El 12 de noviembre de 2015 hubiera cumplido cien a帽os Roland Barthes, uno de los pensadores m谩s influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Tanto en su Francia natal como en el mundo, se le dedicaron publicaciones a modo de homenaje. En Rosario, Nube Negra public贸 Roland Barthes, los fantasmas del cr铆tico, recopilaci贸n de ensayos editada por Alberto Giordano. El libro se present贸 en diciembre en la Universidad Libre.
Si bien se trata de una publicaci贸n independiente, los trabajos aqu铆 reunidos complementan de alg煤n modo a los art铆culos incluidos en Seis formas de amar a Barthes (Capital intelectual, 2015), un libro publicado en Buenos Aires, tambi茅n en conmemoraci贸n del centenario del semi贸logo. Giordano y Silvio Mattoni participan en ambas compilaciones. La publicada en Rosario tambi茅n incluye textos de Daniel Link ("Barthes 2015"), Carlos Surghi ("Barthes, o la intimidad como m茅todo"), David Fiel ("El nacimiento de la teor铆a. Roland Barthes y El grado cero de la escritura"), Sandra Contreras ("En torno a la novela barthesiana"), Juan Bautista Ritvo (La idea de novela: dram谩tica del yo escribo), Gonzalo Aguilar ("Un grano de la voz en la garganta profunda. Roland Barthes y el porno"), Sergio Cueto ("La m煤sica de Barthes"), Beatriz Sarlo ("Barthes no quiso") y Judith Podlubne ("Del lado de Barthes: Oscar Masotta").
Barthes falleci贸 en 1980, dejando una obra 煤nica. La generaci贸n formada en esa d茅cada lo tom贸 como horizonte. Fragmentos de un discurso amoroso fue la educaci贸n sentimental del estudiantado; los cr铆ticos de poes铆a a煤n se aferran a su concepto del yo l铆rico (v茅ase S/Z), mientras que en arte es ya imposible hablar de fotograf铆a sin la divisa "esto ha sido", que 茅l plantea en C谩mara l煤cida. En el campo intelectual argentino Barthes se ha vuelto invisible a fuerza de estar "demasiado cerca", por citar una frase de otro fil贸sofo melanc贸lico, el alem谩n Walter Benjamin. Pero nada peor para un intelectual que verse reducido a algunas f贸rmulas incuestionadas.
Por eso Roland Barthes, los fantasmas del cr铆tico es un libro en el que vale la pena adentrarse. Escrito con gran rigor acad茅mico, despliega un prisma que pone en perspectiva un corpus de obra inasible de tan diverso.
Al poder pensar un antes, un despu茅s y un afuera de Barthes es cuando se valoran sus aportes. Los autores no s贸lo analizan zonas conocidas y desconocidas de su producci贸n, no s贸lo definen con claridad conceptos clave para comprenderlo (como el de "estructuralismo"), sino que se arriesgan a escribir sobre la novela que no escribi贸 o sobre los autores argentinos que no ley贸 (Borges), o los que los criticaron sin saber leerlo (Carlos Correa) o los que s铆 lo leyeron (Oscar Masotta). Y hasta se animan a conectarlo con mundos aparentemente distantes (la pornograf铆a en la literatura y el cine, seg煤n el revelador trabajo de Aguilar) o, para 茅l, futuros (las redes sociales, en el diario de Facebook que construye Giordano, reactualizando en un nuevo formato su escritura sesgada, ef铆mera y fragmentaria donde el emisor es cambiante).
En el cruce entre cr铆tica literaria y psicoan谩lisis, los autores despliegan el concepto operativo de "fantasma" para reimaginar una obra que sigue desafiando, desde su car谩cter fragmentario y no totalizante hasta el sesgo subjetivo como dispositivo cr铆tico: sesgo que Barthes no quiso asimilar a la doxa (ethos que lo acerc贸 a Masotta y lo alej贸 de Borges), s铆 ofreciendo vistazos deconstructivistas de un sujeto que no es origen de su discurso: La muerte del autor es en esto un ensayo central.
Y la precisi贸n hist贸rica con que los autores reconstruyen los di谩logos entre Barthes y sus contempor谩neos permite vislumbrar como grupo de gente lo que alguna vez pareci贸 un pante贸n de deidades: Jakobson, Foucault, Lacan. No pod铆a faltar el Barthes humano, confesional: el que am贸 a muchachos, el que no volvi贸 a ser el mismo tras la muerte de su madre.
Una escena recurrente (ver el hermoso, casi novelesco inicio del ensayo por Sandra Contreras) es la de la escritura. La escritura como deseo que imanta, la novela como proyecto irrealizable, la literatura como loco intento de salvar la hiancia insuperable entre lo real y el lenguaje, se resumen en una "escena": la hoja puesta en la m谩quina de escribir.
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