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Sábado, 31 de diciembre de 2005
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Del lomo a las tres pimientas

Por Gary Vila Ortiz
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En algunos lugares ese lomo no es tan caro como puede parecer y de ninguna manera es menos exquisito. Se lo acompaña con papas a la crema y la combinación mejor no puede ser. Tengo entendido que la pimienta es el fruto del pimentero. La planta es originaria de las Indias orientales. Y no debe confundirse con el pimiento, que es una planta originaria de América. Tanto la pimienta como el pimiento son utilizados en numerosas comidas. Que sepamos hay tres tipos de pimienta: la negra, que es la que conserva la corteza; la blanca, a la que se la sacan, conozco también la pimienta verde, pero supongo que debe ser pintada a mano. El queso con pimienta verde es una exquisitez. Tal vez la pimienta verde tenga algún parentesco con el pimiento de Padrón, que es muy verde, pequeño y sumamente picante. Se cultiva especialmente en Galicia.

Pero mi mayor placer en el disfrutar de un lomo a la tres pimientas con papa a la crema, donde dos colores aparentemente tan opuestos como el negro y el blanco, no se odian como en el ajedrez borgiano, sino que se aman y se complementan; el mayor placer es el que mientras como, con algunas copas de borgoña como agregado esencial, es que durante todo ese tiempo no puedo dejar de pensar en el descubrimiento de América, en todas aquellas plantas que ofrecimos al mundo que las trató como quiso, de la misma manera que los colonizadores españoles y portugueses nos tratan como quisieron. Una edificante y consecuente conducta de quienes colonizan y siguen colonizando. Algunos más groseros y otros no tanto, pero más o menos se trata de los mismo.

La mayoría de los datos, por no decir todos, los busco en Pedro Henríquez Ureña. Uno para empezar; se ha demostrado que la batata (o camote o patata) llegó primero a Europa que la papa. Su dulzor tan particular hizo que gozara del beneplácito de los "príncipes". La papa, que después salvó a mucha gente del hambre, era considerada como algo más humilde, algunos consideraban que era buen alimento para los cerdos. Ignoro si hay quienes pueden pensar que los "príncipes" suelen ser cerdos.

De la pimienta ignoro en cuál civilización precolombina se la utilizó primero. No encuentro el dato o se me confunden los nombres. Primero debemos tener en cuenta aquellas palabras, ya que muchas designan plantas comestibles, que se designan en los distintos lenguajes que hablaban los pueblos indígenas. Según algunos filólogos, Rivet, por ejemplo, nos dice que las familias de idiomas que hablaban comprendían ciento veinte y tres familias, si bien en algunos casos esas familias se constitutían en una única lengua. Ignoro si las nuevas investigaciones han modificado esos conceptos, pero por ahora nos comformamos con ellos. De esas palabras muchas pasaron a los idiomas europeos, en especial al español. Del taíno, por ejemplo, de las grandes Antillas, pertenecientes a la familia arahuaca, contamos con barbacos, batata, batea, bohío, cacique, caníbal, canoa, caoba, carey, cayo, ceiba, cocuyo, guayacán, hamaca, huracán, iguana, macana, maguey, maíz, maní, naguas, papaya, sabana, tabaco, yuca; del náhuatl, la lengua de los aztecas, se cuentan aguacate, cacao, coyote, chicle, chile, chocolate, hule, jícara, petaca, petate, tamal, tiza, tomate; del quechua del Perú, alpaca, cancha, cóndor, guano, llama (el animal), mate, pampa, papa, puma, tanda, vicuña, yapa o ñapa; de la familia del Caribe proceden pocas: manatí, piragua, butaca, colibrí; de la tupíguaraní, ananás, copaiba, ipecacuana, jaguar, mandioca, maraca, ombú, petunia, tapioca, tapir, tucán, tupinambo.

Henríquez Ureña señala que las Américas han dado a la civilización universal muchas de sus plantas importantes; el cacao, la papa, la batata o camote, la yuca o mandioca, el tomate, el aguacate o palta, el maní o cachahuate, la guayaba, la papaya o lechosa, el ananás o piña, el capote o capotillo (de donde se extrae el chicle); eso además de los árboles de los que se saca el caucho, el tabaco, los catos, el henequén o sisal, el maguey, la yerba mate, la quina, la ipecacuana, la jalapa, el guayaco, la zarzaparrilla, la coca, la vianilla, el palo de campeche, el palo brasil, el quebracho, la bija o achiote, la jarandá o palisandro, y especies de judías o frijoles, de calabazas, de ajíes o chiles, de palmeras, de pinos, de algodoneros.

Cuando terminamos de hablar de todo esto, de todo lo que la América indígena le dio a sus conquistadores, pensamos que la devolución fue el trato que los colonizadores nos dieron a nosotros. Pero pedimos una segunda porción de lomo a las tres pimientas pensando que ahora, como venganza, los americanos le hemos dado al mundo, pero muchos sin tener nada que ver, al amigo Bush, que ahora sabiendo de sus diálogos con el Señor, no sabemos bien en qué se puede haber transformado. Y si lo imaginamos nos da mucho miedo el decirlo o solamente el pensarlo. Nos consuela pensar en Saint Exupery. "Uno de los tributos de la Divinidad es el silencio". Es probable, entonces, que Bush mienta acerca de sus diálogos con Dios. ¿Pero acaso algua vez ha mentido Bush?

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