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Cada martes al atardecer, mientras la ciudad se repliega de vuelta a casa y miles regresan, indiferentes, en una y otra dirección por la esquina de Córdoba y Moreno, un puñado de pibes arriba al Museo de la Memoria desde mucho más allá del centro, a pensar juntos. Mirar, pensar y decir. Componen el espacio Fábrica de Ideas, que junto a otros grupos de organizaciones sociales participan del programa Jóvenes y Memoria, y que este año eligieron trabajar el lugar y el tratamiento que la prensa le reserva a su generación, y el rol de la prensa en la estigmatización que enfrentan a diario.
"Están trabajando la distorsión de los medios de comunicación en relación con las noticias policiales sobre sus barrios, que son Las Flores, La Granada, Puente Gallego, Ludueña y Tablada. Parten desde la hipótesis de que los medios gráficos toman en general como única fuente la crónica policial", presentó Alejandra Cavacini, coordinadora del departamento de Articulación Territorial del Museo de la Memoria.
Chicos y chicas que observan el discurso de la prensa sobre hechos que ocurrieron en sus barrios y que, de uno u otro modo, les tocó cerca, a veces demasiado. Comparan su percepción directa de esos hechos con lo que cuentan las letras de molde. La mayoría de las veces, el resultado les sabe a ofensa.
Entonces, por estos días en los que la crónica roja ha recrudecido en noticias de crímenes y violencia urbana, con jóvenes como ellos en el rol de víctimas y victimarios, el grupo Fábrica de Ideas se hizo a la tarea de interpelar a periodistas, reporteros gráficos y políticos. Llegaron a contar con el testimonio de Víctor Hugo Morales, a cuento de su libro Mentime que me gusta. Están elaborando sus conclusiones.
"Les preocupa que esas distorsiones noticiosas, 'las mentiras que salen en los medios sobre nuestros barrios', como dicen, producen estigmatizaciones diversas sobre sus hábitats y sobre ellos mismos. Lo comprueban cuando el taxi o la ambulancia no entra en el barrio, o cuando no consiguen un empleo porque son de Las Flores o Tablada. Ellos comparan determinados hechos que vieron y vivieron en carne propia, con lo que sale en el medio escrito", abundó Cavacini mientras al lado el grupo dramatizaba una noticia publicada bajo la coordinación del actor Fernando Ferraro, del grupo Teatro del Oprimido.
La noticia en cuestión, esa vez, fue la publicación errónea en este diario de una fotografía con jóvenes para ilustrar un artículo sobre la problemática de quienes deben abandonar sus barrios, amenazados por narcotraficantes.
"A veces los periodistas no saben, y otras veces no quieren ver. Siempre en el diario hablan de ajuste de cuentas y con eso explican todo, y no es así. Una vez la policía llevó detenido al hermano de un compañero por una confusión, y en el diario salió que tenía que ver con un homicidio y que tenía antecedentes, y nada que ver. Todo mentira", contaron.
El producto de la crítica que están construyendo lo volcarán en un formato todavía a definirse, y será expuesto en el encuentro anual que el programa Jóvenes y Memoria, de la Comisión Provincial por la Memoria (Buenos Aires) realiza en Chapadmalal. El año pasado, este colectivo abordó los preconceptos acendrados en la sociedad sobre el estereotipo de los jóvenes que usan gorra como parte de su indumentaria cotidiana. El resultado fue un rap llamado Mi gorra, tu prejuicio, grabado en formato de videoclip. Este año, la crítica sobre medios ya tiene un título tentativo: Lo que ves no es lo que es, se vive pero no se ve.
Los chicos en este espacio de cada martes, coordinado por Darío Crosa y María Victoria Mozzoni, pretenden "indagar sobre cuán fiable es la información brindada por los medios, y al encontrar falencias, saber quién miente, por qué y para qué. ¿Mienten los periodistas? ¿Mienten los policías? ¿Los medios aceptan esa información?". Esta vez, serán ellos quienes expresen el veredicto.
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