Esta ventana es un ventanal grande y abierto.
Hay una avenida de dos manos, un cantero verde en el medio, y el mar atrás de la arena. Eso es todo. No hay mucho más que eso. Mujeres con los pantalones enrollados y los pies desnudos en la orilla. Un deportista que corre con una vincha en la cabeza. El señor y la señora de edad avanzada tratando de absorber con dificultad el yodo del aire. Y el mar. Todo el dÃa el mar. El mar de dÃa y con sol, el mar bajo la lluvia. El mar de noche. El mar.
Siento algo fuera de lugar. ¿Será este mar, que no es mÃo? Es el mar de otro paÃs. Es el mar que recorre la costa de Uruguay.
Estoy visitando este paÃs, adonde viven tres millones y medio de personas. Las veo pasar por la ventana. Tienen un termo y un mate en la mano. Parecen iguales a muchos argentinos. Sin embargo no son iguales. Son personas educadas. Son "muy" amables. No hay nadie que no me haya despedido con un "que pase bien".
¿Es que realmente no es mi paÃs? ¿No fue éste mi paÃs, no éramos uno, nosotros y la banda oriental? ¿No era Artigas el que querÃa un solo paÃs, grande y entero? Tengo que leer algún libro de historia y volver a aprender. ¿No habÃa muerto Artigas, solo, viejo, pobre, y exiliado? ¿Siempre dejamos morir asà a los que nos quieren unir, a los que nos tratan bien?
Sigo mirando el mar. Me gustarÃa vivir en esta ciudad, irme lejos de todo lo mÃo y compartir la vida con mis hermanos uruguayos. "Que pase bien". Me siento muy a gusto entre ellos. ¿Irme serÃa como "desertar"?
¿Es que se puede luchar contra la mentira, contra la angustia, contra la sospecha, contra la degradación de ver lo que no quiero ver cada mañana?
El mar está calmo, olas suaves, de esas que tienen la cresta blanca y enruladita. El mar está azul hoy, ayer estaba verde.
Vuelvo a mirar. Pasan autos comunes y silvestres. Pasan autos de plomeros, de pintores, de electricistas, de cortineras. Pasan autos con tracción delantera, pasan autos de porteños, autos con escaleras en el techo, autos descascarados, autos deportivos, pasan autos de gente de tierra adentro. Autos del RÃo de la Plata y de la banda oriental.
Para poder mirar el mar por esta ventana crucé gran parte de Uruguay. En el camino vi vacas negras y blancas y más vacas y toros y terneritos y terneritos y terneritos. Recuerdo que cuando era chica los campos estaban llenos de hacienda. Dicen que las vacas y los toros se fueron de mi paÃs. Ahora estén en los campos de Uruguay. Un dÃa se marcharon. Igual que Manuelita, la tortuga. Todos se van.
"Que pase bien".
Por la ventana no veo vacas. No hay vacas en Punta del Este.
Solo hay mar, y arena, y muchos, muchos edificios altos. Altos y vacÃos. Sin gente viviendo adentro. Soy como un edificio, también vacÃo.
Hoy miré el mar. Miré el paÃs. Muchos de los caminantes que pasaron por mi ventana no son uruguayos, son argentinos que huyeron. Porque ya son viejos y no les queda tiempo para vivir tranquilos, porque no les gusta cómo los tratan, porque quisieron encontrar una guarida. O porque el paÃs ya fue.
Huyeron, como yo quiero huir ahora.
¿El mar tiene la culpa de mis ganas de escapar?
Miro el mar. Es tan grande.
"Que pase bien".
Eso me dicen todos, varias veces al dÃa. "Que pase bien". ¿Le habrán dicho a Artigas "que pase bien" cuando se tuvo que ir?
¿El paÃs ya fue?
Estoy acostumbrada a levantarme cada dÃa con una ley nueva que modifica la anterior, lo que ayer valÃa, hoy no sirve más, estoy acostumbrada a que los plazos no se puedan cumplir, que las instrucciones del estado no sean claras, que nadie reciba su castigo, que los que trafican con efedrina, o con facturas truchas o con amigos, sigan traficando con otros amigos y con otras drogas. Estoy acostumbrada a que nadie sepa quién mató a Nora Dalmaso, o que todos duden de que si fue el marido el que mató a la GarcÃa Belsunce.
Nadie me representa. Nada me ayuda. Cada dÃa todo se hace más complicado.
Nadie me desea "que la pase bien".
¿Cómo serÃamos si hubieran escuchado a Artigas y fuéramos un solo paÃs, y no dos separados?
Mirando el mar sé que nada puede parar. El mar va a seguir estando allà enfrente de la ventana. Van a seguir las olas, el color azul de los dÃas de sol, el verde de los dÃas de tormenta.
El mar refleja lo que pasa, y no sé si "me" refleja, pero me enseña a que no se puede hacer nada. Sólo esperar.
Esa ventana por la que miro el mar podrÃa ser "mi" ventana algún dÃa.
Mi ventana al "que pase bien".
Que pase bien.
Toda una frase.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.