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Partiendo de una línea argumental bastante sencilla --en donde Samuel L. Jackson debe cuidar de un testigo protegido en su viaje en avión desde Hawai a Los Angeles--, el director David Ellis logró innovar dándole cabida a las opiniones de los cibernautas que se opusieron a la decisión de la productora de reducir el grado de violencia original del film. Sin recortes y potenciando el relato, el realizador dio lugar a una obra donde el terror se dispara cuando alguien libera en el avión una bolsa de serpientes venenosas con el fin de provocar la muerte del testigo ya sea por una mordedura letal o por un probable accidente generado por el caos desatado, en un film que suma además como coprotagonistas a Nathan Phillips y Byron Lawson.
Ambientada en la creciente Shangai de mediados de la década del 30, la última creación de James Ivory --Lo que queda del día-- tiene como actores centrales a Ralph Fiennes y Natasha Richardson. Ellos son los responsables de encarnar a un diplomático norteamericano retirado y a una condesa rusa que lejos está de poder disfrutar de su título nobiliario. Porque así como el primero intenta reconstruir algo de su vida al instalar un club nocturno después de haber perdido a su familia y de haber quedado ciego, la mujer soviética debe desempeñarse como bailarina y moza del local para mantener a sus hijos. Frente a la violencia y los cambiantes acontecimientos que marcan el pulso de la ciudad, ellos intentarán seguir adelante.
Después del éxito logrado con Sexto sentido y de la menos agraciada El protegido, M. Night Shyamalan vuelve al género del suspenso con un film protagonizado por Paul Giamatti y Bryce Dallas Howard. Esta vez, el director profundiza su vínculo con lo fantástico, a partir de la aparición de una ninfa en la pileta de un edificio de departamentos. Descubierta por Cleveland, el portero del lugar, la ninfa trasladará su conflicto al desconcertado empleado: las criaturas más peligrosas de su mundo de hadas le impiden retornar a su dimensión original. La ayuda de Cleveland será sustancial para encontrar una solución al conflicto, mientras la ninfa, con sus poderes, va anunciando el destino de quienes la rodean.
Apelando a los condimentos habituales de la fusión del thriller y el terror, Jeff Wadlow dirige un film en el que la acción transcurre en una escuela a la que cae Owen, un estudiante con problemas disciplinarios. Luego de integrarse a un grupo de muchachos tan inquietos como él, se suma a un juego en el que, cada noche, uno de ellos debe simular ser un lobo que atrapará a cualquiera de los participantes. Sin embargo, en medio de una de esas jornadas una joven aparecerá degollada, en lo que será el primer eslabón de una cadena de asesinatos misteriosos. Julian Morris y Lindy Booth aparecen como las principales figuras de una película que no tuvo una buena recepción de parte de la crítica.
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