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Domingo, 28 de enero de 2007
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Una sala histórica a la búsqueda de aquellos espectadores perdidos

La Sala Amigos del Arte cumplirá 63 años de funcionamiento. Por allí han pasado generaciones de actores y directores, y es una de las únicas que queda como testimonio del teatro independiente de la década del 70.
El director del grupo La Catapulta y de la sala, Raúl Marciani, habló con Rosario/12 de los proyectos, las carencias y las ganas de seguir creando.

Por Julio Cejas
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Con "Los muertos", el grupo La Catapulta se consolida. Comienza toda una etapa de investigación teatral.

En épocas como las que corren donde sostener un espacio para la cultura se hace cada vez más complejo, el trabajo conjunto de la tradicional Sala de "Amigos del Arte" (3 de Febrero 755) y el director teatral Raúl Marciani; vienen proporcionando al teatro local un espacio vital para la investigación y la producción de las artes escénicas. En diálogo con Rosario/12, el director del Grupo La Catapulta se refirió a la importancia de este espacio, haciendo un balance del año pasado y fijando las pautas y la programación de la Sala para el 2007. Amigos del Arte ﷓comenta Marciani﷓ "me permitió crecer en lo teatral y el Grupo La Catapulta es gracias a este espacio, uno de los pocos grupos que puede investigar, contar con los tiempos para ensayar, que es algo invalorable en esta ciudad donde se pierden salas como La Morada que era también otro sitio ejemplar".

La Catapulta que debuta en el 94 con la obra Ceremonia inútil de Julio Ardiles Gray, se afianza definitivamente como grupo cuando se instala en la Sala Amigos del Arte, constituyéndose para muchos en el elenco estable de dicha institución.

Según Marciani, a partir del estreno de Los Muertos el grupo se estabiliza y consolida su proyecto de investigación con gran parte de los integrantes que serían la base de La Catapulta: Eugenio Tamburri, Patricio Gil, Andrea López Medisa y Lucrecia Bonfils.

"El año pasado fue fuerte para el grupo, porque uno aprende de los errores, remontamos La casita de los viejos que se estrenó en el 2005 y esto significó un salto por que tuvimos que hacer tres reemplazos y a partir de allí comienzo a reflexionar acerca de la búsqueda estética del grupo y la inserción de gente joven que siempre es un desafío para alguien que como yo viene de la década del 70 formado en Politeama y Arteón", afirmó Marciani.

Con la vitalidad de alguien que se nutre fundamentalmente de una nueva camada de actores surgida de las escuelas de teatro de la ciudad, Marciani se encuentra abocado a la búsqueda de una metodología y una estética propias y Amigos del Arte parece ser el marco ideal para ese objetivo.

La Sala tiene una característica especial para Rosario porque es una de las pocas que se permite albergar en su programación diferentes estéticas, "el año pasado se presentaron propuestas tan diversas como Aires de Radio dirigida por María Teresa Gordillo, La Casita de los Viejos de La Catapulta y La Sociedad secreta revolucionaria que dirige Matías Martínez, tres grupos que no tienen nada que ver entre sí".

Marciani, responsable de la programación de Amigos del Arte, confiesa que hay algunas obras que se presentan que él no conoce pero sí a la gente que la produce y esto de alguna manera legitima la inclusión en la cartelera.

Ratificando este criterio de selección, en el 2006, el público que pasó por la sala, pudo tener una amplia perspectiva del teatro que se hace en la ciudad: Dos impactantes unipersonales como Povereta María, interpretado por Silvina Santandrea con dirección de Andrea Fiorino y Sólo los giles mueren de pie, en la versión de Carlos Romagnoli; son parte de una programación que incluyó trabajos provenientes de otras localidades como Casilda con la obra El príncipe Azul, dirigida por Edgardo Rossini.

Obras que van desde un tradicional sainete de Cayol, como El debut de la piba, aggiornada por la directora Araceli Yacuzzi; Floresta (una comedia del absurdo) dirigida por Mariana Russo; Igualita a mi mamá, adaptación teatral de un texto de Alma Maritano a cargo de la actriz Mónica Toquero; o la particular versión de George De Bernardis de la obra de Veronese, Formas de hablar de las madres de los mineros...; se dieron cita el año pasado con la presencia de cerca de 5.000 espectadores.

"Generamos un movimiento de público que tiene que ver con esa diversidad de propuestas, pocas veces los espectadores salen sin entender, apoyamos también cierto teatro hermético, la idea de Mauricio Caturelli de poner en escena aquí La Cuna Mecánica, es todo un signo de cómo se fue acercando cierta generación de jóvenes a los que le interesa experimentar y que generalmente convocan a otra franja de espectadores. Pero apuntamos a capturar a ese espectador que perdimos en la década del 80", aseguró el director y retomó uno de los temas siempre vigentes en el ambiente teatral y que tiene que ver con las razones que provocan la ausencia de público en las pequeñas salas del teatro no comercial. "Seguimos disputando una dura lucha con el cable, con el DVD y también con el poco apoyo que recibimos de las instituciones oficiales", dijo.

Marciani agregó que "la Comisión Directiva de Amigos del Arte se está dando cuenta de que las falencias técnicas de la sala son importantes, y por otra parte al Instituto Nacional del Teatro parece que no le interesa mucho la mantención de las salas", y explicó que "no sé si esto pasa en las otras salas, aquí no vinieron nunca los del INT a ver la calidad de las propuestas, nunca entramos en la Fiesta que organiza el INT, será porque seremos un grupo revulsivo políticamente o porque molestamos por la temática, pero vamos a seguir, yo vengo del teatro independiente y antes que existiera el INT nosotros hacíamos teatro; pareciera que estoy en contra del Instituto pero en realidad me molesta la gente que lo maneja burocráticamente".

Otro de los argumentos contundentes que esgrime el director de La Catapulta a la hora de destacar la importancia de Amigos del Arte es su ubicación en la historia del teatro local: "Amigos del Arte cumple en 2007 63 años y es una de las únicas salas que queda como testimonio del paso del teatro independiente de la década del 70, por aquí pasó Teatrika, Mirko Buchin y una gran cantidad de grandes actores y directores rosarinos, sólo por eso, por su historia, no se la puede relegar".

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