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Jueves, 31 de mayo de 2007
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Durante cuatro días, Rosario se transforma en una fábrica cultural

Con la organización de la secretaría de Cultura municipal, hoy comienza "Ceroveinticinco", un festival que reúne diversas disciplinas en torno a talleres y espectáculos para jóvenes.

Por Edgardo Pérez Castillo
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Chiqui González, secretaria de Cultura de Rosario, gestora del proyecto. "Todo está orientado a la expresión y a la creación, no a la repetición ni al consumo".

A poco más de diez años de hacer su aparición como directora del por entonces flamante Centro de Expresiones Contemporáneas, Chiqui González (secretaria de Cultura municipal) lanzará hoy uno de sus proyectos más ambiciosos. Porque así como el Tríptico de la Infancia --conformado por el Jardín de los Niños, la Granja de la Infancia y La Isla de los Inventos-- se estableció como la base desde la cual pensar en una Ciudad de los Niños posible, el novedoso proyecto "Ceroveinticinco" establecerá nuevos parámetros para el acercamiento de los jóvenes (hasta los 25 años) a la producción cultural. En esencia, es ésa una de las claves de todo el asunto: permitir que la creación no sea privativa de las condiciones sociales o económicas.

En ese contexto, el lanzamiento llegará con el Festival Ceroveinticinco, propuesta que desde hoy y hasta el domingo se desarrollará a lo largo del corredor de galpones municipales (desde el Centro de Expresiones Contemporáneas de Sargento Cabral y el río hasta el Galpón 17 instalado en el Parque a la Bandera) y que reunirá a diversas disciplinas en torno a talleres, espectáculos y una interesante Fábrica Cultural que funcionará en el Galpón 15 entre las 16 y las 22.

Porque, de hecho, la apuesta no se reduce a las presentaciones artísticas de nivel (ver recuadro), permitiendo que los asistentes no se vean encasillados en el papel de meros espectadores, brindándoles en cambio la posibilidad de ser ellos mismos los responsables de generar arte, según admitió González a Rosario/12: "Todo el festival tiene esa tónica, porque tiene espectáculos de bandas importantes, pero no se busca que vengan millones a ver a las bandas, porque la fuerza de todo el festival está puesta en la construcción, en la creatividad y la inventiva de todos los lenguajes y soportes (porque en el CEC hay soportes varios, y es una maravilla). Se busca que el chico descubra vocación yendo a una fábrica cultural. Explicando que esto de fábrica cultural no es una fábrica de línea, explotadores o explotados, sino un lugar donde se juntan el arte, el diseño, el hacer y la materialidad, la funcionalidad, lo bello, lo que hace a la vida cotidiana. En algún momento, no muy lejos, pueden aparecer cooperativas audiovisuales, o vinculadas con los libros, el diseño de la madera, el juguete, el vidrio. Todo eso está pasando, porque hay distintos talleres, y en un lugar lo tenés a Diego Rosental de De la Guarda que da taller de aéreo y hay otro que da uno de cumbia. Y eso no es tan posmoderno, porque todo está orientado a la expresión y a la creación, no a la repetición ni al consumo. No es un evento donde se consume por todos lados, sino que se crea. El arte y la construcción embellecen, te dan un nivel de dignidad extraordinario".

Desde esa base, el festival contará con el trabajo coordinado de unas 250 personas, quienes permitirán el desarrollo de actividades simultáneas dentro de las distintas expresiones. Aunque, en definitiva, la mega reunión servirá como plataforma de despegue de un programa que perdurará en el tiempo, a partir del lanzamiento de la Credencial Ceroveinticinco, que podrá ser solicitada gratuitamente en La Casa de la Poesía, y mediante la cual los menores de 25 años lograrán importantes beneficios en distintas áreas (detalladas en el sitio www.ceroveinticinco.gov.ar), en pos de la construcción de una "ciudad joven".

"Pero no una ciudad joven desde el ghetto, sino desde la mirada nueva, de todas las expresiones y el lenguaje de los jóvenes, y desde los jóvenes para todas las edades --aclaró González--. Una especie de ciudad de la cultura donde haya desde lo audiovisual a lo musical, al circo, al cuerpo, al diseño. Rosario se lo merece. Entonces el derrotero mío es que el Tríptico se sistematice con una oferta integrada para las escuelas, y segundo que haya una franja joven del río. Algo que ya aprobó el intendente y donde están trabajando los arquitectos con una idea común, donde se van a licitar gastronomía y algunos aspectos culturales, pero va a haber un proyecto público. Para todo esto la herramienta de la credencial es una forma de sistematizar toda la acción pública, cultural, sobre niños y jóvenes".

Y concluyó: "La verdad es que la credencial es un cartón, pero en ese cartón están diez años de trabajo, de cimentar infancia y juventud, para que tengan territorio, expresión y lenguaje. Que tengan participación, independencia y capacidad de creación. Y educación, formación, encuentros solidarios que propongan un sueño anual. Que pueden ser combatir el analfabetismo o conseguir salas de ensayo para los jóvenes en cada distrito. Esos emprendimientos-sueño, que ellos deberán ver cómo llevarlos adelante, es lo que también estamos alentando. Somos múltiples e intergeneracionales, pero a la vez creemos en los distintos momentos de la vida, y esa credencial es una manera de invitar a la sociedad civil a sumarse, pero no de una manera trivial ni frívola, sino que es una herramienta que les haga sentir a los chicos que están en una ciudad especial".

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