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Lunes, 19 de octubre de 2015
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Escribiendo de amor, dirigida por Marc Lawrence, en DVD sin pasar por salas

En busca de las palabras retaceadas

El film protagonizado por Hugh Grant no fue estrenado en cines pese al éxito del actor británico. La comedia transita terrenos conocidos: un guionista exitoso que enfrenta un bloqueo creativo. El amor se abrirá como esperanza.

Por Emilio Bellon
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Hugh Grant y Marisa Tomei encarnan a una pareja que finalmente se encontrará entre sonrisas.

Al igual que en tantos otros países de habla hispana, el último film del realizador Marc Lawrence, que se titula Escribiendo de amor, no se dió a conocer en salas como estreno. Del director, nacido en octubre del 59 en Brooklyn, hemos conocido algunas ligeras comedias tales como Amor y palabras y la recientemente estrenada, Y... dónde están los Morgan, ambas con Hugh Grant, no se ha dado a conocer en salas en carácter de estreno. Y la película no llegó a los cines pese al éxito que ha obtenido a lo largo de los años por este actor, que desde mediados de los años 80 pasó a ser uno de los más reconocidos y esperados, en tanto llegó a redefinir la figura de galán, tras los pasos de toda una galería de figuras que hicieron suspirar a las espectadoras de generaciones pasadas.

Podríamos decir que con su casi eterno rostro de adolescente, rubio de ojos claros y siempre a flor de labio su gesto de picardía, Hugh Grant pasó a ser ese nuevo seductor que comienza a surgir en forma inmediata, cuando Richard Gere, luego de su American Gigoló, Reto al destino y Mujer bonita, ya inauguraba otro capítulo en su tan extensa filmografía.

El film que hoy comentamos en otros países se ha dado en llamar ¿Cómo se escribe amor? O bien Reescribiendo mi vida (un poco más cercano al original: The rewrite). El personaje que encarna Hugh Grant, Keith Michaels, con un Oscar al mejor guión hace ya veinticinco años, comienza a experimentar tras su separación (tópico muy recurrente) un bloqueo en la escritura, que se manifiesta en ese desgano y en esa ausencia de iniciativas y de creatividad. Al deambular por los mismos pasillos de quienes antes lo felicitaban, ahora sólo recibirá negativas ante la presentación de cada nuevo proyecto.

Estamos sí en el plano de la comedia. Una comedia que ciertamente no pasará a la historia pero que tampoco se comienza a olvidar tan pronto uno sale de la sala de cine. Grant aquí nos ofrece un rol a mitad de camino entre sus típicas comedias y cierto perfil dramático que conocíamos de otras realizaciones tales como Maurice y Lo que queda del día, ambas de James Ivory, Perversa luna de hiel, de Roman Polanski; Remando al viento, de Gonzalo Suárez, en la que interpreta a Lord Byron. ¿Y cómo olvidar en el renglón de las comedias su rol en el film de Woody Allen, Ladrones de medio pelo y posteriormente como ese Primer Ministro que se enamora de una joven de una clase social ajena a él, en la navideña comedia de Simon Curtis, Realmente amor, junto a Colin Firth, Emma Thompson, Liam Neeson y Keira Knightley, entre otros. Uno de sus film menos conocido es Improptu.

En el film que hoy presentamos, y ante un sorpresivo corte de luz que le señala definitivamente que él, Keith Michaels, ya no debe esperar respuestas afirmativas al presentar esas nuevas tramas argumentales, nuestro personaje va a tener que aceptar una nueva propuesta laboral, que de aquí en más, lo tendrá lejos del mundo de Hollywood, cuyos luminosos y emblemáticos carteles ahora le dan la despedida. Su nuevo destino es una pequeña ciudad que se encuentra a tantos kilómetros de Los Angeles y en la zona limítrofe entre Nueva York y Pensylkvania. Y su nombre, poco conocido, es el de Bimghamton.

