A principios de los 90, el periodismo entendió que el rótulo de "rock sónico" funcionaba para aunar a un grupo de bandas que empezaba a sacudir la escena musical argentina. Cada cual a su modo, Todos tus muertos, Illya Kuryaki, Peligrosos gorriones, Los siete delfines, Babasónicos, Los visitantes (con Palo Pandolfo a la cabeza), Massacre y Los Brujos abrieron el panorama estético sin mayores vÃnculos sonoros entre sÃ, pero trazando lazos de afinidad en un desparpajo que, en mayor o menor medida, significó una renovación para el rock argentino. Entre reconversiones, transformaciones y reformulaciones, casi todas lograron atravesar unos 90 que terminarÃan embarrándose con la banalidad del rock chabón. Todas excepto una: en 1998, Los Brujos anunciaron una disolución sorpresiva, que dejó tres discos --Fin de semana salvaje (1991), San Cipriano (1993) y Guerra de nervios (1995)--, canciones imborrables y un vacÃo imposible de ser ocupado.
Un vacÃo que despertó ruegos del público (con blogs declamatorios incluidos) y propuestas varias de empresarios interesados en un lucrativo regreso, pero que fundamentalmente generó que un halo mÃtico fuera recubriendo la historia de un grupo incendiario, performático, demoledor. Y, cuando ya pocos lo imaginaban, el monstruo despertó.
El reencuentro con unas grabaciones realizadas en 1998 fue, en esencia, el disparador del regreso. La decisión de editar aquellas viejas canciones --que contaban con el pulso de Gabo Manelli, bajista fundador de Los Brujos que luego trascenderÃa como miembro de Babasónicos, donde tocó hasta su muerte en 2008-- fue transformándose en el motor del retorno, que en junio de 2014 se concretó con la reaparición en escena de Gabriel Guerrisi (guitarra), Fabio Pastrello (guitarra), Quique Illid (baterÃa) y los cantantes Ricky Rúa y Alejandro Alaci, el quinteto que esta noche, a las 22, regresará finalmente a Rosario para presentar en el Teatro Vorterix (Salta 3519) las canciones del flamante Pong!, donde conviven registros originales de 1998 junto a nuevas composiciones.
"En un principio no tenÃamos la idea de volver a tocar, sólo era editar el disco, como para darle un cierre a la obra de Los Brujos --repasa Gabriel Guerrisi--. Más que nada porque lo que tenÃamos estaba bueno, resistÃa el paso del tiempo y el grupo se merecÃa tal vez una reedición de todos los discos. Pero empezamos a trabajar e inmediatamente aparecieron canciones nuevas y, más tarde, la idea de tocar en vivo".
La última visita de Los brujos a Rosario (según está asentado en la bitácora de esa suerte de sitio-museo que es www.losbrujos.com) fue el viernes 9 de agosto de 1996, cuando presentaron Guerra de nervios en Montoya, sumando como invitados a los Massacre. Diecinueve años después, el grupo volverá a la ciudad con viejos hits, estrenos madurados en cinta y novedades de reciente cosecha, como "Histeria total", a la que Guerrisi compuso una noche para, acto seguido, telefonear a Alejandro Alaci intuyendo que encajaba con el Adn del viejo grupo. "Esta canción es de Los Brujos, lo volviste a hacer", le aseguró el cantante a Guerrisi, que hoy recuerda: "Ahà nos dimos cuenta que estábamos volviendo a trabajar otra vez".
- ¿Recuperar las grabaciones de 1998 funcionó como guÃa para los nuevos temas? Porque, de hecho, Pong! funciona con una unidad estética muy fuerte, que se conecta además con los tres discos anteriores.
- SÃ, y trabajamos mucho para éso también. Yo pensé que se iba a notar muy fuerte cuáles eran las canciones del 98, y no se nota tanto. Aunque lo nuevo bajó ahora. Si profundizás en el disco, algo que no hice todavÃa pero que estoy pensando ahora, podrÃa encontrar algo, verÃa que lo del 98 era un poco más catártico. Y en cuanto a las letras, no van tan al interior, tienen algo que decir respecto a la actualidad, algo para decirle a las personas de hoy. Es un poco crÃtico también con ciertos sistemas, con el rock mismo. Lo del 98 creo que tenÃa que ver con estar entendiendo que Los Brujos se dormÃan, como cuando una persona muere y el cuerpo decide quemar las naves, tirar para adelante toda la energÃa que le queda. Eso tenÃa que ver con aquello. Y lo de ahora, sÃ, es más contemplativo. ¡Hay quince años de ir juntando cositas para decir!
Lógicamente, la reaparición del grupo dejó en evidencia que "lo del 98" no significó el testamento de un proyecto que guardaba en reserva energÃas para este regreso contundente. De hecho, la vigencia del grupo no suena falsa, acomodaticia. "La oferta de volver a tocar siempre la tuvimos en estos años, siempre habÃa alguno que querÃa reunir a Los Brujos, que ponÃa una plata. Pero no podÃamos volver a tocar en vivo para 'hacer' de Los Brujos. En este momento sà habÃa cosas para decir y muchas ideas nuevas, porque siempre hay ideas dando vueltas. Esa es la condición principal, mirar a futuro. Siempre seguimos el camino difÃcil, por ahà volver por dinero hubiera sido más fácil", rÃe Guerrisi, que aclara: "Nuestra meta es descolocar un poquito. Actuamos siempre desde otra dimensión y ahà es adonde queremos llevar a la gente, aunque sea en un pequeño lapso de tiempo. Y obviamente lo hacemos con consciencia de una evolución, que a la gente le quede alguna idea repicando en la cabeza para que pueda evolucionar. Ojalá asà sea".
El deseo de Guerrisi encuadra en un contexto musical en el que, entiende, siguen resultando una pieza única. Aún cuando, en el pasado, al grupo se lo encuadró en aquella movida sónica. "Nosotros somos como Forest Gump: en los 90 corrÃamos para adelante, sin parar, alocadamente. TenÃamos consciencia de lo que querÃamos, pero la verdad es que corrÃamos para adelante sin saber lo que venÃa o nos esperaba. Y en un momento nos dimos vuelta y vimos que atrás nuestro habÃa un montón de grupos que decÃan que eran como nosotros. Y diciendo que éramos un movimiento. Pero no fuimos los artÃfices de ningún movimiento, eso se lo dejo a (Daniel) Melero y a algunos periodistas, a los que les convenÃa hacer éso. La verdad es que lo nuestro siempre fue más desubicado, de hacer lo nuestro. Pero en los 90 fuimos como la punta de lanza de una tendencia que fue un invento de los demás, no era un invento nuestro. Nosotros fuimos un grupo que no podÃa dejar de ser como era, y todo el circo se organizó alrededor nuestro", reflexiona el guitarrista.
Y concluye: "Creo que sabemos cuál es nuestro mundo, nuestra dimensión. Lo que sà siento es que, más allá del panorama que hubo en los 90 y este de ahora, es una suerte que Los Brujos estén tocando otra vez, porque dentro de la oferta de lo que hay para ir a ver realmente es algo distinto".
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