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El título del espectáculo suena a desafío, casi a consigna para un verano tan particular como el que se está viviendo y que amenaza con desatar las más terribles tormentas a nivel político cuando marzo reciba al año en su conjunto. Muchas muchachas más podría sugerir también: "Hacen falta más, muchas muchachas", como Ofelia Castillo, Haydee Calzone, Judith Ganón y Alejandra Gómez, para poner al humor en el sitio privilegiado; en el sitio justo donde el teatro para bares se reencuentra con un espacio histórico como el de La Comedia, para recordar que sus fuentes abrevan en la tradición de los viejos comediantes del arte.
Los disparadores del espectáculo sobrevuelan por encima de aquello que "se quiere contar", para afinar la puntería acerca de cómo se quiere contar; algo que además de puente pueda ser el nexo para complicidades entre actrices y público.
La inminente llegada de las muchachas al escenario, viene precedida de las ya consabidas imágenes de video que parecieran ser últimamente uno de los recursos favoritos de estos espectáculos, donde se las ve acicalándose en los camarines con la excitación propia de las grandes estrellas.
Comienzan las gracias a todos los presentes, gracias a la vida, gracias en distintos idiomas, gracias a las compañeras de la secundaria, a los amigos, un agradecimiento exaltado que se parece mucho al que sienten en cada nueva función, la mayoría de las actrices y los actores rosarinos que sueñan con llenar teatros tan importantes o por lo menos las pequeñas salas independientes.
Paneo general a la platea con fuerte presencia femenina, primer disparador para estas muchachas ávidas de muchachos: lanzarse a develar la incógnita de la ausencia de hombres en la sala, temática recurrente y revisitada de todas las propuestas humorísticas donde la mujer, fijará posición y marcará las diferencias entre los dos sexos.
Hay una reconocible trama que atraviesa todo el espectáculo y lleva el sello inconfundible de la actriz, dramaturga y directora Alejandra Gómez, que asume el personaje "serio" y cuestionador y que se termina quedando sola en un pasaje de la obra, después de haber develado la verdadera identidad de cada una de sus "muchachas".
Esto dará lugar al famoso interrogante que la Gómez comparte con el público: "¿Algunas cosas me pasan a mí o les pasa a todos?", que se parece tanto al popular: "¿Seré yo o hace calor?" con el que hacemos pasar lo absurdo de la cotidianeidad por nuestro propio cuerpo.
El espectáculo tiene secuencias de alto voltaje teatral como el skecth de la increíble "Marga del Mar", un personaje que la dúctil Ofelia Castillo recrea, armado especialmente para la rutina de bares, pero que se potencia al aprovechar todas las herramientas que esta experimentada actriz rosarina despliega. Desde la utilización de su voz para componer una frustrada y esperpéntica cantante de boleros, género que ella misma declara, odiar, para pasar a enunciar una larga lista de cosas y personas que detesta y aborrece, donde quedan muy pocos en pie.
Marga le dedica el bolero "Abrázame así", a su marido recientemente cremado, mientras se aferra a la urna funeraria en un sórdido clima que nos retrotrae al universo almodovariano, del cual las cuatro muchachas son dignas representantes.
Haydee Calzone como traductora de "La cenicienta", versión del cuento en inglés a cargo de Alejandra Gómez, es otro momento exquisito del espectáculo que retoma lo musical en la voz de Eleonora Gotán, personaje creado por Judith Ganón, cantante rea y viajera, que pide al público que la ovacionen gritándole nombres de animales.
Castillo vuelve a lucirse con ese personaje ligado al más allá y al mundo de los muertos, otra composición dramática que más allá de la risa, deja interrogantes como el de pensar una realidad que nos debe dar más miedo que todo lo esotérico y las oscuridades al estilo "Sexto sentido".
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