"No sé si Dios existe. En cualquier caso, me tiene sin cuidado". Jean Paul Sartre
Uno: Me rÃo. Me hacés reÃr más cuando te lo cuento. Dios ha muerto. ¿Eso lo firmaba Nietszche? SÃ, claro. La muerte de lo universal y absoluto. No Dios, precisamente, quiero explicarte. No me oÃs. Dios ha muerto. Firmado: Nietszche. Camino por calle San Luis, a la altura de Mitre y lo leo. Nietszche ha muerto. Firmado: Dios. Justo lo leo hoy. No me hagas reÃr, me decÃs. Me voy a la Iglesia.
Dos: Hace exactamente un año que te lo confesé. Y, ¿sabés qué? No me arrepiento. Cuando terminamos de tomarnos nuestro vino, hace un año, el balcón seguÃa mirando hacia el mismo rÃo que no era el mismo y yo sentà que tampoco era igual que al comienzo de nuestra charla. El vino tinto es un gran compañero de secretos. El Malbec no sólo es el orgullo de la originalidad argentina. Es un gran compañero de confesiones, me dijiste. Siempre supe que no creÃa en Dios por convicción militante. No siempre, me decÃs. Si yo te conocà llevando las ofrendas en la Iglesia Corazón de MarÃa. Es cierto, pienso. Pensé y pienso. Fue como hasta los dieciséis. No me molestaba pedirle y rogarle a El, hacer la promesa si se cumplÃa lo solicitado, tranquilizar mi inquietud pensando en que habÃa alguien más sabio que entendÃa todo esto. Pero fue la militancia de los que decÃan representarlo, lo que me llevó a la duda. El dogmatismo tiene el efecto colateral de la duda. Y a militar casi en tono de dogma. Ya deberÃan saberlo los de sotana. El cura amenazaba con fuegos hirvientes y laceraciones de tridentes rojos para todos aquellos que desconfiaran. Anatemas. Cuasi asesinos. Y yo, te confieso, desconfiaba. No negaba. Y eso que era un adolescente. Apenas desconfiaba. ¿Por qué si El todo lo veÃa y sabÃa y, sin embargo, ¿yo debÃa pasar por la humillación de arrodillarme a la altura de las rodillas de unas sotanas y confesar lo que El deberÃa saber? ¿Cómo se es uno y tres a la vez? ¿Por qué su hijo no podrÃa ser el fruto del amor de MarÃa y José? ¿Levántate y anda no serÃa una catalepsia?.
Supe entonces, cansado de retos y admoniciones de domingo a las siete y media de la tarde, que al menos desconfiaba. Mientras lo escuchaba a aquel hombre, estaba seguro que El no existÃa. Hombres existencialistas que venden libros como La náusea perecerán en el infierno, dijo un dÃa el que pretendÃa encarnar el amar al prójimo como a él mismo.
La librerÃa tenÃa dos ejemplares del libro. Losada ediciones. Entonces la duda fue de ciencia. De pensar. Yo obedeceré hasta la muerte. Pero a mÃ. No sé si Dios existe o no. En cualquier caso me tiene sin cuidado.
Tres: La comunicación interauricular es una solución de continuidad a nivel del tabique que separa ambas aurÃculas. Puede estar situada en cualquier parte del mismo, siendo su localización mas frecuente en la región de la fosa oval, se denomina a este tipo de comunicación CIA de tipo ostium secundum. Normalmente, la sangre pobre en oxÃgeno (azul) regresa a la aurÃcula derecha desde el cuerpo, avanza al ventrÃculo derecho y luego es bombeada a los pulmones donde recibe oxÃgeno. La sangre rica en oxÃgeno (roja) regresa a la aurÃcula izquierda desde los pulmones, ingresa al ventrÃculo izquierdo y luego es bombeada al cuerpo a través de la aorta. La presencia de esta comunicación origina un circuito anormal de sangre desde la aurÃcula izquierda hacia la derecha generando una sobrecarga en esta última, que con el tiempo y dependiendo del tamaño de la comunicación, repercute sobre el pulmón y el corazón, hecho que sucede en la adultez generalmente. El ostium secundum es un orificio en el medio del tabique auricular que es el tipo más común de CIA. La comunicación interauricular se produce en el 5 al 10 por ciento de todos los niños que nacen con una cardiopatÃa congénita. Se desconoce el motivo por el que las niñas presentan este defecto con el doble de frecuencia que los niños. Los niños portadores de CIA del tipo mas frecuente son asintomáticos gran parte de su niñez. Algunos niños más grandes pueden presentar cierta intolerancia al ejercicio que habitualmente no revisten importancia y no es percibida por la familia.
A mi hija hay que operarla, me dijiste después de leerme el diagnóstico del mejor especialista del paÃs. No es justo. Hay que cerrarle un orificio en el corazón que la naturaleza no cerró. Tiene apenas cinco años. No se lo merece. Dios no es justo, me dijiste.
Cuatro: Florencia juega con su amiga invisible. Todas las mañanas, se sienta mirando hacia la cabecera de la cama doble, pone una almohada para que se siente "la señora" y le habla. A veces le lleva juguetes para que ella vea. Otras, sólo habla. Y mucho. No le entiendo demasiado, me dijiste una tarde. No le prestaste nunca atención, pensé yo. Florencia dice que "la señora" la cuida. Y que le dice que el médico también la cuida. ¿Y de qué la cuida el médico? ¿Si ella todavÃa no sabe? No entiendo, me dijiste. Por Dios, chillaste, no es justo. Por Dios.
Cinco: El ecocardiograma previo a la operación se hizo sin problemas. Florencia no le soltó la mano a la madre pero, raro, no lloró ni quiso bajarse de la camilla. Vos sà llorabas. Te pedimos que salieras. Aunque te entendimos. Los médicos tosen, tartamudean. Son varios. Se ve que el cardiólogo de siempre no puede solo. No está previsto, no hay antecedentes, es un caso de congreso. Florencia juega con su muñeca tonta, como le decÃs vos. La Barbie sonrÃe. Perenne sonrisa tonta. Pero, hoy, viene al caso.
El ostium no está más, dijo el médico. Se cerró. No lo entendemos. Yo pensé, te lo confieso ahora, que el primer estudio tenÃa un error y te habÃan dado las fotos del corazón de otro pibe. Eso pasa. Confunden pacientes. El médico mostró seis informes de Florencia. No hay error. No lo puede haber.
Florencia le dijo a la Barbie que "la señora" le habÃa pedido que le dejara un beso al médico. Nadie habló. Me puso la mano acá, dijo tu hija, y me dijo que te diera un beso. Acá era su pecho. El beso era para el cardiólogo. Florencia dejó de jugar con su amiga invisible. Hace un año. Justo hoy.
Seis: Te reÃste de la muerte de Nietszche y te fuiste a la Iglesia. ¿Por qué hoy? Porque hace un año de lo de Florencia y porque hoy es el dÃa de la Virgen. Ahora me sonreà yo. O vos creés que hay otra "señora"
Siete: Si es cierto como leà a los dieciséis que estamos condenados a vivir, a elegir porque somos seres arrojados a un solo probable que es nuestro fin, siento que ayudarÃa sentir lo que percibÃamos sin tanta pregunta cuando éramos adolescentes. Antes de la desconfianza. De la duda.
Pero es la duda la que nos hace vivir. La que nos impulsa a saber, a mejorar, a saber amar mejor. Eso me dijiste. ¿Y por qué vas a la Iglesia sin dudás? ¿Y por qué no? No sé si Dios existe. En cualquier caso, lo pienso con cuidado. Ahora, vos, me hiciste reÃr.
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