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En tiempos en los que la atiborración de parlantes hacen del surround el sonido del momento, Hugo Zuccarelli dedica sus días a la difusión y perfeccionamiento de un sistema que permite amplificar la holofonía, el invento al que él mismo le diera vida en los años 80 y que aun hoy parece un misterio para la industria musical. Sin embargo, el creador del peculiar sistema de grabación (que permite lograr una sensación tridimensional en la escucha) ya probó sus bondades en Final cut, el último disco de Pink Floyd, que derivó además en su vinculación con Roger Waters para su debut solista. A casi dos décadas de su descubrimiento inicial, Zuccarelli estará presente esta noche en Rosario para acompañar al debut de sus parlantes holofónicos, con un show que se llevará a cabo desde las 22.30 en Berlín y que tendrá a Esteban Sesso como protagonista, en el primer concierto de este tipo en realizarse en el interior del país.
En diálogo con Rosario/12, Zuccarelli resumió el crecimiento de su invención, desde el momento en que fuera probado por la brillante banda sajona. "Estuve investigando durante mucho tiempo, y el primer disco internacional fue Final Cut, que sacó Pink Floyd antes de que se separaran. Yo tenía 23 años, y en el transcurso de mi trabajo ellos se separaron, así que Waters me pidió que hiciéramos con holofonía su disco Los pro y contra de hacer dedo en la calle. En ese momento firmé un contrato muy grande con la CBS, y de ahí me fui a Estados Unidos a probar suerte en Hollywood. Pero en ese momento hubo una movida muy grande de los japoneses, que compraron todas las compañías discográficas. Hubo una decisión política con el asunto de la holofonía, porque ésta utiliza sólo dos canales (derecho e izquierdo), y con esos dos canales da una sensación tridimensional, incluso arriba, abajo, adelante y atrás. En ese momento los ejecutivos decidieron que querían hacer la cuadrafonía, que la propuso Dolby con el nombre de Surround Sound".
Pensándolo desde una política empresarial, el negocio del Surround cerraba a la perfección, lo que derivó en cierto ocultamiento de la holofonía: "Los mismos fabricantes de altoparlantes y electrónica hicieron un monopolio con los discos, cuando había una ley que lo prohibía. Compraron todo en el tiempo de Reagan y me sacaron la posibilidad de penetrar en el mercado, entonces empecé a trabajar en el altoparlante holofónico, para que permitiera que la música se escuchara con una fidelidad con la que todavía no era conocida".
Desde ese momento, fueron aproximadamente quince años los que debieron transcurrir para que Zuccarelli pudiera plasmar su idea. "En un momento dado me contrató la Nasa para hacer una demostración de holofonía para el programa del viaje a Marte --relató Zuccarelli--. Me pagaron mucho dinero y yo apliqué parte de ese monto para el desarrollo de ese altoparlante. Cuando descubrí cómo romper todas las barreras que me impedían que no funcionara se los mostré por primera vez a los de la Nasa, que se volvieron locos. Pero llegó Bush con su política de guerra y me di cuenta que si seguía adelante iban a utilizar mis técnicas para la guerra, y no me interesó. Pasaron dos años y entonces también vi que los atentados a las Torres Gemelas, junto con las invasiones a Afganistán e Irak, eran movidas políticas planeadas que nada tenían que ver con el terrorismo. Prácticamente me encontré con un país donde se repetían las situaciones que se vivían en Argentina cuando me fui en el 78, cuando había campos de concentración, desaparecidos, torturados. Cuando vi eso me volví a Argentina, donde empecé una nueva compañía para desarrollar los altoparlantes".
Mientras tanto, la aparición en Rosario del sistema de reproducción permitirá no sólo deleitarse con la tridimensionalidad sonora (posible de testear, auriculares mediante, navegando la red en busca de los sonidos holofónicos), sino además comprobar que son numerosos los problemas que podrían solucionarse utilizando los altoparlantes creados por Zuccarelli, que desafió: "Vamos a tratar de llamarle la atención a la gente, porque los altoparlantes resuelven problemas como los que ocurrieron en Cromañón. Aunque pongas la música muy fuerte dentro de una habitación, con estos altoparlantes afuera casi no se escucha, entonces no es necesario acustizar la sala y poner materiales inflamables".
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