Fue Marcel Prévost el que aseguró que "el hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma". Claro que el autor de Cartas de mujer no aclara si el sino a modificar pertenece al comprador o al vendedor del ejemplar. En el caso de José "Perico" Pérez, su relación con los libros se encuentra en un estadio aún anterior a la compra: el préstamo. "Me acuerdo que iba mucho a la biblioteca de mi barrio, en Alberdi. 'EstÃmulo al estudio' se llama", recuerda con un dejo de nostalgia el titular de Homo Sapiens, librerÃa de la ciudad que, habiendo cumpliendo ya un cuarto de siglo, bien se ha hace merecedora del calificativo de "emblemática".
La fecha no es exacta pero lo que es seguro es que ya pasaron 25 años desde que Perico convirtió su afición por los libros en un oficio, y su bolso lleno de tesoros de papel en una de las librerÃas más importantes de la ciudad.
"El aniversario tiene que ver más con la apertura formal del primer local de Homo Sapiens", cuenta el hoy vicepresidente de la Cámara Argentina del Libro, y se apresura a aclarar que en realidad "no era lo que se dice un local con todas las letras..., era más bien un sucuchito oscuro en un rincón de Humanidades. Pero a los fines que querÃamos, servÃa". "Los fines" en cuestión, tenÃan que ver con que corrÃa 1981, y en una facultad como la de Humanidades y Artes, no era tarea sencilla la de encontrarse con gran parte de la bibliografÃa. Más avanzado en la carrera (la de Historia), Perico descubrió en las dificultades de acceso a la bibliografÃa unversitaria, si no un filón, por lo menos un nada despreciable modo de ganarse la vida.
"Vimos la posibilidad de comenzar a traer algunos de esos libros que no se conseguÃan en Rosario. Al principio viajábamos en tren a Buenos Aires, con la lista de pedidos, visitando editoriales y distribuidores. Después, cuando las cosas empezaron a marchar, nos fuimos animando a comprar novedades y algunas cosas que creÃamos que se podÃan vender por acá".
Pero no pasarÃa mucho tiempo hasta que, plena dictadura, muchos vieran en aquél estrecho reducto en el que se compraban y fotocopiaban libros, una suerte de pequeña "JabonerÃa de Vieytes". "El 30 de marzo del 82 encabezamos una marcha en contra de la movilización de tropas a Malvinas. Poco tiempo después me eligen delegado y con eso, las presiones. Poco tiempo después me obligan a dejar el local, que estuvo cerrado por dos años". En ese interregno, Perico conoce a Gabriel Riestra, estudiante de Letras y compañero de militancia. Con él, promediando el año 85, abrirÃan la primer librerÃa ("con todas las letras", dirá), en un modesto local del Pasaje Pam.
"Lo hicimos todo de caña. TenÃa una onda bárbara, pero eso sÃ, no habÃa que mover demasiado las estanterÃas porque se venÃa todo abajo --recuerda risueño Gabriel--. Era una época de gran efervescencia. HabÃa una gran demanda de libros. Después de tantos años de censura, la gente, sobre todo los estudiantes, querÃan leerse todo".
A principios de los 90, H.S. alquila el local de Sarmiento al 600, un espacio que harÃa que Perico y CÃa. ganara algo más que metros cuadrados. "Pusimos un barcito en el fondo y hacÃamos cantidad de actividades en el entrepiso: lecturas, presentaciones, charlas... de todo. Los fines de semana se armaba una movida que llegaba hasta la calle", apunta Perico entusiasmado con el recuerdo. Capeada la crisis del 2001, el equipo, ya más agrandado, se dispuso a dar el próximo paso, y en marzo del 2004 inaugura el local que actualmente ocupan en Sarmiento 829. Con más de 50.000 volúmenes a la venta, una editorial con sitio web y un bar que funciona como un punto de encuentro, Homo Sapiens cumple 25 años. Y seguramente va por más.
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