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Domingo, 19 de junio de 2016
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Bersuit Vergarabat trae su arsenal multirrítmico esta noche en el Vorterix

"Es tiempo de volver a decir"

El bajista Pepe Céspedes anticipa la presentación del nuevo disco, producido por él, que se anima con canciones atípicas para la banda. "Vienen tiempos difíciles, muchas cosas volverán a cantarse de vuelta. Gritar por gritar no tiene sentido", dice.

Por Edgardo Pérez Castillo
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La banda de los pijamas eternos está a punto de cumplir treinta años de carrera.

A poco de cumplir treinta años de trayectoria, la Bersuit Vergarabat sigue descubriendo el modo de revitalizarse, aún cuando para ello no sea necesario más que mirar hacia adentro. Con la reciente edición de La nube rosa, su decimotercer disco, el grupo volvió a dar muestras de su efectiva propuesta multirrítmica en un trabajo que, por primera vez, dejó la producción en manos de uno de sus miembros: el bajista Pepe Céspedes, experimentado productor que, sin embargo, todavía no había tomado las riendas del grupo que ayudó a fundar a fines de los '80. Apenas unas semanas después de su desembarco en el Teatro Opera porteño (otro dato novedoso para una banda habituada al agite festivalero) y luego de que se confirmara la partida del guitarrista Osky Righi (uno de sus miembros históricos, que apostará por otros proyectos) la banda llegará a Rosario esta noche (a las 22, en el Vorterix de Salta 3519) para recorrer íntegro a su último material, en un show que promete la aparición de temas poco frecuentes dentro de sus actuaciones en vivo.

A lo largo de su extensa trayectoria, la Bersuit supo encontrar como aliados a productores de la talla de Gustavo Santaolalla, Cachorro López, Twetty González, Alfredo Toth y Pablo Guyot. Lejos de resultar un peso histórico, esas experiencias funcionaron como plataforma de aprendizaje para Céspedes, que asumió la labor de producción con naturalidad (sumando a Juan Bruno como productor asociado), según relató el bajista en diálogo con Rosario/12: "Desde el momento que empezamos con los nuevos demos, en febrero y marzo del año pasado, todos empezaron a mirarme. Es raro, porque tácitamente viene sucediendo desde siempre, más allá de que cuando estaban Cachorro o Gustavo ellos tomaban las decisiones sobre el repertorio. Con un consenso, pero por lo general las decisiones uno las descansa en ellos".

Sin esa figura externa, la confección del repertorio para La nube rosa se determinó por un democrático sistema de votación del que participaron asistentes, técnicos y el staff completo de Bersuit: Juan Subirá (teclados y voz), Carlos Martín (batería), Daniel Suárez (voz), Alberto Verenzuela (guitarra y voz), Germán "Cóndor" Sbarbati (voz) y el propio Céspedes.

- Algunos de tus compañeros definieron este disco como uno de los más bersuiteros del grupo. En definitiva, todos sus discos lo son: si algo ha logrado Bersuit es tener una marca identitaria fuerte.

- Claro, pero quizás en este disco nos permitimos canciones un poco más largas que las habituales, letras extensas. No es que no estuvieran en discos anteriores. Pero cuando nosotros nos entregábamos a un productor le dábamos los demos y después los productores decidían. Ellos son como los directores técnicos, cada uno tiene su estilo. Ahora al tener la producción a nuestro cargo le dimos lugar a canciones más "raras" dentro de lo que veníamos haciendo.

De la mano de esa experiencia renovadora, hace algunas semanas Bersuit avanzó sobre otro hecho poco frecuente: diagramar un show pensado especialmente para un teatro (el Opera), apostando a darle vuelo a canciones que no suelen tener cabida en sus potentes apariciones festivaleras. Según explicó el bajista, el de esta noche en Rosario será un show de similares características: "Si bien hay temas que no podés dejar de tocar, además de incluir al disco completo elegimos temas que no tocamos mucho en vivo. También elegimos temas que van bien arriba pero los pusimos al principio del show, entonces la gente quedó sorprendida. Entonces hacíamos una canción como La argentinidad al palo y después otra más tranquila, y así. Fue una linda experiencia".

- Sin plantearlo dentro de este formato, hay canciones que difícilmente encuadrarían en los shows de Bersuit.

- Sí, son canciones que sino no hacés nunca. Un poco yo fui siempre el encargado de hacer las listas en vivo, entonces a veces quería poner determinados temas y siempre había algún prurito sobre cómo podría recibirlo la gente. Son canciones para escuchar. Vengo de la época en la que, salvando las distancias, íbamos a escucharlo al Flaco Spinetta y te decía "bueno, esto es el lado A", tocaba los temas del disco que presentaba y después decía "esto es el lado B", y metía canciones que nunca había tocado y nosotros nunca habíamos escuchado. Eso está buenísimo. A mí me gusta eso, y en Rosario lo vamos a hacer.

- Respecto de ese prurito que tenían sobre la potencial recepción del público, no deja de resultar curioso, ya que si hay un público que debería estar habituado a la diversidad de estilos, ritmos y climas dentro de un repertorio, ése debería ser el público de Bersuit.

- Quizás tiene más que ver con ansiedades, con esas cosas que solemos tener. También venimos de años con agite, agite y agite, y eso fue dejando de lado lo otro, que es escuchar, hacer otro tipo de repertorio. Hay que buscar el equilibrio. Creo que es una buena época para hacer canciones de otro tipo, más profundas. Aunque, por supuesto, el agite va a seguir estando, al menos mientras nos dé el cuero.

- ¿Qué responsabilidad le cabe hoy a una banda como Bersuit?

- Nosotros hacemos lo nuestro, tenemos nuestro mundo de giras. Creo que vienen tiempos difíciles en el país y que muchas cosas van a empezar a decirse de vuelta.

- De hecho, ustedes mismos han reconocido en algunas entrevistas que hay temas que fueron emblemáticos durante el menemismo y que, ahora, recobran sentido.

- Sí, y también temas de otros. Se me ocurre ahora por ejemplo un tema como La marcha de la bronca, de Miguel Cantilo, que siempre vuelve. A este disco nosotros lo concebimos el año pasado, o sea que en un punto no se sabía qué podía pasar en el país desde el punto de vista político, así que no estaba definido como ahora para qué lado estamos yendo. Así que, en todo caso, si hay algo para decir lo diremos en el próximo. Lo que pasa es que no podríamos hacer un tema como Se viene el estallido, que es una canción que surgió de manera espontánea: se le ocurrió a Tito un día en Mar del Plata en el que apareció el gobernador de ese momento, Carlos Ruckauf, y fue a cantársela en la cara. Cuando nos mostró lo que le había cantado no lo podíamos creer, y quedó rápidamente en nuestro repertorio. Fue muy espontáneo. La espontaneidad es algo muy importante en todo esto. También la reflexión, pero me parece que no hay que forzar la máquina. La credibilidad también es importante, decir algo filoso, que tenga sentido y deje alguna marca. Gritar por gritar no tiene sentido, cuando es algo artístico tiene que tener algo más. Sino directamente vamos a gritar a la calle.

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