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Domingo, 4 de diciembre de 2005
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La llamada divina

Por Luis Novaresio
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Uno: ¿Cómo se te ocurre que habiendo ciento de miles de galaxias, lejanas unas de otras por años luz, va a haber un Dios que haya puesto los ojos en vos? Vos sos un tipo inteligente, no me embromes. Vos nos podés, seriamente, pensar que un llamado de un supuesto creador de todo va a llegar a La Florida, una tarde de sol, gente desnuda, exhibición costosa de un año duro de gimnasio para satisfacerte con miradas ajenas, y la llamada va a recaer en vos: quiero que seas sacerdote. Porque eso me dijiste. Esa tarde de despedida de noviembre, verano anticipado con mosquitos y humedad persistentes, vos me dijiste que Dios quiso apartarte de la banalidad de tu existencia (dijiste eso: banalidad de la existencia) y llevarte por un camino más trascendente.

Ya sé que no tomás alcohol. Vi cuando rechazaste el porro de las chicas de al lado nuestro y apenas si aceptaste un mate. Y ¿entonces? ¿Por qué querer ser cura?

Dos: Pienso que todos estamos acostumbrados a que muchos políticos manipulen las elecciones. Sin embargo, nunca me imaginé que pasaran cosas como las que pasan por aquí. Casi todos los candidatos trataron de comprar los votos, algunos candidatos lo lograron y otros se quedaron solamente en el intento. Los días previos a las elecciones se repartieron alimentos por todas las casas (no pudientes y pudientes), colchones, etc. El mismo día de las elecciones se pagó con dinero el voto de más de uno. Y a más de uno se lo sacó de su casa para que fuera a votar. Dentro de esta manipulación los que están más sometidos son los aborígenes. A esta corrupción política se le suma la corrupción de muchos de los habitantes del pueblo y de las colonias que se dejan comprar sus votos, muchos por miedo (ya que la gran mayoría son empleados estatales y tienen mucho miedo de perder su trabajo) y otros por conveniencia-complicidad. Algunos aborígenes le llaman a la época pre-electoral "la cosecha", donde ellos (como lo hacían antes en los montes) recolectan de cuanto político se acerca a darle. Haber participado de ésto hizo que no viviera el 23 de Octubre como "una fiesta de la democracia", porque si esto es democracia, ¿cómo será la tiranía? Indudablemente no me acerqué a felicitar a los ganadores, ¿cómo felicitar a los que ganan comprando los votos? Tampoco saludé a los que perdieron porque también ellos quisieron comprar los votos. La lista de candidatos aborígenes, que no ofreció nada a cambio, sacó solamente 130 votos. Los bueno de todo esto es que me ayudó a saber dónde estoy parado, o mejor dicho ¿estoy parado?

Tres: No entiendo el porqué. Y esto se lo debo a mis viejos. El preguntar el porqué, digo. De pibe, desde que tengo razón, en casa se pregunta el porqué de las cosas. ¿Y por qué no puedo guardar las cosas después de comer? Porque si dejás todo tirado y alguien pisa tus juguetes y se cae puede ser un accidente grave. ¿Y por qué no puedo quedarme a dormir en la casa de los chicos? Porque mañana tu padre se levanta a trabajar a las cinco y no hay quién pueda irte a buscar. ¿Y por qué no puedo tomar la comunión en la parroquia del barrio? Porque para eso hay que comprar un uniforme de saco, pantalón y moño que cuesta mucho.

Imaginate cuando le dije al cura que yo quería saber el porqué de la confesión. Antes de tomar este sacramento, cuerpo de Cristo, milagro divino del ofrecimiento generoso del hijo de Dios, viene la confesión. Reconocimiento, arrepentimiento y perdón. Dios perdona. ¿Y por qué yo debería arrodillarme en el confesionario, inclinar la cabeza y esperar que ese hombre sea el que me perdone?. Y allí vino el disparate. Cuando usted se sienta en ese cuartito de madera, le dije al cura, usted recibe la luz de esa lamparita por mensaje del Señor. La comunión no la tomé en esa Iglesia. Por el uniforme y por la lamparita.

Cuatro: Después de mucho dar vueltas comencé con las clases de toba: los martes de 7.30 a 9 de la mañana. Me está enseñando un maestro de escuela aborigen que ya está jubilado quien se preocupó por aprender el idioma para poder comunicarse mejor con sus alumnos. El tipo es un bohemio, pero como todo bohemio tiene muchas cosas muy interesantes. Aprender el idioma no es nada fácil ya que no tiene nada que ver con nuestra lengua castellana, y ahora admiro la capacidad que tienen los tobas de hablar perfectamente dos idiomas tan distintos como son el castellano y el de ellos.

Otra buena es que se han acercado aborígenes de tres de las colonias porque quieren tramitar planes de viviendas para sus colonias y estamos haciendo los proyectos. Esto hace que se esté creando una corriente muy linda con algunos de ellos ya que son varias las veces que viajamos juntos a la ciudad de Formosa para dialogar con autoridades del Instituto Provincial de la Vivienda.

Otra cosa muy linda es cómo estamos viviendo el Mes de María con las familias aborígenes tobas católicas: todos los días estamos saliendo con la gente de la Pastoral Aborigen de la Parroquia, con una imagen de la Virgen, a rezar el Rosario en un hogar toba distinto cada día; y allí los estamos invitando a que el sábado 10 de diciembre comencemos a formar una Comunidad Eclesial de Base en la casa de una abuela aborigen.

Cinco: Ayer te vi y sentí que las galaxias eran menos. Que los años luz se deberían poder contar con el viejo ábaco que teníamos de adorno en la escuela primaria. No puedo entenderte aún con eso de la llamada, de la convocatoria celestial para el ministerio de Dios. Me parece increíble. No es que no crea que no exista. Pero por qué (Otra vez los porqués) negar el resultado noble de la razón que tanto bien nos hicieron. Y a vos mismo. ¿Te acordás cuando te enojabas si nos poníamos el vaso de agua invertido sobre la cabeza, apoyado en la servilleta blanca, a la espera de las burbujas de la insolación?. No seas idiota, nos decías en la quinta de Funes de uno de nuestros amigos. Llévenlo al médico, que se hidrate, que salga del sol. O tus odios por la cinta métrica que se achica con el brazo de la curandera para sanar la indigestión. Te he visto quemar la cinta, maldecir las supersticiones, odiar el no a la razón.

¿Y entonces?. ¿Cómo es que podés creer en esa llamada, en el dedo creador descansado al séptimo día, la multiplicación de panes, peces y milagros?. ¿Por qué sumarte a un discurso bello, bello en serio, de solidaridad, amor, entrega para servir a las estructuras que dominan si piedad, antes a fuego, hoy a ignorancia?.

Porque es eso lo que me embroma de tu decisión. No que creas que El nos mira todo el tiempo. Sino que creas que esa mirada tributa impuesto a los ojos de los congéneres de negro y púrpura que usan su nombre. Y se paga. Y se sufre. Y culpa, culpa, culpa. No te creo que vos seas esto.

Seis: Desde hace unos meses recibo cartas de un colega tuyo. Es un cura que se enojaría mucho si digo quién es y donde trabaja. Lo hace al norte de estas pampas, en tierra toba, en caserío muy pobre. Te leí lo que sintió en las elecciones y con su comunidad toba.

Te perdono las galaxias, los años luz, la negación de la razón. Si tu camino es este otro cura, Dios existe. El milagro de unos días más, del 24, la palabra más generosa y comunitaria jamás pronunciada, tiene sonido real. Entonces, si es así, te entiendo que seas cura. Si no, claro, no.

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