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Martes, 18 de octubre de 2016
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PLASTICA. Nueva edición de la Semana del Arte Rosario

Pensada desde el territorio

En su decimosegundo año, la SAR desarrolló una primera fase de trabajo junto a referentes barriales, que aportaron al debate que derivó en las próximas intervenciones. Todo con el foco puesto en los 200 años de la Independencia.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Roberto Echen durante la presentación de la 12SAR.

El próximo domingo se lanzará una nueva edición de La Semana del Arte Rosario, que volverá a pensar en lo histórico para disparar reflexiones sobre el presente y futuro del quehacer artístico. Porque luego de la propuesta realizada en 2010 con el Cabildo Abierto del Arte, el bicentenario de la declaración de la Independencia motivó a los organizadores a planificar el Congreso Abierto del Arte, donde apostaron a "ir más allá del formato académico típico que se conoce desde los discursos universitarios", según explicó a Rosario/12 Roberto Echen director del Departamento de Agenciamientos Artísticos del Centro de Expresiones Contemporáneas y curador de esta decimosegunda edición de la SAR.

Con una programación que se extenderá hasta el sábado 29 de octubre con propuestas en distintos puntos de la ciudad (la agenda puede recorrerse en www.rosariocultura.gob.ar/agenda/12 semana del arte rosario 2016), esta versión 2016 se nutrirá de las intervenciones que surgieron en la primera fase del Congreso, en cuyos paneles convivieron artistas, productores, gestores (tanto del campo público como privado) y referentes territoriales de los distritos de la ciudad.

¿Cuáles son los debates que debe darse el arte contemporáneo?

Uno podría pensar al arte contemporáneo como el debate mismo, debate que contrariamente a lo habitual se da desde las producciones. De todos modos los debates que plantea la producción artística contemporánea son casi infinitos, pero creo que el problema nuclear a debatir hoy en vista de lo que viene ocurriendo ya hace algunas décadas es si el "arte" existe en la actualidad o si, como algunos teóricos afirman, podría haber llegado ya a su fin. Ese debate reposicionaría lo que se produce dentro del campo y al campo mismo (en tanto podría ya no serlo). Por supuesto, lo anterior tiene que ver con que ya hemos comprobado que el concepto de arte que llega y abarca a la modernidad ya no da cuenta de las producciones contemporáneas. Tal vez si lo que se produce hoy se puede seguir llamando arte, lo hace desde un lugar que no tiene nada que ver con esa concepción que atravesó el pensamiento occidental (y occidentalizado) durante cinco siglos. Desde allí, la relación del arte con el espacio urbano, el vínculo con quien ya no puede ser más mero espectador, el modo de experienciar esas producciones, en qué tipo de espacios se sitúan, qué lugar o lugares tiene o puede ocupar en relación a los saberes y si pone en juego y en cuestión esos saberes. En relación a lo anterior aparece este lugar de ciertas producciones artísticas que resultan provocadoras porque no responden a los discursos inerciales atravesados por esos saberes que están deviniendo caducos y que piden a quien las experimenta tener que pensarlas (y pensarse) como parte de esa experiencia.

En esa misma línea, ¿qué debate debe darse dentro del arte rosarino? ¿Cuáles son las preguntas que debe hacerse?

Creo que hoy, que estamos conectados globalmente, el arte en Rosario o en cualquier otro lugar que provea las condiciones para producir esto que llamamos arte se hace ciertas preguntas similares (esas preguntas que no piden una respuesta sino modos de repreguntar desde el pensamiento de la producción) aunque por supuesto los diferenciales locales no son menores (es decir, esos diferenciales son los nutrientes para la posibilidad de que global no signifique homogeneizado). En Rosario creo que hay preguntas puntuales que tienen que ver con las relaciones "raras" entre una enorme producción artística y la falta de circulación y de una esfera de comercialización de la obra. En ese sentido La Fugaz, de la que vamos a tener la edición número 11, trata de empezar a generar un pensamiento en ese sentido. Estamos viendo que se está produciendo en la ciudad un incremento de los espacios dedicados al arte. Por eso este año vamos a hacer una Noche de galerías abiertas el martes 25 de octubre, para que todo el mundo visite las galerías hasta las 23, y vamos a traer invitados a quienes les interesa la adquisición de obras (coleccionistas, galeristas, etc) para que visiten esos espacios. Pensamos que se tiene que producir una colaboración entre los espacios y los institucionales oficiales para que el crecimiento se produzca desde la misma ciudad. Esto es incipiente y tenemos que trabajar contra una cultura que piensa desde los lugares capitalistas más primarios (en términos de competencia en un sentido muy restringido) pero sabemos que esto depende de un montón de factores que nos exceden y que además no es algo que se pueda producir en la inmediatez sino que hay que desarrollar programas en plazos más largos.

De cara a esta nueva edición, los organizadores buscaron fortalecer el vínculo con el territorio, con el objetivo ya no sólo de definir los espacios a intervenir sino, además, considerando su "historia, sus avatares y necesidades". "Por eso las intervenciones, siendo realmente disímiles, tienen en común el estar pensadas en una vinculación estrecha con el lugar (no simplemente una geografía, una topografía o una arquitectura sino el modo de ocupación por sus habitantes y sus vecinos)", apuntó Echen.

A partir de la experiencia acumulada, ¿la SAR se ha mostrado efectiva en relación a la posibilidad de acercar a nuevos públicos?

La SAR es ya (en la décima nos dimos cuenta) una especie de marca para la ciudad. Más allá de "hits" como la Noche de museos abiertos, que fue uno de las primeras acciones que nos demostró que la propuesta tenía serias posibilidades en relación al entramado urbano (entramado tanto conceptual como político y geográfico), la SAR ha ido trabajando en un sentido formativo en cuanto al concepto mismo de arte y su relación con la contemporaneidad (tanto como discursos artísticos y producciones específicas como en el sentido de lo que nos pasa aquí y ahora). Creemos que esta posibilidad de trabajo colaborativo que se abre en distintos planos de la actividad (tanto en relación al plano de la ciudad, al trabajo con la ciudad no como un todo sino como una diseminación desde sus diferenciales, como en relación a los espacios de arte) surge de que la SAR ha habilitado modos de experienciar y de pensar la producción artística que en la ciudad casi no existían o eran rechazados y que son los que permiten acercar las producciones artísticas al disfrute comunitario, sacándolas de los espacios sacralizados (y desacralizando esos espacios, como en Noche de museos). Una de las conclusiones de esta Semana del Arte es la publicación de las Declaraciones del arte de Rosario. En la fase I, el Congreso, invitamos a todos los espacios (los que hemos podido relevar, y pedimos disculpas si se nos han escapado algunos) que de una u otra forma se vinculan al arte a que (aprovechando la conmemoración de una Declaración que sería fundacional de un país) hagan su declaración sobre lo que les ocurre, cómo se sitúan, pero también a lo que desean desde esa vinculación con el arte de la ciudad. Nos parece un modo de situar a quienes desde lugares muy diversos están construyendo el espacio del arte rosarino, tanto como nosotros e incluso como los propios artistas.

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