Y ahora ya en la Universidad de esta alejada localidad, en la que ya no hay oficina de productores de cine, nuestro personaje pasará a sentarse frente a una clase a impartir lecciones de guión. Las referencias fílmicas van saliendo al cruce, entre el escepticismo de él y las inesperadas respuestas de sus alumnos, que poco a poco le comenzarán a manifestar sus sentimientos. Y en tanto estamos ante una "romantic comedy", ahí entre sus alumnos está una madre soltera que le despertará nuevamente sonrisas, personaje que intepreta una soñadora Marisa Tomei. Entre otros momentos, en una atmósfera nocturna, llegarán a aquel carrousel que formaba parte de la puesta en escena de uno de los episodios de The twilight zone. Y de labios de ella, Holly Carpenter, nos llegará la trama de aquel capítulo.

Actriz reconocida hoy a sus cincuenta años, Marisa Tomei, de familia italiana, ha asumido diferentes roles en variados géneros desde fines de los años ochenta. Y entre ellos, además del film Mi primo Vinny de Jonathan Lynn, que la llevó a obtener el Oscar a la "mejor actriz de reparto", por su labor junto a Joe Pesci y Ralph Macchio, la tenemos presente por su trabajo actoral en films tales como Sólo tú de Norman Jewison, Chaplin de Richard Attenborough, en el que compone a la estrella Mabel Normand; Bienvenido a Sarajevo de Michael Winterbotton, In the bedroom de Todd Field, al lado de Sissy Spacek y Tom Wilkinson, protagonizando un admirable rol dramático y el que asume, entre otras, en la nueva versión de Alfie, junto a Jude Law. Aún sin fecha de estreno en nuestro país, El amor es extraño de Ira Sachs le ha permitido componer a un personaje rico en matices, en esta historia en la que dos hombres, ya veteranos, a partir de haberse casado, luego de treinta y nueve años de convivencia, según la esperada legislación del 2011, comienzan a experimentar el rechazo, la hostilidad, de quienes lo rodean. En este aplaudido film en el que actúan John Lithghow y Alfred Molina, se plantean situaciones muy conflictivas que dejan al descubierto la hipocresía de un amplio sector de la sociedad.

En Escribiendo de amor o Reescribiendo mi vida encontramos a un tercer actor, J.K. Simmons, que mereció en la entrega de los Oscars de este año el premio al "mejor actor principal" por su labor en "Whisplash" de Damien Chazelle. En Reescribiendo mi vida, el actor interpreta a ese tal Doctor Lerner, que compon a ese personaje rector de este espacio universitario. Al igual que Hugh Grant, él también estuvo en el cast de un film de Woody Allen, el tan olvidado Celebrity del 98.

Si bien Escribiendo de amor no es un film que se pueda comparar con la no estrenada Palabras e imágenes de Fred Schepisi, en el que dos profesores en una universidad rivalizan sobre el poder y alcance de los conceptos que dan título al film, igualmente esta comedia nos lleva preguntarnos: ¿por qué sólo en formato de DVD? Ninguno de los dos films encontró sala de estreno y ambos finalmente llegaron a las estanterías sin haberse dado a conocer de la manera más esperada. En Palabras e imágenes, él profesor de Literatura y ella de Bellas Artes, ambos con sus historias y pesares a cuestas, se van acercando y alejando según las circunstancias. Y en ambos films es la escritura y todo acto creativo el que pasa a la escena, lo que permite que la historia de amor sea posible.

Sí, tal vez estamos en presencia de los llamados "finales felices". Y ¿por qué debemos temerles? ¿Es que acaso la historia de cada uno se borra porque un film cierra con un beso, un abrazo, una llamada? Y hay finales felices de tantas felices comedias y tensionantes dramas que pasan a ser los esperados, cuando los consideramos sinceros; momentos en los que podemos reconocer el resplandor de un estado de felicidad. Y aún en las situaciones de angustia, como le escuchamos decir a Paul Henreid y a Bette Davis, estando ambos en un hotel a orillas del mar, en el film del 42, La extraña pasajera de Irving Rapper, siempre podemos reconocer en las pequeñas cosas ese manifestarse de lo diferente, de lo que nos lleva a soñar y creer, a asombrarnos.

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