia del grupo no suena falsa, acomodaticia. "La oferta de volver a tocar siempre la tuvimos en estos años, siempre había alguno que quería reunir a Los Brujos, que ponía una plata. Pero no podíamos volver a tocar en vivo para 'hacer' de Los Brujos. En este momento sí había cosas para decir y muchas ideas nuevas, porque siempre hay ideas dando vueltas. Esa es la condición principal, mirar a futuro. Siempre seguimos el camino difícil, por ahí volver por dinero hubiera sido más fácil", ríe Guerrisi, que aclara: "Nuestra meta es descolocar un poquito. Actuamos siempre desde otra dimensión y ahí es adonde queremos llevar a la gente, aunque sea en un pequeño lapso de tiempo. Y obviamente lo hacemos con consciencia de una evolución, que a la gente le quede alguna idea repicando en la cabeza para que pueda evolucionar. Ojalá así sea".

El deseo de Guerrisi encuadra en un contexto musical en el que, entiende, siguen resultando una pieza única. Aún cuando, en el pasado, al grupo se lo encuadró en aquella movida sónica. "Nosotros somos como Forest Gump: en los 90 corríamos para adelante, sin parar, alocadamente. Teníamos consciencia de lo que queríamos, pero la verdad es que corríamos para adelante sin saber lo que venía o nos esperaba. Y en un momento nos dimos vuelta y vimos que atrás nuestro había un montón de grupos que decían que eran como nosotros. Y diciendo que éramos un movimiento. Pero no fuimos los artífices de ningún movimiento, eso se lo dejo a (Daniel) Melero y a algunos periodistas, a los que les convenía hacer éso. La verdad es que lo nuestro siempre fue más desubicado, de hacer lo nuestro. Pero en los 90 fuimos como la punta de lanza de una tendencia que fue un invento de los demás, no era un invento nuestro. Nosotros fuimos un grupo que no podía dejar de ser como era, y todo el circo se organizó alrededor nuestro", reflexiona el guitarrista.

Y concluye: "Creo que sabemos cuál es nuestro mundo, nuestra dimensión. Lo que sí siento es que, más allá del panorama que hubo en los 90 y este de ahora, es una suerte que Los Brujos estén tocando otra vez, porque dentro de la oferta de lo que hay para ir a ver realmente es algo distinto".

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