Jaime Dri giró su cuerpo y mirando a cada uno de los imputados a los ojos, de izquierda a derecha, los identificó: "Ese es Daniel, él es Jorge, ese es Sergio II, el siguiente es Sebastián y el último es el Tucumano". Asà identificó claramente a Juan Daniel Amelong, Oscar Pascual Guerrieri, Walter Pagano, Jorge Fariña y Eduardo Costanzo, uniendo por primera vez en más de 30 años los rostros con sus nombres de guerra. Fue la medida más contundente en la causa Guerrieri-Amelong.
Esta es una sÃntesis de su testimonio:
De la Esma a la Quinta de Funes. Dri fue detenido y llevado a la Escuela de Mecánica de la Armada, y desde allà trasladado a la Quinta de Funes. "Cuando llegué a Rosario entré a un lugar donde habÃa un escritorio, y ahà aparece mi antiguo jefe, el TÃo Retamar, y me dice 'Pelado qué miserable que sos, caÃste con la misma camisa que usabas en Rosario... El TÃo me sigue visitando en la celda, me llevaba los cigarrillos, y me decÃa que habÃamos perdido, que él colaboraba con el Ejército. Después me enteré que salÃa con la Patota a operar y calzaba un 38. 'Fijate que esta gente es distinta' me decÃa, 'yo caà en la jefatura de policÃa, me tenÃan tirado, esta gente me rescató y me curó'. Y llega el 31 de diciembre de 1977: al atardecer me vienen a buscar, me sacan la esposa que me amarraba a la cama, me sacan la capucha y me llevan y ahà pude mirar por primera vez todo el espacio donde me encontraba. Y ahà fue recibir el abrazo de todos, algunos conocidos otros no. El Cabezón Toniolli, Juan Dussex, el TÃo, Leticia o Lucy que era su compañera, el Foca y la Gringa, que tenÃa un brazo enyesado, lo veo a Leopoldo que no lo conocÃa y a su compañera la Flaca. Estaba una compañera de nombre MarÃa Soledad, una que le decÃan MarÃa, que después me enteré que era MarÃa Reyna Lloveras, el Ignacio al que conocÃa, el Pipa cordobés que no lo conocÃa, el Nacho y la Nacha"..
* "DÃas después los detienen en Mar del Plata a Tulio Valenzuela y Raquel Negro, y los traen a Funes. Tucho dice que acepta colaborar. En pocos dÃas tiene acceso a la casa principal donde habÃa muchos archivos, y empieza a preparar el informe que iba a llevar a la conducción de la columna Rosario. Ahà participa el Nacho fundamentalmente. En una oportunidad me incluyen, veo lista de gente que simpatizaba con nosotros, gente en libertad, como el cura Mac Guire. Se emitÃan panfletos de la secretarÃa polÃtica. Nacho le llevaba al cura los panfletos a efectos que si alguien tomaba contacto con el cura se lo podÃa agarrar. Finalmente se arma la propuesta del viaje a México para entregar la conducción del movimiento. Ahà creo que se hizo un asado, porque venÃa Galtieri para hablar con Tucho. Se instaló en una piecita de atrás de la casa, me hicieron pasar, y hablé con él. Con Tucho hablé largamente".
* "Una tarde, en un vehÃculo se va MarÃa con el Seba que era su hijo, era un bebé, y entiendo que lo llevaron a la casa de los padres de MarÃa. También recuerdo que tiene que haber sido en los primeros 10 dÃas de enero que sale la comitiva a México. En esa comitiva fueron capitán Sebastián, el teniente Daniel, Bueno o el Barba y el Nacho. Hasta que una tarde una llamada de México, entró Jorge, y atendió, salió muy nervioso, y se fue de ese lugar, que a esta altura todos sabemos que se trata de la Quinta de Funes. El Foca muy calladito en un rincón me dice: 'Pelado, no abrás la boca que nos van a matar a todos, porque Tucho se fugó'".
El traslado a la Escuela Magnasco. "El que toma la batuta ahà es el Tordo, médico, es quien me cura las heridas. No se decÃa nada pero habÃa mucho movimiento, me acuerdo cuando el Tordo saca un arma y le parte la cabeza a la perrita de la Nacha. Al atardecer estaban los autos para trasladarnos. La orden fue ante cualquier movimiento sospechoso se abre fuego. Pensamos que nos iban a matar pero no, llegamos a un lugar, tabicados, nos suben, todos tabicados todos contra la pared. Pero pasado el tiempo el tabique se afloja, fui viendo las ventanas tapadas con periódicos y como el baño estaba abajo, nos pusimos un tarro para orinar en una esquina. Se habÃa caÃdo un pedacito de una esquina de una ventana y vi que estaba en calle Zeballos y por el ruido de los autos intuà que la otra era Ovidio Lagos. Otra cosa que pude ver fue un cuadro de un motor por eso pensé que se trataba de una escuela industrial. Después Toniolli me dijo que era la (Escuela) Magnasco. Eran vacaciones, los dÃas pasaron y habÃa que irse y entonces vino la noticia que nos Ãbamos a La Intermedia. En una noche nos subieron a un camión y nos llevaron".
El final. "El TÃo Retamar me tiraba chicanas, me decÃa 'decidite'. Pensé que a MarÃa la habÃan torturado, que habÃa dicho que nos Ãbamos a fugar. Lo concreto es que me anuncian que al otro dÃa me devuelven a la Esma. El Nacho me dice 'mirá que yo estoy entregando compañeros para salvarlos'. Y yo le dije 'eso no es salvarlos, estamos acá prisioneros'. A la mañana temprano el Teniente Daniel es uno de los que me llevó. Yo vivà porque era un trofeo de Massera, tuve la suerte de caer en manos de él y no de esta gente, porque nunca más vi a los compañeros con los que estuve en los tres centros clandestinos de detención".
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